viernes, 22 de julio de 2011

Trágico final de dos grandes músicos cubanos negros: Claudio Brindis de Salas, padre e hijo.

Buenos Aires. Monte de Piedad. Casa de Empeños. Tarde fría, cálida, gris, soleada... ¿quién se acuerda? Entra un violín de la mano de un negro en harapos. Fue hace cien años, en 1911. Nadie está vivo ya para acordarse. Este negro que necesita dinero para comer dice que el violín no es robado.


— Sí señor, es mío.
— Le doy diez pesos.
—Yo ahora soy pobre, pero fui rico y famoso. Es un gran violín.
— Le doy diez pesos.
— Escuche usté.


Empuña el arco y suena la cascada de octavas, las tercerolas, un fragmento del concierto para violín de Mendelsohn.
— Le doy diez pesos.
— Los necesito, pero no lo venda, por favor. En tres días volveré a buscarlo con el dinero.

El dueño de la tienda extendió el recibo, le dio los diez pesos. El negro no volvió.

El 1 de junio de 1911 se recibió una llamada en el servicio de Asistencias bonaerense. Desde una fonda y posada llamaban para solicitar el auxilio a un moribundo. En la sala de urgencias le quitan un chaleco recamado, que debió de ser muy costoso. Registran sus bolsillos y encuentran recortes de críticas musicales de The Musical Times, de Londres, del Corriere Italiano de Florencia. Y programas doblados y borrosos donde aún puede leerse con claridad: "Intérprete: el violinista cubano Claudio Brindis de Salas. Barón, miembro de la Légion d'Honneur y músico de la corte alemana".



Parece leyenda, mito urbano acompañado de violín, pero es verdad. La noticia necrológica de 1911 está recogida por el escritor y periodista uruguayo-argentino Juan José de Soiza Reilly, figura también controvertida, carismática, investigador de las luces y las sombras de los genios barriobajeros, del lumpen artístico y de la bohemia oscura de la época.

La vida supera a la literatura en la tragedia, es un tópico. ¿Quién iba a creer, en una América de principios de un siglo XX, todavía marcada por los desatinos de la esclavitud, que un negro pobre podía ser el digno dueño de un violín Stradivarius? Pero un violín de coleccionista, tan valorado en las actuales subastas de Sotheby's, no sirve para el pan de un músico cuando no hay conciertos que tocar.

Puesto que no existen grabaciones de este músico ni la de su padre, muerto también en la pobreza en honor y recuerdo de ambos, padre e hijo, les pongo un requiem de otro notable músico cubano, Esteban Salas (1725-1803), sacerdote, que compuso mucha música religiosa, especialmente coral, barroca, y resulta ser la mas antigua música grabada culta cubana que se conserva y de cuya música se afirma que teniendo la impronta europea ya presenta elementos latinoamericanos; también compuso villancicos de hermosos versos.



Y no se pierdan este otro de Esteban Salas, con coro Exaudi, de Cuba, claro: Qué dulce melodía


Claudio Brindis de Salas, padre (1800-1872)

Era violinista, también dominaba el contrabajo y poseía una hermosa voz de barítono, componía, pero debió dedicarse a la música popular para ganarse la vida. Dirigió por ello la más popular banda de música bailable de su tiempo (contradanzas, minuets, valses), La concha de oro que podia llegar a  tener hasta cien músicos en ocasiones.
Fue victima, como varios otros músicos, literatos y poetas negros y mestizos  de la represión desatada por la llamada conspiración antiesclavista  de La Escalera, 1844. Fue encarcelado, torturado,  desterrado de Cuba y "amnistiado" posteriormente por el gobernante Marqués de Someruelos, pero a su regreso a Cuba  no volvió a cosechar los éxitos de antaño y murió en la pobreza y el olvido.  Los músicos y los poetas eran parte de esa intelligensia negra que podía resultar peligrosa para el sector dominante, y por ello se vieron involucrados en el fenómeno de la conspiración antiesclavista, la mayoría sin pruebas que los implicaran. .


