martes, 6 de octubre de 2015

PIRATERIA, Qué historia

Barco Pirata


SOBRE PIRATAS

Es historia larga y apasionante, me costó mucho seleccionar para este post.

Luego de apasionarme con toda la historia y algunos personajes, me decidí tomar la historia de la piratería en el Caribe.






UN POCO DE HISTORIA
La piratería es una práctica de saqueo organizado o bandolerismo marítimo, probablemente tan antigua como la navegación misma. Consiste en que una embarcación privada o una estatal amotinada ataca a otra en aguas internacionales o en lugares no sometidos a la jurisdicción de ningún Estado, con el propósito de robar su carga, exigir rescate por los pasajeros, convertirlos en esclavos y muchas veces apoderarse de la nave misma.

Junto con la actividad de los piratas que robaban por su propia cuenta por su afán de lucro, cabe mencionar los corsarios, un marino particular contratado que servía en naves privadas con patente de corso para atacar naves de un país enemigo. La distinción entre pirata y corsario es necesariamente parcial, pues corsarios como Francis Drake o la flota francesa en la Batalla de la Isla Terceira fueron considerados vulgares piratas por las autoridades españolas, ya que no existía una guerra declarada con sus naciones. Sin embargo, el disponer de una patente de corso sí ofrecía ciertas garantías de ser tratado como soldado de otro ejército y no como un simple ladrón y asesino; al mismo tiempo acarreaba ciertas obligaciones.


Antigüedad
Las zonas de mayor actividad de los piratas coincidían con las de mayor tráfico de mercancías y de personas. Las primeras referencias históricas sobre la piratería datan del siglo V a. C., en la llamada Costa de los piratas, en el Golfo Pérsico. Su actividad se mantuvo durante toda la Antigüedad. Otras zonas afectadas fueron el Mar Mediterráneo y el Mar de la China Meridional.

Grecia y Egipto
Aunque los datos no son muy abundantes, por los mitos sabemos que los griegos clásicos fueron buenos piratas.Uno de los más famosos fue Jasón, quien guió a los Argonautas hasta La Cólquida en busca del Vellocino de oro, lo que, aunque no entre en la definición española de piratería, para algunos es, sin ningún género de dudas, un acto de piratería (personas que vienen por mar para robar).

También Ulises u Odiseo, según las traducciones griega o latina, realizó varios actos de piratería en su regreso a Ítaca, como narra Homero en la Odisea.

Roma
En la época final de la República, los piratas en el Mediterráneo llegaron a convertirse en un peligro, desde sus bases primero al sur de Asia Menor en las montañosas costas de Cilicia y más tarde por todo el Mediterráneo, puesto que impedían el comercio e interrumpían las líneas de suministro de Roma.

A diferencia de siglos posteriores, los piratas de la Antigüedad no buscaban tanto joyas y metales preciosos como personas. Las sociedades de aquella época solían ser en su mayoría esclavistas, y la captura de personas para ser vendidas como esclavos resultaba una práctica altamente lucrativa. Pero también se buscaban piedras preciosas, metales preciosos, esencias, telas, sal, tintes, vino y otros tipos de mercancías que solían transportarse en los barcos mercantes, caso de los fenicios.

Uno de los casos más conocidos de piratería de la época
lo protagonizó Julio César, que llegó a ser prisionero de los piratas cilicios (75 a. C.). Plutarco en Vidas paralelas cuenta que el jefe cilicio estimaba el rescate en 20 talentos de oro, a lo que el joven César le espetó: «¿Veinte? Si conocieras tu negocio, sabrías que valgo por lo menos 50». El cautiverio duró 38 días, en los cuales el rehén amenazó a sus captores con crucificarlos. Finalmente el rescate se pagó y el futuro cónsul de Roma fue liberado. Pero César cumplió su amenaza, y cuando recobró la libertad organizó una expedición, pagada con su propio dinero, durante la que apresó a sus captores y los crucificó a todos.

La piratería, sobre todo la perpetrada por piratas cilicios, alcanzó niveles preocupantes para Roma hacia el final de la República. En el 67 a. C., el senado romano nombró a Pompeyo procónsul de los mares, lo que significaba que se le otorgó el mando supremo del Mare Nostrum (el Mar Mediterráneo) y de sus costas hasta 75 km mar adentro. Se le concedieron todos los ejércitos que se encontrasen a las costas del Mediterráneo, contando así con unos 150.000 efectivos, así como el derecho de tomar del tesoro la cantidad que necesitase. Finalmente, se le proveyó con una flota bien pertrechada. En diversas operaciones eliminó en cuarenta días a todos los piratas de Sicilia e Italia y, tras el asedio y toma de Coracesion, a los piratas de Cilicia, acabando así, en cuarenta y nueve días, con los piratas de la zona oriental del Mediterráneo. Asimismo debe apuntarse que dichos piratas sólo presentaron la resistencia imprescindible para poder solicitar una rendición honrosa.
Esto ha sido un recorrido,que me pareció necesario, para poder apreciar desde cuando ha existido la piratería. En adelante enumero solamente según las edades, para centrarme finalmente en la piratería en el Caribe y luego conocer un poco la historia de algunos de los piratas más conocidos.
La Edad Media 
Siguiendo la división historiográfica clásica podemos dividir a la Edad Media en Alta y Baja. En la primera, los piratas protagonistas fueron los vikingos y los árabes; en la segunda, el centro de atención se desplaza más hacia el Mediterráneo Oriental y la creciente expansión del Islam.

