miércoles, 30 de mayo de 2018

Viaje a La Habana 2018

La Habana 2018


29 de enero.

Nos despertamos tarde y lo tomamos con calma, los habitantes de la casa salieron todos salvo Wifi, perrito loco de esta casa de magníficos locos.

A eso de la una de la tarde salimos rumbo a Centro Habana, dispuestos a aplanar las calles habaneras.


Escultura en la Plaza San Francisco.


Iniciamos el paseo en el muelle de la lanchita de Regla, de ahí tomamos la calle Obispo y comenzamos el recorrido.










Los añosos edificios se suceden uno tras otro, hermosos, antiguos y llenos de historias.











Casa Humboldt


Pronto dimos con el parque Humboldt, al frente de este parque se reconstruye un edificio que en su momento habitó el sabio alemán en su épico recorrido americano, pronto será sede del museo dedicado a su memoria y al trabajo que realizó durante su estadía en la isla.






Casa Humboldtt

Por cosas de la suerte, re encontramos un pequeño restaurante bar llamado “La Reliquia”. Ya antes, en un viaje anterior, habíamos estado aquí pero luego no recordamos donde era que estaba, en fin, ya está.


La Reliquia.


Atienden muy bien, trato amable y bien servido, pedimos una tabla de queso, aceituna y jamón mas alguna bebida espirituosa.

No quisiera sonar a comercial, pero… de 5 a 8 hay hora feliz y dan clases de baile.

Antes tengo que contarles que pasamos por una librería de viejo, éste local lo visitamos durante nuestro primer viaje a Cuba y prometí no regresar por el trato francamente hostil del encargado. Por fortuna ahora atiende una pareja bastante eficiente y amable en su trato. Lupita consiguió un libro inconseguible.








Regreso a La Reliquia, después de refrescarnos salimos al mercado donde atiende su puesto Ponce, tiene en venta la obra de Jorge Oliva, hijo de Ana.
Aretes, pendientes, pulseras, y otros objetos de plata con un trabajo preciosista y hermoso.
Jorge Oliva trabaja una técnica que llama “aracné” que da resultados deslumbrantes.

Salimos del mercado rumbo al malecón, casi al llegar nos dimos cuenta de la falta del libro inconseguible de Lupita, así que regresamos sobre nuestros pasos con rumbo a La Reliquia, lugar último donde recordamos tener el libro.

Y sí, ahí estaba el libro, justo donde lo dejamos. Punto extra para La Reliquia.



Con el Caballero de Paris.





Paseamos un rato por el malecón, la bahía está en calma y disfrutamos la tarde-noche habanera.




Ya por la noche pasó por nosotros Jóse y el Unicornio. Al llegar a casa de Ana nos enteramos que sus análisis han dado buenos resultados, esperemos a ver cómo evoluciona.

Hoy llega a La Habana Arlén y mañana nuestra amiga Pato. Al parecer también entra un Norte.





lunes, 28 de mayo de 2018

Viaje a La Habana 2018




28 de enero

Después de un muy buen desayuno nos alistamos para salir a un destino que ya hemos dejado demasiado pendiente en viajes anteriores, la Casa-Taller de Fuster.
Jóse pasa por nosotros, el lugar es bastante lejos.

El Unicornio nos conduce por el malecón, grandes olas rompen contra el farallón y riegan con sus aguas marinas las aceras. Del malecón tomamos la quinta avenida, lugar de grandes casas que actualmente son sede de embajadas.

Tomamos rumbo a Jaimanitas, reparto donde se encuentra el taller de Fuster.

Como dato, pasamos por el llamado “punto cero”, que es el lugar de residencia de Fidel.




Jóse no sabe bien cómo llegar al taller de Fuster, también es la primera vez que visita el lugar, así que consulta el “GPS Cubano”, es decir, preguntar a los vecinos del lugar, con los datos recibidos llegamos al lugar.




No hay palabras para describir este maravilloso sitio, formas, colores, texturas, estructuras que se conectan con otras con magia y total desdeño a lo tradicional, una imagen tras otra, sin fin, sin principio, continuidad de arte, amor a Cuba.




El lugar es una locura, Fuster ha construido el paraíso surrealista.




No solo ha transformado su casa en aquella maravilla, también ha trabajado en casa de sus vecinos hasta lograr que su barrio se convierta en su obra.




No ha terminado, actualmente trabaja en un mural gigantesco que retrata distintos países de Latinoamérica.







Si bien Fuster trabaja la pintura y el barro, su material favorito es el mosaico y lo trabaja de manera maravillosa.