Claudio Brindis de Salas, hijo (1852-1911)

Su padre, quien le habia enseñado sus primeras lecciones de violín, decidió muy temprano que su hijo estudiara en Europa, escapando de igual suerte que la de él mismo como negro habia corrido,  para lo cual logró aportes de personas pudientes en Cuba y fuera de ésta que vieron en el niño un talento  prodigioso al verlo ejecutando complicadas piezas cultas musicales. Muy temprano pudo trasladarse a Paris y estudiar en su conservatorio.
Su virtuosismo y su pasión de intérprete parecen estar fuera de toda duda. El repertorio interpretado estaba plagado de grandes dificultades y respondía a todas las exigencias técnicas que habían hecho famosos a Nicolo Paganini, a Pablo Sarasate, y al cubano José White. En cualquier caso, el genio de Brindis de Salas no pasaba inadvertido ni para el público ni para la crítica y al finalizar sus estudios ya era conocido por el sobrenombre de "El Paganini negro" y también como "El Rey de las octavas". Lo cierto es que Claudio Brindis de Salas, hijo, incluía en todos sus conciertos obras de una brillantez que no dejaba indiferente a ningún auditorio europeo.
 Brindis se había convertido en lo que su padre quería: un triunfador excelso que tocaba en La Scala, en San Petersburgo, La Fenice y ante las grandes cabezas aristocráticas de Europa, desde el Rey de España hasta el Kaiser Wilhem II de Alemania. El emperador quedó fascinado con su arte y decidió que aquél negro merecía mucho más que aplausos. Ante la mirada atónita de sus coetáneos, el Guillermo II le hizo barón del Imperio alemán y lo nombró violinista de su corte. Francia le concedió la orden de la Legión de Honor, la Cruz de Carlos III el rey de España.

Brindis se casó entonces con una dama de la nobleza alemana, olvidando un episodio matrimonial de unos años antes en la Martinica. Pero pesaba en él la carga de la necesidad de demostrar, de probar, de ostentar. Continuó con sus conciertos de repertorio espectacular, los alardes técnicos y la gestualidad romántica que ya estaba en vías de desaparición.

Comenzaron entonces las críticas adversas. Algún crítico señalaba en 1885 que más "era un virtuoso que un artista" y que su programa había sido en su mayor parte efectista . Esa crítica, aparecida en The Musical Times, puede haber sido el comienzo de una serie de tropiezos marcados por la decepción y el cansancio. Entonces vuelve sus ojos a América y se suceden sus presentaciones en México, Argentina, Santo Domingo, Puerto Rico, Estados Unidos.

Buenos Aires fue con él particularmente generosa. Cosechó enormes triunfos y fue allí donde le regalaron un violín Stradivarius, que le acompañó por muchos años en noches de música todavía gloriosas. Para entonces se había olvidado de su familia alemana, de su círculo en Francia. Sólo quedaba la obsesión de la gloria y una necesidad acuciante de sobrevivir cada vez con menos. 

Solo quería vivir de su música. De país en país y de barco en barco. Con sus programas, sus recortes de periódicos y sus condecoraciones a cuestas.
Pero los grandes de Europa lo olvidaron y Cuba, la del padre vencido y olvidado, le era a la vez temida y ajena.

viernes, 15 de julio de 2011

Mundo Alas, y León Gieco

Dedicado a aquellos que, ante la adversidad, despliegan sus alas.
A Adriana Cantale.


León Gieco, cantautor argentino, nació en un pequeño pueblo de la Provincia de Santa Fé llamado Cañada Rosquín, hace casi 60 años.
Su origen fue sencillo, y cuando la vida lo trajo a la gran ciudad la simpleza lo acompañó siempre. Ya consagrado como músico, León es solidario con las causas justas, y con otros artistas que están dando sus primeros pasos...

Al término de algunos recitales de León Gieco, se acercaban a conversar con el ídolo muchas personas. En algunos casos, esas personas eran discapacitados que sólo querían hablar con el cantante. Y no sólo encontraban en León a su personaje admirado, sinó también a un tipo sensible y dispuesto a escuchar las inquietudes artísticas que muchos tenían...

Así comenzó la idea de compartir con ellos un proyecto artístico que no tiene precedentes en Argentina: un elenco de personas con dificultades motrices o intelectuales, pero sin dificultades para hacerle frente a la vida, guiados por el cantante consagrado.


"Cuando los conozco, me doy cuenta de que todos piensan lo mismo: respetuosamente quieren demostrarles a los otros chicos discapacitados que el arte es muy importante para ellos, porque pueden manifestarse. Un chico con atrofia muscular, que no puede moverse, si le das un pincel, descarga todas esas imposibilidades -que son las posibilidades que nosotros tenemos- en esa pintura, y puede llegar a ser una gran pintura", señala Gieco. "Yo los fui conociendo en distintos momentos de mi vida, fueron llegando solos; no estaba preparado para esto, pero se dio así".