Edad Moderna
Tres acontecimientos relacionados marcan la piratería tras la Caída de Constantinopla hasta la Revolución francesa:

  1. El descubrimiento de América por España.
  2. La exclusión de Inglaterra, Francia y más tarde Países Bajos tras el reparto de todas esas tierras entre España y Portugal por el Tratado de Tordesillas (bendecido por bula papal).
  3. Las inmensas riquezas halladas en el Nuevo Mundo.
Una cuarta circunstancia, no tan unida a las anteriores, la constituyó el creciente poderío musulmán, especialmente turco, en todo el Mediterráneo.

Algo que se puede notar ya en la Edad Media, es que los piratas estaban más en relación con el poder político del momento, si bien había piratas que obraban por cuenta propia, cada vez más fueron en coordinación con un poder político.

En la Edad Moderna el auge en el Mediterráneo, los Corsarios Berberisco (musulmanes),  los Corsarios cristianos a las órdenes de los reyes cristianos.

Me extenderé luego, ahora solo como para nombrarlo, en el Caribe comienzan los franceses y luego el corso inglés.
Esta historia de la piratería en el Caribe será el tema central.

Edad Contemporánea
El fenómeno de la piratería ya estaba muy disminuido a medida que los Estados podían fletar armadas nacionales sin recurrir a los corsarios. Al mismo tiempo, la progresiva organización y fortificación de las colonias y colonización de nuevas tierras como África cierra las posibilidades a los buitres del mar de atacar posiciones en tierra.


Sin embargo, la piratería continúa existiendo.
Siglo XIX: las costas chilenas
Siglo XIX: piratería en Estados Unidos: historia muy interesante, para relacionar la piratería con el poder político. Quizá el más famoso de todos, pese a su corta vida, sea William Walker, quien realizó tres expediciones para tomar distintas partes de América Central.

Piratería en los siglos XX y XXI: Durante el siglo XX, la piratería, ejercida de forma sistemática, está concentrada a reductos del Tercer Mundo. Los países que, se estima, albergan más piratas son Somalia, Indonesia y Malasia. En especial alrededor de Asia y en particular en el estrecho de Malaca, un estrecho canal entre estos dos últimos países y Malasia.

Curiosidad: En el siglo XXI, los ataques piratas se realizan con apoyo del GPS y se dedican a robar las cámaras digitales y otros objetos de valor a los turistas.20 Su zona de actuación siguen siendo las mismas que en el siglo XX (sureste asiático, el Cuerno de África principalmente), donde los Estados no tienen verdadera jurisdicción y, a veces, ni siquiera el poder para controlar a sus fuerzas, ya sean de seguridad o armadas.


Corsarios, piratas, filibusteros y bucaneros: consideré importante hacer notar estas clasificaciones que aparecieron en el Caribe.

Pirata era el que robaba por cuenta propia en el mar o en zonas costeras, piratería era “aquella expedición armada o empresa por mar con un fin lucrativo y sin tener la autorización del Estado”. 
El corsario actuaba igual que el pirata, pero frecuentemente, no siempre, se amparaba en una ética. Esta ética procedía de la aplicación de la ley de Talión y era el derecho de represalia. La patente real que se le entregaba, legalizaba su misión: “su participación en la guerra no podría ser considerada ni como un caso de piratería, ni como un acto de guerra privada”.
La sumisión de un corsario a un monarca se evidenciaba con la entrega de éste de una parte del botín. La comisión, en cualquier caso, convertía al monarca en socio y cómplice de las acciones de su corsario.Si el pirata era un personaje romántico, porque luchaba contra el sistema, el corsario era, en cambio, clásico, porque combatía y defendía el orden existente.
Los bucaneros fueron una creación exclusivamente americana. Tomaron su nombre de la palabra “bucan” o “boucan”, que parece ser de origen Karib –para otros historiadores es Arawak, lo que es más improbable- y se refería, a la forma que los indios (caribes) asaban la carne, la asaban y ahumaban a la vez, esta acción se llamaba Bucan, y quienes la preparaban bucaneros, y las vendían a quienes querían comprarlas; piratas por lo común, que merodeaban por sus latitudes. Más tarde se hicieron también piratas, pero siguieron utilizando el mismo gentilicio para designarse a sí mismos. 
Los filibusteros resultaron de la fusión de los bucaneros y los corsarios. Los filibusteros aparecieron a partir de 1630 y principalmente en la isla Tortuga. Es un fenómeno exclusivo del Caribe que transcurrió desde 1630 hasta 1680.