No hay palabras o imágenes que puedan hacer justicia al trabajo de Fuster, es de esos lugares que hay que visitar para poderlo apreciar en su justa medida.

Cierro la visita a la Casa-Taller de Fuster diciendo que es uno de los lugares más bellos y hermosos que he visto en mi vida.




Al salir nos dirigimos a otro museo cercano, el Museo Orgánico Romerillo, por desgracia este museo tiene cerradas sus salas, solo las pocas esculturas exteriores se pueden visitar, es una lástima.










El cielo permanece nublado, aunque la resolana hace sentir el poderoso sol tras la cortina nubosa.

Nos fuimos a comer al barrio chino de la Habana, otro de nuestros pendientes.

Por pura y fortuita suerte, fuimos a dar al restaurant “Los Tres Chinitos” que es uno de los de más tradición y buena reputación.

Cosa curiosa, el fuerte es la comida italiana, nos acordamos de la canción de Frank Delgado.




https://www.cibercuba.com/videos/musica/74/frank-delgado-la-conga-del-barrio-chino

Ya por la tarde regresamos a casa de Ana, mañana muy temprano la reingresan al hospital, esperamos buenas noticias en torno a su salud.

Por la noche me he podido conectar a la red, ha sido muy emotivo poder conversar con mi gente querida que vive en mi corazón.




domingo, 27 de mayo de 2018

Viaje a La Habana 2018





27 de enero

Hoy nos despertamos tarde, muy tarde, la desvelada nos pasó la factura.

Así que no salimos sino hasta la tarde y solo a unas pocas calles de la casa de Ana.


Calle vecina.


De regreso a casa Rosalía me muestra una chapa que pretende que coloquemos Ponce y yo ¡No sabe lo que pide!

El problema es que la chapa no corresponde a la orientación de la puerta, hay que desarmar un poco la chapa y reorientar (o como se diga) sus piezas. Esto no me llevó más de diez minutos, pero quedó lista para colocarla, en el momento en que se haga el hueco en la puerta para alojar la multicitada chapa el asunto quedará resuelto, la cosa es que se requiere herramienta especializada y un buen carpintero que haga el trabajo.

Con horror veo que sigo en la mira de ser el ayudante de Ponce.


En casa de Mandi.


Ya por la noche pasó Jóse por nosotros, fuimos por Doris y de ahí nos apersonamos en casa de Mandi, amigo tropero al que se le celebra el cumpleaños.




Fue una hermosa reunión con los amigos de Mandi y con amigos de La Tropa Cósmica.

Nosotros regresamos a casa a eso de la media noche, aun llegaban amigos de Mandi a la fiesta.





Mañana tenemos la visita a un lugar que hemos dejado pendiente en otros viajes.




sábado, 26 de mayo de 2018

Viaje a La Habana 2018

Casa de Los Muñecos, La Habana.




26 de enero.

Nos despertamos temprano, hoy es día importante.

Después de un reparador desayuno, salimos con Ponce a “La Casa de los Muñecos”, también conocida como “Casa Merlín” pues el escultor era conocido con este nombre, bueno, no sé si se trata de su nombre, apellido o alias, tampoco encuentro datos de cuando vivió. Ponce me dice que cuando era niño ya habían rescatado la casa del olvido y el abandono, que fue ahí que tomó cursos de redacción y que escribía cuentos de ciencia ficción. (Siendo Ponce, me inclino a pensar que eran cuentos de deficiencia ficción).




Durante su vida Merlín dejo en el amplio jardín de su casa una gran serie de esculturas de cemento.

Al fallecer el escultor la casa fue abandonada, su obra fue vandalizada y en algunos casos destruida.




Actualmente este lugar es sede de una casa de Cultura donde se imparten cursos y se montan exposiciones.




La casa, que también es obra del escultor, está en proceso de restauración.



Casa Merlín en restauración.

Regresamos a casa de Ana, nos alistamos para el concierto por los barrios.

Son ya casi las tres de la tarde, los cielos nublados nos dan muy poca expectativa de lo que nos espera en cuestión de clima para el concierto al aire libre.

A la puerta de la casa llega Jóse con el unicornio, a bordo vienen Ana y Rosalía. Es una fiesta, le han dado a Ana un pase de salida para estar el fin de semana en compañía de su familia. Se ve feliz.

Salimos rumbo a casa de Doris, quien nos recibe con los brazos abiertos y el corazón latiente, nos tiene un par de sorpresas, una es la presencia de Iván Soca y la otra es un extraordinario flan de calabaza.



Iván Soca.

Partimos rumbo al cercano barrio de La Palma, donde se realizará el concierto 89 por los barrios.

Antes pasamos a un paladar de buen ambiente y muy bien servido.

