jueves, 25 de mayo de 2017

Diario de un viaje implanificado a Cuba





¡Salud!


26 de abril
Fuimos de nuevo a comprar una tarjeta para recargar el teléfono que tenemos de prestado, la fila es larga y lenta, hay una segunda fila que es atendida de manera rápida y expedita, una linda cubana nos explica que en la fila rápida se paga en moneda nacional y en la otra en divisa, dada nuestra condición de extranjeros nos toca la fila de divisa que es la lenta.
Tras nosotros un extranjero protestaba todo lo que podía, enojado por la aparente lentitud del servicio.
Trataron de explicarle, no sé si entendió pero no dejo de farfullar.
Al fin cuando entramos al local, hicimos otra fila, esta vez sentados, ahí no tardamos tanto. El amigo extranjero entró sin hacer escándalos pero se notaba que seguía su protesta en silencio. Nosotros salimos y aquel se quedó, no lo volvimos a ver.
Regresamos a nuestro cuarto, preparamos nuestros enseres para ir a Guardalavaca.
Marilyn nos consiguió un taxi. Don Antonio, hombre de edad y un excelente manejo nos llevó. El camino es agradable y este hombre es un gran conversador.


Camino a Guardalavaca

Entre otras cosas nos comentó de las escuelas militares que acá les dicen “Camilitos” por Camilo Cienfuegos, también nos contó que Colón llegó a estas playas, que había declarado algo así como “estas son las tierras más hermosas que ojos humanos hayan visto jamás”, que muchas provincias, incluso Matanzas, se disputan tal encuentro, pero que las formaciones geológicas de la región ponen en relieve que es esta zona y no otra la del encuentro.
Uno de los puntos importantes que –según nos dijo- dejó por escrito Colón, es el cerro llamado “Silla Guajira” por estar enclavada en la zona guajira y por el parecido a una silla de montar.
No pude sino admirar la increíble capacidad ocular de almirante, pues el cerro se encuentra a 20 kilómetros de Guardalavaca.
Don Antonio nos dejó en el lugar donde nos hospedaríamos, un pequeño departamento a no más de 200 metros de la playa, nos recomendó un lugar donde comer bueno y barato y se retiró con la promesa de volver por nosotros en tres días.


Relajado.

Guardalavaca es una pequeña población con una de las playas más hermosas que he visto, no es muy larga pero la arena clara y fina invita al descanso y la relajación.
Tras conversar con Taidé, dueña de la villa donde nos hospedamos, bueno, villa villa lo que se llama villa no, es un bonito departamento con aire acondicionado, un baño por cuarto (tiene dos recámaras) cocineta y un agradable patio-jardín.
Taidé es otra gran conversadora, no tanto por los temas que toca cuando charla, sino por su infinita capacidad de seguir hablando aun cuando ella iba subiendo las escaleras de su edificio, y no fue hasta que cerró la puerta de su departamento en el cuarto piso que paró de hablar y reír.
Fuimos a la playa, ya hacía falta.


Playa nublada

Por desgracia se había nublado algo el cielo, los colores no eran tan vibrantes como esperábamos y el agua estaba algo fría, pero el lugar es sumamente agradable.
Estuvimos ahí hasta bien entrada la tarde, en una de esas llegó un grupo de personas con una bocina portátil de alto poder, con música conocida como reguetón, asunto por demás deplorable.
Bailaban y se contoneaban como si algún mal bicho les picara las entrañas y el trasero, no critico, pero ¡Qué feo bailaban estas gentes!
Un asunto que nos ha perseguido constantemente durante el viaje, es este tipo de música sin raíz ni arraigo, en todas partes se escucha tanto el reguetón como a un individuo, no se su nombre, pero canta “Des-pa-cito”
No hay forma de librar aquella losa auditiva.
En otro alarde de agilidad mental me aprendí la letra de aquella canción.
“Tengo la llave de la prima”
Creo que había otro estribillo, no estoy seguro, pero para el caso…
Hay momentos en que cada quien puede hacer de su gusto musical lo que se le antoje, pero aquel ruido nada tenía que ver ante la sinfonía que la naturaleza nos brinda.
Un rato después apagaron su aparato, incapaz de acallar la bella melodía del mar, tomaron algunas cervezas y se fueron.
Se recuperó la paz del lugar.
Ya para la tarde nos regresamos al departamento.



Lupita leyendo.



4 comentarios:

Mariluz Morgan dijo...

Yo quiero ir ahí!!!!!!

Armando González dijo...

Y nosotros queremos regresar...

la Tucu dijo...

Armando, es imposible vencer al Despacito, parece que ese virus ya es pandémico, hay unos italianos infectados que protestan al comienzo pero después terminan emplagados....deben tener buena inmunidad si ustedes no cayeron!! quiero saber del apartamento, porque creo que Mimí fue pero estuvo en hotel, como ustedes fueron a casa de cubanos, ya lo planificaron desde Mexico así, o encontraron el lugar al llegar?

Armando González dijo...

Mi linda Fata Tucu, en el caso de Guardalavaca ya teníamos el lugar incluso pagado antes de iniciar el viaje, es de los lugares en que si cumplimos con la planificación previa.
El "Despacito" siguió acosándonos, incluso en el lugar que menos esperábamos...