jueves, 28 de enero de 2021

Viaje fotográfico a Villahermosa

 

Hace cosa de un par de semanas tuve la increíble oportunidad de asistir a un gran fotógrafo (Marco A. Pacheco) en un trabajo para el Parque museo de La Venta, ubicado en Villahermosa, Tabasco.

Este es el diario que escribí durante el viaje.

He querido también rendir homenaje al poeta Carlos Pellicer, creador de este magnífico parque.

 

 

Carlos Pellicer Cámara

9 de enero.

 

“Ser flor es un poco de colores con brisa;

la vida de una flor cabe en una sonrisa”

 

 

No me queda otro remedio que no ser cobarde.

Así que tarde, pero ya inicio lo que tendría que haber empezado ayer, el diario de viaje.

Bueno, vamos allá.

Ayer 9 de enero pasó Marco por mi a casa de mi madre, sería a eso de las 9:00 o 9:30, de ahí pasamos por Toño, hijo de Marco e iniciamos el viaje a Tabasco.

El viaje es largo, serán normalmente unas diez horas si es de un tirón, por supuesto cada parada suma tiempos, pero nada serio.

El problema vino cuando equivocamos el camino, cosa que fue muy sencilla ya que la señalización es bastante deficiente.

El caso fue que, en una de esas, vi alguna desviación en la carretera que no tenía yo en la memoria, así que consulté el mapa y vi con sorpresa que nos habíamos desviado bastante.

Corregimos el rumbo, pero el costo en tiempos de viaje se nos fue de las manos.

Conocimos lugares que no están en la ruta normal, pero pude tomar algunas fotos interesantes.

Llegamos a Villahermosa ya con la noche cerrada, nos apersonamos en la casa de huéspedes y salimos a hacer las compras con nulo éxito, ya que en Villahermosa cierran todo a las nueve de la noche y llegamos media hora después.

Cenamos tacos y nos fuimos a dormir.

 



Nube mariposa


Villahermosa es la ciudad natal de Carlos Pellicer, poeta, diplomático, profesor y museógrafo entre otras muchas actividades que desarrolló durante su vida.

Nació en 1899, estudió en la Escuela Nacional Preparatoria y fue un entusiasta arqueólogo protector del acervo olmeca.

El Parque Museo de La Venta es su idea, un lugar donde poder proteger no solo las piezas, sino también la flora y la fauna del lugar.

 

 

Rio Grijalba

 

 

10 de enero.

 

“Hoy que he vuelto

los dos hemos callado”

 

 

Amanecimos con la noticia que en el Parque Museo nos esperan hasta mañana lunes, así que las piezas no están preparadas, colocadas y listas para ser fotografiadas, pero nos citaron a las diez de la mañana para una visita previa.

Así lo hicimos y nos dieron una visita extraordinaria, la actitud es muy buena y son tremendamente amables.

Mañana lunes iniciamos el trabajo formal.

Salimos a eso de la una de la tarde, Marco aprovechó para volar el dron, luego fuimos al centro de Villahermosa, vimos por ahí al doble de Chico Che, pero no nos saludó.

Tomé una bebida llamada Pozol, hecha a base de maíz y cacao, es muy refrescante y sabrosa.

Regresamos a la casa de huéspedes, antes pasamos ahora sí a comprar la despensa.

Cenamos pizza.


Parque Museo La Venta


 

Sería por el año 1974 que visité este lugar fantástico en compañía de mis abuelos, la mirada sorprendida que me arrancó este lugar se repitió, sigue siendo un lugar lleno de magia.

Mudo, reviví los lugares que hace tantos años caminé.

Carlos Pellicer fundó el parque el cuatro de marzo de 1958, su idea original fue la que conocí entonces.

 

 

11 de enero.

 

“Era mi corazón piedra de rio

que sin saber por qué daba remanso,

era el niño del agua, era el descanso

de hojas y nubes y brillante frio”

 

 

Día de rudeza innecesaria.

Iniciamos temprano, desayunamos a eso de las 6:00 am y muy poco después de las siete ya estábamos en el Parque.

Directo a las piezas.

La energía y velocidad con que acometimos era asombrosa, en muy poco tiempo ya teníamos 4 piezas fotografiadas, eso nos llenó de contento y ganas de seguir en el trabajo.

Y empezó el calor.

Tremendo, abrumador, desquiciante.

Marco me pidió hacer una serie de fotos para hacer una maqueta de 360 grados, esto es, en otras palabras, que había que tomar unas 60 fotos desde distintos ángulos a la misma pieza.

Yo sudaba la gota gorda, no por la responsabilidad de las tomas sino por el tremendo calor, o bueno, la humedad que me traía de un ala.

Una de las arqueólogas que nos acompañaba se apiadó de mí y me obsequió un pozol sin azúcar.

Delicioso, refrescante.

Ya luego el arqueólogo jefe, me dijo que teníamos mucha suerte pues el clima estaba “fresquito”

Terminamos la sesión a eso de las dos de la tarde, yo particularmente estoy fulminado, al final fueron 13 piezas las fotografiadas.