"¿Para qué quiero pies, si tengo alas?", había dicho Frida Kahlo. Y esa frase dio nombre al proyecto.

Muchas historias hay detrás de Mundo Alas: Alejandro Davio (por una hidrocefalia soportó 17 operaciones y ahora toca la guitarra y compone); Demián Frontera (por un accidente a los 14 años quedó paralizado de la cintura para abajo, pero ahora baila en su silla de ruedas); Carlos Melo (nació con parálisis cerebral y conduce un programa radial con los shows de Mundo Alas); Raúl Romero (vive en el Cottolengo Don Orione y es el locutor oficial del grupo), y los chicos de AMAR: jóvenes con Síndrome de Down y excelentes bailarines de tango. Pancho Chévez, que nació sin brazos ni piernas, no sólo aprendió a tocar la armónica sino que ya compartió escenarios con Los Piojos, La Bersuit, La Renga, Almafuerte, Las Pelotas y Raly Barrionuevo; grabó tres discos y editó un libro; tiene un humor a prueba de todo, y va por más. Eso sí, siempre acompañado por su fiel asistente y amigo Beto. También se incorporaron pintores sin manos, que engalanan los recitales con sus obras. Y tantos otros...

El fenómeno "Mundo Alas" creció, se incorporaron personas de todo el país, fusionaron su arte, y la idea de realizar una gira nacional entusiasmó a todos.
Esa gira nacional quedó plasmada en un film, que documenta lo vivido por estos seres increíbles, que no sólo encontraron la oportunidad de expresarse mediante el arte que cura: también lograron darnos una enseñanza de coraje.



El grupo también participó en 2010 en los escenarios de los festejos por el bicentenario de la República Argentina.


Esta historia sigue, sigue la esperanza de continuar, a pesar de todo, desplegando las alas...


¡¿QUIÉN DIJO QUE TODO ESTÁ PERDIDO...?!

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martes, 12 de julio de 2011

FACUNDO CABRAL- El mundo es mi casa


Vagabundo first class y Violentamente pacifista - así solía definirse


Facundo Cabral nació en la ciudad de La Plata el 22 de mayo de 1937, su padre se fue de la casa un día antes de su nacimiento. El nació en una calle de la ciudad de la Plata, desde su nacimiento, fue como marcado, a vivir vagabundeando.
Vivieron en Berisso con la abuela algunos años, hasta que los echaron de la casa donde vivían y comenzaron a vagabundear de ciudad en ciudad, muchas noches durmiendo en la calle.

Hasta que la madre, con él y sus 6 hermanos partieron hacia Tierra del Fuego, en el sur de Argentina.
Facundo cuenta que fue autista hasta los 6 años de edad, cuando pronunció su primera palabra, nombró a su madre Sara, para luego quedar en silencio nuevamente hasta los 9 años.

A los 9 años de edad le dice a la madre que se va a la ciudad donde hay trabajo, en ese entonces ya 4 de sus hermanos habían muerto, y 2 estaban enfermos, no tenían trabajo, ni casa donde vivir.
La madre lo acompañó a la estación de tren y le dijo: "este es el segundo y último regalo que puedo hacerte, el primero fue darte la vida, el segundo libertad para vivirla".

Llegado a la ciudad de Buenos Aires, sabiendo que el presidente Perón le daba trabajo a los pobres, preguntó a un vendedor donde poder encontrar a Perón.
Al vendedor se le ocurrió una manera en que podía llegar al presidente, al día siguiente en la Catedral de La Plata habría un tedeum por el aniversario de la ciudad, en el cual participarían Perón y su mujer Eva.
Viajó a La Plata y la noche anterior se quedó durmiendo en la calle a un costado de la Catedral, al otro día, eludió todas las barreras policiales hasta acercarse al auto, y pudo preguntarle a Evita ¿hay trabajo?. Evita dándose vuelta: "al fin alguien que pide trabajo y no limosna, claro que hay trabajo".
Así consiguió trabajo en la ciudad de Tandil para su familia, cuidando una escuela a cambio de casa y comida.

Pero, siguiendo como un mandato, dejó a su familia ubicada y nuevamente se fue a vagabundear.

El mismo cuenta, que tenía mucho odio dentro, y era violentísimo, quemaba autos y una vez hasta rodeó con gasolina una escuela. Hasta que a los 14 años de edad, habiendo robado 3 botellas de alcohol (ya era alcohólico) , justo delante de una comisaria, lo apresaron.