Tanto los bucaneros, como los filibusteros tempranos, carecieron de nacionalidad. Eran principalmente franceses e ingleses, pero no respetaban los buques de su país. Atacaban cualquier buque mercante –y esto lo equiparaba a auténticos piratas- pero preferentemente a los españoles, por ser los que transportaban cargas más valiosas. Las potencias enemigas de España decidieron atraérselos a su lado con objeto de que actuaran contra las naves peninsulares. Se convirtieron así en unos piratas con patente para asaltar posesiones y buques españoles. El hecho de que contaran con la colaboración inglesa, francesa y holandesa les permitió empresas de mayor envergadura que las realizadas por los bucaneros, que actuaron de forma independiente.
Para terminar conviene aclarar que piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros son tipologías representativas de un oficio de ladrones del mar que tenía infinitos eslabones intermedios, imposibles de definir. Veremos así piratas semi-corsarios, corsarios semi-piratas, bucaneros semi-filibusteros, etc. 

La piratería en el Caribe español

La Ruta de las Indias que seguían las embarcaciones españolas, cruzaba el océano Atlántico rumbo a Cuba o a La Española. De estas islas partían rutas hacia el continente: a Veracruz, Portobelo, Maracaibo, La Guaira, y Cartagena de Indias.

Durante los primeros siglos del dominio español en América, los piratas intentaban, y en muchos casos lograban, robar valiosos cargamentos de oro y otras mercancías procedentes del Nuevo Mundo abundaron en el Mar Caribe, que presentaba un lugar ideal para la actividad por su abundancia de islas en las que los piratas podían refugiarse.

En el siglo XVII el trópico de la América hispana se convirtió en el escenario donde actuaban a destajo los lobos del mar, a menudo amparados por los grandes países de Occidente (principalmente Inglaterra, Francia y Holanda).

Se llamó corsarios a los que actuaban por cuenta de sus reyes, quedándose con parte del botín. Por su lado, los simples aventureros y ladrones fueron conocidos con el nombre genérico de bucaneros y filibusteros. Sembraron el terror y la desolación en las poblaciones situadas en el Golfo de México y el Caribe. Veracruz, San Francisco de Campeche, Cuba, Santo Domingo, Cartagena de Indias, Honduras, Venezuela, Panamá y Nicaragua fueron los lugares más castigados, víctimas de saqueos, asaltos y asesinatos.

Resaltan las figuras del galés Henry Morgan, de los franceses El Olonés (de nombre Jean David François de Nau) y Michel de Grammont , el holandés Laurens de Graff, Lorencillo (llamado así por su corta estatura; otros hacen referencia a él como Lorent Jácome), todos ellos piratas sin escrúpulos. Los peores asaltos que se recuerda fueron: Maracaibo por El Olonés, Veracruz por Grammont y Lorencillo y Puerto Bello por Morgan. Estos lugares azotados y desprotegidos no contaban con ninguna defensa por parte del Imperio español de ultramar.

Decadencia de la piratería caribeña

El desastre de la Armada Invencible produjo en España, y en especial en Castilla, una sensación de pánico ante la indefensión frente a un posible contraataque de Inglaterra y las Provincias Unidas, lo que llevó a los procuradores a atender las demandas de Felipe II que solicitó y obtuvo 8 millones de ducados para nuevas naves y fortificaciones. Este nuevo impuesto fue conocido como Los millones y resultó terrible para los españoles en general y los castellanos en particular, especialmente para las clases más humildes, pero la cantidad fue abonada con creces.17


Al año siguiente de la Armada Invencible, los ingleses atacaron Galicia, cosechando una terrible derrota. Al mismo tiempo, las fortificaciones en América, como la inexpugnable Cartagena de Indias, fueron reforzadas por los mejores arquitectos del Imperio (como Bautista Antonelli), poniéndole la tarea mucho más difícil a los piratas.

En el siglo XVII aparece una serie de aventureros que llenan las costas americanas y que van en busca de fortuna. Son mercaderes y negreros, bandidos y contrabandistas. Navegan por iniciativa propia pero con dispensa pública de sus gobiernos respectivos. Se dedican casi exclusivamente al saqueo de las riquezas obtenidas por los españoles, para su propio provecho. Tenían su cuartel general en las colonias de Barbados y Jamaica. Esta llegó a ser la isla más rica y fuera de la ley del mundo. Los piratas se adueñaron de esas costas por espacio de 200 años.