No estoy seguro de qué vamos a cenar, o si vamos a cenar, pero seguro me voy a dormir muy temprano.

 


 

Carlos Pellicer tendría unos once años cuando estalló la Revolución Mexicana, pocos años después era ya secretario particular de José Vasconcelos.

En 1929 Vasconcelos se postuló para la presidencia en unas elecciones que –digamos- ganó Plutarco Elías Calles.

Calles nunca le perdonó a Pellicer haber apoyado a su enemigo político, lo mandó arrestar y ordenó su fusilamiento, que resultó ser fingido, fue una suerte de advertencia para que no se equivocara de nuevo al elegir a sus “amigos”.

 

 

12 de enero.

 

“La piedra que tocó la noche antigua

de las memorias inolvidables

está asaltada por la selva,

a los lados, adentro, por encima;

la impaciencia implacable que se pudre

pero retoña y sigue retoñando.

Lo que fue población de jeroglíficos,

pavorosamente vacío.

Muertos los constructores

recuperó la selva sus espacios,

izando su victoria sobre las ruinas”

 








 

 

Son las 5:30 de la tarde, ya estamos en el lugar donde nos hospedamos.

Amaneció lloviendo, de hecho llovió toda la noche, las piezas están mojadas y no para el agua.

No podemos ir al parque.

Tras algunas llamadas y arreglos se consiguió el permiso para ir al Museo Carlos Pellicer para fotografiar in situ algunas piezas que tienen ahí resguardadas.

El museo está cerrado al público, así que fue para nosotros solos y nos pudimos mover a nuestras anchas entre piezas milenarias, piezas llenas de magia, historia, misterio y origen, siempre bajo la mirada atenta de los arqueólogos.

Son piezas hechas de música que aún cantan la melodía del infinito.

¿Qué fue de sus risas y bromas, de sus dolores y sus dioses?

¿Qué parte de mi sentir les debo?

Sus tumbas yacen vacías, unas saqueadas, otras olvidadas y las más han entregado a la selva los elementos primigenios de aquellas personas muertas hace ya tantos siglos.

Perdón, ya me fui por las ramas.

Regresamos al parque para ver en qué estado están las piezas, la lluvia no ha sido lo suficientemente fuerte como para mojarlas completas, se nota mucho la diferencia entre seco y mojado.

 

Pellicer llegó a ser parte del cuerpo diplomático mexicano, y en tal carácter viajó a varios países, Colombia, Venezuela, Argentina y Brasil fueron algunos de los destinos que visitó, además del continente europeo.

De sus viajes conoció y admiro para siempre la figura de Simón Bolívar y sobre todo el sueño de tener una Latinoamérica unida.

“La patria es continentalizable.

El mundo es una pobre cosa

llena de gustos yanquis y consideraciones.

Más desde el aeroplano se medita en la gloria

de unir banderas y cantar canciones”

 

 

 

 

13 de enero

 

“La noche en lluvia y batracio

retiñe el nocturno verde

y al otro día se muerde

verde el verde espacio”

 

 


 

Despertamos algo más tarde, ha llovido toda la noche y aun no para.

A eso de la ocho de la mañana escampó, así que salimos con la loca esperanza que no lloviera de nuevo y que hubiese sido suficiente para empapar por completo las piezas.

Vimos que en cámara se compensa muy bien si la pieza está completamente seca o mojada, pero se nota mucho cuando no es así.

No fue un mal día, al contrario, ha sido la vez que más avanzamos.

Nos faltan 18 piezas, algunas de ellas se tienen a resguardo en una bodega.

La lluvia, una brizna apenas, nos alcanzó por la tarde, así que nos vimos obligados a parar.

Fuimos a comer a un restaurant llamado “El Puchero” cerca del museo Carlos Pellicer, yo pedí un plato de Ropa Vieja, no estaba nada mal, muy rico, pero no es el que más me ha gustado.

Dejó de llover y volamos el dron hasta que nos alcanzó de nuevo la lluvia.

Regresamos a la casa de huéspedes, a recargar baterías, preparar el equipo y descansar mucho.

Cenamos sándwiches y me fui a dormir de inmediato.

 

Pellicer supo de la construcción de un nuevo museo que daría espacio al acervo de piezas olmecas y mayas que se habían colectado con el tiempo, la antigua sede no ofrecía el espacio ideal, la luz ni el lugar de estudio que requería una colección tan importante.

El actual museo ofrece espacios muy generosos, muy buena museografía y la exhibición de piezas muy hermosas e importantes, tanto de la cultura olmeca como de la maya.

 

 

Oso hormiguero

 

14 de enero.

 

 

“Estar árbol es a veces quedarse

mirando (sin dejar de crecer) el

agua humanidad y llenarse de

pájaros para poder, cantando,

reflejar en las ondas quietas y soledad”

 

 

Ceiba






Llovió toda la noche, esperamos encontrar las piezas bien mojadas y parejas.

Al llegar al parque nos pidieron fotografiar algo de la flora y fauna del lugar, así que la primera parte fue en ese sentido.

Hoy tocó fotografiar las piezas que están en la bodega, son piezas pequeñas y delicadas, de relativamente poco peso y que es fácil dañar, de ahí que esté a buen resguardo.