Ya satisfechos nos apersonamos en la calle Martí, platicamos con conocidos, desconocidos y amigos, amarramos nuestra infaltable bandera y nos dispusimos a disfrutar del concierto.

Y por supuesto se soltó la lluvia, tupida, mojadora, implacable, necia y pegajosa, se intentó iniciar el concierto en dos ocasiones, mismas que los invitados tuvieron que salir a guarecerse.

El temor a que el concierto se cancelara corría junto con el agua que ya escurría del público presente, las condiciones eran francamente malas, mucha lluvia y mucho viento.

Debo confesar que llegó Ósmar, un muy buen amigo nuestro y de manera muy amable nos cobijó bajo su paraguas, así que nos libramos de una buena empapada.

Silvio se presentó en el escenario, no sabíamos si iba a cancelar o no, el sonido de la lluvia inundaba el lugar, lo demás era silencio.

Doris nos dijo que Silvio no iba a cancelar, que si la gente se mojaba, Silvio se mojaba con la gente.

El concierto dio inicio.

Como pudieron protegieron a los músicos y la noche se cubrió de música y lluvia. Asombroso.



Concierto 89 por los barrios.

Malva, la hija de Niurka y Silvio inició el concierto con una sonata de Mozart, por cierto, fue la presentación en público de Malva.

Luego el grupo invitado, al que le toco una buena ración de lluvia, pero ahí estaban, al pie del escenario.

Después Silvio.

Todos los músicos maravillosos, entregados y -creo- hasta disfrutaron de la lluvia.

Solo hasta el final del concierto hubo cortes en el audio que los invisibles imprescindibles supieron resolver de manera eficiente y elegante.



Cielos Mayores.

La lluvia y el concierto terminaron casi al mismo tiempo, con “Pequeña serenata diurna” la lluvia había dado tregua y para “Ojalá” media luna había puesto una sonrisa completa al cielo cubano.

Después del concierto fuimos a casa de Norma, querida amiga cubana que nos acompañó en el concierto, platicamos mucho y bien.

Amo Cuba.





viernes, 25 de mayo de 2018

Viaje a La Habana 2018

La Habana 1762 grabado sobre madera.




Enero 25

Iniciamos un nuevo viaje a La Habana.

Llegamos temprano al aeropuerto, después de los trámites de rigor y la espera normal abordamos el avión.

Como siempre antes de entrar le pido a la aeronave que nos lleve con bien a nuestro destino.
El vuelo fue muy cómodo y estático, salvo a la salida de la cama de nubes, que brincó un poco, el resto del viaje fue muy tranquilo.

En el aeropuerto José Martí los trámites de ingreso fueron muy eficientes, cuarenta minutos después de aterrizar estábamos por pisar de nuevo suelo cubano.

Jóse llegó puntual por nosotros, el incansable unicornio traía de sorpresa música de Silvio para acompañarnos por el camino a Regla.



Jóse, infaltable.

Por cierto, Jóse tomó otra vía para llegar a casa de nuestros amigos, así que no pasamos por el parque Lenin. Extrañé mucho la bandera cubana saludando al paso de los viajeros.


Calles habaneras.


Otro asunto, pareciera que Tláloc era nuestro acompañante, con nuestra llegada se desató una lluvia finita y suave, de esa lluvia que no hace ruido, que acaricia las flores nuevas.

Llegamos a Regla, a la nueva casa de Ana y familia.

Es una casa grande y cómoda, donde abundan las ventanas y el aire pasa y refresca.

De casa de Ana fuimos al hospital, nuestra querida amiga fue ingresada por una serie de asuntos que había que atender.

Ana está de muy buen ánimo, contenta de vernos y de platicar con nosotros, Rosalía la ha acompañado en estos días de velar por la salud.

Desde el alto ventanal de su habitación se ve el mar, altas olas rebasan la frontera del malecón y riegan con sus aguas la amplia avenida.

Ana tiene muchas visitas, seis o siete, no sé, pero el cuarto se alegra con la cháchara y las risas apenas contenidas.

Las otras pacientes disfrutan de la algarabía.

La visita termina a las seis, nos retiramos minutos antes de la hora.

Ya en casa de nuestros amigos salimos por unas cervezas Bucanero. Tras departir y charlar con Ponce salimos un poco a la noche, la lluvia ha parado al fin, pero el viento es fuerte.

Una mancha de luz en el cielo me sorprende, el cielo nocturno se despeja en sectores muy precisos, son ventanales del tiempo que me muestran el brillo milenario de tres estrella y media luna.
Estoy feliz, estoy en Las Habana y estoy con Lupita.