En la Isla de la Tortuga (frente a las costas de Haití, rodeada de islotes, lo que hace que, a veces, sea mencionada en plural como Las Tortugas), los bucaneros tuvieron una base internacional durante los siglos XVII y XVIII. Formaban una asociación llamada Cofradía de los Hermanos de la Costa. 

No se conoce el preciso origen de esta cofradía, pero se sabe que llegó a elaborar una constitución que regiría sus vidas. Se presume que era transmitida por tradición oral, ya que no se han encontrado registros escritos al respecto.
Resumo algunos de estos preceptos:

  1. «No existe la propiedad individual». Entendiéndose por esto la propiedad de un determinado terreno. Quiere decir que la isla es de todos y para todos; cabe destacar que los barcos de la cofradía tampoco tenían un propietario fíjo.
  2.  «La Cofradía no tiene injerencia en la libertad de cada cual». Quiere decir que no habría impuestos ni imposiciones de trabajos forzados ni código penal. Cualquier problema entre hermanos debía solucionarse solamente entre ellos. La participación en travesías es completamente voluntaria y no existirá obligación alguna cuando llegue la hora de componer tripulaciones o armar un ejército.
  3.  «No se admiten mujeres». Esta ley sólo se aplicaba a la restricción de mujeres blancas en la isla, ya que representaban un tipo de propiedad individual. Esta ley evitaba que se formaran formas de vida estables que pusieran en peligro la libertad adquirida. Sólo se admitían mujeres negras y esclavas, puesto que las esclavas no eran consideradas personas que pudiesen «apresar» a un hombre en tareas indignas para un hermano.
Lo más curioso de esta constitución es la total ausencia de deberes. La Cofradía sólo teme a la omnipotencia, la dictadura, la tiranía. Los nuevos integrantes eran bienvenidos, ya que esta sociedad se hacía más fuerte cuanto más numerosa.

En toda esta selva de piratería hay un personaje insólito que representa el auténtico romanticismo pirata. El Capitán Misson, de nacionalidad francesa, era un idealista, preocupado por la justicia, por construir un estado utópico en alguna isla del Océano Índico. Se ha dicho de él que es un equivalente al Quijote en el mundo de la piratería. Sus biógrafos cuentan que siempre repartía equitativamente el botín entre su gente y que dejaba en libertad al capitán de la nave apresada. Misson aparece sólo en la obra de Charles Johnson, cuyo cuento de Misson no conviene con los datos disponibles; por eso, la mayoría de los historiadores de la piratería consideran a Misson un mito.

Historia de un corsario - filibustero famoso 


Henry Morgan
(Gales, Reino de Inglaterra, c. 1635,  Jamaica, 25 de agosto de 1688)

Su padre, Robert Morgan, fue un rico labrador con antepasados militares.
La versión más popular de sus primeros años es relatada por Alexander Olivier Exquemelin en su libro Los Bucaneros de América: Siendo muy joven, Henry fue secuestrado en Bristol, vendido como sirviente en Barbuda y terminó habitando en Jamaica.

 Años después, al leer Morgan el pasaje sobre su servidumbre en una traducción inglesa, demandó a los editores en lo relativo a tal punto. La querella resultó en una indemnización de 200 libras esterlinas y públicas excusas. Renegando de tal episodio, manifestó ser sirviente de «Su Majestad» y de nadie más.Otra versión de su arribo a América plantea que formó parte de una expedición inglesa que tomó Jamaica en 1655.

En connivencia con los gobernadores jamaicanos, bajo autoridad británica, y en medio de diversas tensiones políticas con potencias de la época, emprendió varias campañas bélicas contra las posesiones españolas en la zona del mar Caribe. Realizó su primera operación a gran escala en 1668 al saquear la ciudad de Puerto Príncipe (actual Camagüey) en Cuba, y culminó con la atrevida acometida a la ciudad de Panamá en 1670. En este lugar, a pesar de tener las circunstancias en su contra al atravesar el istmo de Panamá a través de la selva, y con evidente desventaja de hombres y armamento, demostró sus dotes de mando al encabezar una banda de asaltantes hasta lograr la victoria.

Este audaz golpe, que causó una honda impresión en Europa, le reportó un gran botín, pero provocó el malestar de las autoridades inglesas, que acababan de firmar un tratado de paz con España, puesto en entredicho por este acto de rapiña. Llamado de vuelta a su patria, se defendió hábilmente de los cargos que sobre él pesaban, en lo que se vio favorecido por el empeoramiento de las relaciones entre Inglaterra y España.


De esta manera, no sólo retornó rehabilitado al Caribe, en 1674, sino que lo hizo con el título de caballero y con el cargo de gobernador de Jamaica. Sin embargo, fue destituido al poco tiempo, acusado de corrupción, lo que no le impidió acabar sus días viviendo como un rico hacendado.


Ref: wikipedia.org
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