También fotografiamos algunas réplicas, así que dimos un gran avance.

Nos quedan pendientes ocho piezas, solo ocho.

Quisimos avanzar con ellas, pero están muy manchadas por el agua, así que vamos a esperar a mañana a ver si se secan o llueve lo suficiente para tenerlas parejas.

Pronostican para mañana la entrada de un “norte” a eso del mediodía, esto significa al menos tres días de lluvia, así que el plan es llegar muy temprano y avanzar directo a las piezas para poder dar fin a la aventura fotográfica.

 

 


Uno de las sorpresas que me asombraron de niño fueron las huellas en el piso, con estas improntas se marca el sentido del sendero para no perder de vista alguna de las piezas, es como si uno caminara por un antiguo códice.

Me he reencontrado con aquellas huellas y ahora sé que pertenecen al pie de Pellicer, él mismo se hizo un molde y marco la ruta del museo.

Tenía un pie muy pequeño y muy grandes ideas.

 

 

15 de enero.

 

“¡Y bien! ¿Que nadie vive aquí?

Entonces ¿Quién riega las

macetas, quién lava los corredores,

¿Quién barre el patio?”

 

 


Se espera la llegada del “norte” a eso de las doce, nuestra ventana de trabajo es muy reducida y hay que aprovechar todo el tiempo disponible.

A las 7:30 am ya estábamos en el parque.

Fuimos directo a las piezas, pero siguen manchadas por el agua, la opción que tenemos es mojarlas completas, así que con la ayuda del personal del parque y la mirada atenta de los arqueólogos se han mojado completamente, dejamos que se secaran un poco para evitar brillos y nos pusimos a trabajar como si no hubiese un mañana, y no lo había.

Teníamos encima tres días de lluvia, tres días que no hubiésemos tenido ora actividad que mirarnos a la cara el uno al otro.

A las diez de la mañana habíamos concluido el trabajo en el parque.

Recogimos el equipo, guardamos todo.

Nos despedimos del personal del parque que nos ha acompañado y ayudado en todo momento, gente amable y entusiasta a la que le debemos mucho.

En una carrera fui al monumento 77 llamado “El Gobernante”, me he despedido con él y le he dado las gracias.

El gobernante


Nos queda pendiente parte de una pieza del museo Carlos Pellicer, esta pieza está expuesta muy cerca de la pared y no nos fue posible fotografiar la parte trasera, y ahora nos avisan que se ha movido para poder terminarla.

Fuimos para allá, antes de acometer la pieza faltante repetimos la toma de la ofrenda masiva pues a Marco no le había convencido las primeras tomas, luego fuimos a las últimas tomas de la pieza que habían movido.

Y de pronto, como una hoja que cae de un árbol, como una gota de lluvia que termina su carrera en la fértil tierra, habíamos terminado, la última foto se había tomado.

Regresamos a la casa de huéspedes, guardamos todo y brindamos por el trabajo terminado y la amistad.

Dormí como un bendito.

 



El personal del parque museo fue fundamental para el trabajo realizado, siempre atentos, siempre dispuestos al trabajo, así tuviesen que salir corriendo por una extensión, detener una lámpara, hacer a un lado las ramas, en fin, fueron parte fundamental del equipo y sin su valiosa cooperación estaríamos allá atorados con el trabajo inconcluso.

Son orgullosos protectores de nuestra historia y yo les rindo tributo y agradecimiento por eso.

 

 

 


16 de enero.

 

 

“En este bosque en que los árboles

tienen historia

Y se acompañan espaciosos

a tiempo luz, a tiempos sombra,

saqueo al aire los flautines

en que los pájaros devoran

la soledad húmeda y viva

de la raíz y la memoria”

 

 

 


Amaneció lloviendo, pero ya no hay prisa, teníamos todo el tiempo para esperar que parara un poco la lluvia, cargar la camioneta e iniciar el retorno.

En un momento que escampó, montamos todo en tiempo record y salimos.

Nos ha llovido todo el camino.

Paramos algunas veces para descansar y comer, y seguimos por un camino que a veces parecía interminable.

Salimos de Villahermosa a las 10:30 de la mañana, llegué a casa a la 1:30 de la madrugada del domingo.

Agotado, feliz.

En casa de nuevo.

Descansé todo el día.

 


Carlos Pellicer Cámara falleció el 16 de febrero de 1977, de los muchos trabajos que realizó están las museografías del parque museo de La Venta, el museo Frida Kahlo y el Anahuacalli.

El museo Frida Kahlo ha cambiado su museografía y nada queda del trabajo de Pellicer, El Anahuacalli también ha tenido cambios, pero muchos menos.

El que casi se conserva igual es el Parque Museo de La Venta, que si bien también ha tenido cambios, conserva la idea original del poeta, tener un lugar digno donde Flora, fauna e historia convivan y brinden al visitante la atmósfera primigenia que los antiguos olmecas vivían día a día.

 

 


“El sembrador sembró la aurora,

su brazo abarca el mar.

en su mirada las montañas

podrían entrar”


Carlos Pellicer Cámara (1899-1977)