Así llegó al reformatorio en Azul, y comenzó un cambio en su vida. Un sacerdote jesuita llamado Simón, lo sacó de los pabellones, porque le dijo: Facundo, te van a matar, eres violento, acá hay bandas y estás solo. Lo llevó a dormir a una biblioteca, y él le preguntaba: ¿y ese libro que habla? y el sacerdote empezaba a contarle, era un gran contador, el libro era Las mil y una noches, preguntó por otro y el sacerdote le contaba, y era La divina comedia del Dante Alighieri.
Un día el sacerdote le dijo, en vez de que yo te siga contando no quieres que te enseñe a leer y escribir. Facundo dijo, "lo voy a pensar" y al otro día comenzaron, y en tres años le enseñó para que pudiera defenderse en la vida.

A los 17 años, se escapó del reformatorio, con ayuda del sacerdote. Y volvió a vagabundear, moviéndose de noche porque tenía miedo que lo atraparan pensando que el mundo estaría persiguiéndolo.
Así en Mar de Ajó, encontró otro vagabundo, también llamado Simón, que al saludarlo lo llamó príncipe, porque así se llama al hijo del Rey. Facundo, confundido, le aclaró que su padre se llamaba Cabral, pero Simón le dijo que ese era el esposo de su madre, que él era el hijo del Rey, el único padre, "hace un tiempo vino el gran hermano, Jesús, y nos dijo que El es el padre de todos nosotros". Así que somos una gran familia, que vivimos en una casa, el mundo.
Simón le contó el Sermón de la Montaña, y Facundo conmovido, luego compuso su canción de cuna, ya que fue un nuevo nacimiento.

Vuele Bajo


En 1959 comenzó a tocar y cantar, hasta llegar al hotel Hermitage de Mar del Plata, y Facundo cuenta:
"El portero no me quiso dejar entrar. Yo ya lo quería moler a golpes cuando salió el dueño y para evitar el escándalo me hizo entrar.
Uno de los músicos secundarios programados para esa noche había faltado y me ofrecieron subir al escenario.
Ahí me acordé de algo que decía mi madre: - Cuando no sepas qué decir decí: 'no sé qué decir' -. Entonces subí y dije: No sé qué hago acá, yo entré a pedir trabajo, me dieron un cuarto, comí como un animal, no hablé por teléfono porque no tengo a quién llamar...-
La gente se reía, pensaba que yo era un comediante. Vi que había respuesta, igual que con los campesinos, y empecé a contar historias. Ahí comenzó mi carrera artística."

Comenzó como el Indio Gasparino, haciendo música pop, y tuvo bastante éxito. Luego, al tiempo, cambió por su verdadero nombre y música folklórica.
En 1970 graba su canción más conocida "No soy de aquí, ni soy de allá", con un éxito inmediato.


En 1976 la dictadura militar argentina, lo obligó nuevamente a vagabundear, se tuvo que exiliar, se fue a México, y se calcula que recorrió 165 países.

En 1982, mueren en un accidente de avión, su mujer y su hija, la madre Teresa de Calcuta lo llama por teléfono, y nuestro vagabundo parte a Calcuta.
Aquí habla de la madre Teresa, también cuenta de Ray Bradbury y su amigo admirado Jorge Luis Borges:


Regresa a Argentina en 1984, para luego comenzar una gran gira internacional en 1994. En 1996 es nombrado Mensajero Mundial de la Paz por la UNESCO.

En los últimos años ya vivía siempre en hoteles, no tiene casa, sí un lugar donde regresar, compró por consejo de amigos una suite en un hotel de Buenos Aires donde lo esperaba su biblioteca, siempre vagabundo, un trotamundo.

Y el vagabundo first class, como se llamaba a si mismo, fue a vagabundear allí, donde el Rey esperaba a su príncipe con los brazos abiertos:
"No perdiste a nadie, el que murió simplemente, se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón. ¿Quién podría decir que Jesús está muerto? No hay muerte, hay mudanza. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Mchelangelo, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas, y nos aleja porque nos hace desconfiados" - Facundo Cabral

El 5 de julio del 2011 en la ciudad de Guatemala, al despedirse expresó: "ya les di las gracias a ustedes, las daré en Quetzaltenango, y después que sea lo que Dios quiera, porque El sabe lo que hace". El 9 de julio moría en la ciudad de Guatemala víctima de un atentado.

Y a nosotros, ¿que nos dice Facundo Cabral?

"Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perugia, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileros, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman, Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven, Caravaggio, Rembrant, Velázquez, Picasso y Tamayo entre tantas maravillas"

Gracias, Facundo Cabral