martes, 26 de diciembre de 2017

Argentina sos.

6 de noviembre




Salimos al Centro histórico, ya Leandro y Gabita nos habían prestado una tarjeta para transporte público, lo que conocemos como Metro allá le dicen “Subte”
La plaza central es pequeña, comparada con el Zócalo de la Ciudad de México, pero está cargada de mucha historia tristemente reciente.


Plaza de mayo


La Casa Rosada, sede del gobierno, está cercada por dos rejas, la primera y más visible resguarda parte de la plaza, pues se realizan trabajos en esta parte, la segunda resguarda la casa en sí.


La Casa Rosada tras las rejas.

Se puede pasar por un pasillo que ha quedado entre ambas rejas, pero es estrecho y muy concurrido, es imposible parar para tomar una foto.
Así que la vista de la Casa Rosada es lejana, con rejas y consignas de por medio.
Me acordé de Palacio Nacional en mi México, también rodeado de cercos y soldados.
Caminamos por aquellas céntricas calles de Buenos Aires, hermosos edificios enmarcan las grandes avenidas, el arte se arquitectónico se ve en todas partes.
Hay edificios enormes, mucho más grandes que los de la Cuidad de México y por cierto, algo me inquieta de los altos edificios, pero no sé qué es.
Tras un rato de caminata y reconocimiento regresamos al departamento.
Para esta salida usamos lo que allá se conoce como “el subte” (el subterráneo) que es un sistema metropolitano de transporte público muy interesante. A nosotros nos resultó muy buena opción pues nos deja muy cerca del departamento.
En fin, pasado el medio día nos encontramos con Rosa, nuestra amiga a la que conocimos en el encuentro tropero de Bolivia.


Lupita y Rosa

Fue muy emotivo verla de nuevo, saludarla y platicar con ella.
Salimos juntos, Rosa nos lleva a la Iglesia de la Cruz.


Altar mayor, Iglesia de Santa Cruz.

El templo está bajo la advocación de La Santa Cruz, evocan la pasión de Cristo y por ello son conocidos como los “pasionistas”
En marzo de 1976 un golpe militar derrocó al gobierno legalmente constituido, desde entonces y hasta 1983 gobernó la junta militar cuya cabeza visible era Videla, y que en muy poco tiempo se convirtió en una de las dictaduras más sangrientas de américa.
La dictadura recurrió al secuestro descarado para acallar aquellas voces que le eran incómodas, las víctimas eran luego torturadas en todo sentido para luego ser ejecutadas con los métodos más inhumanos posibles y sus cuerpos “desaparecidos” para no dejar a los familiares la más mínima posibilidad de tan siquiera despedirse de sus seres queridos.
Algunos de los secuestrados fueron subidos a aviones para luego ser arrojados al mar en los tristemente célebres “vuelos de la muerte”
Poco a poco, familiares de aquellas víctimas se organizaron para exigir información con respecto al paradero de sus seres queridos.
Uno de los lugares que abrieron sus puertas para aquella organización fue justamente la Iglesia de la Cruz.
Fue en sus salones donde se empezaron a reunir las madres de los secuestrados, donde empezaron a trazar un plan que diera resultados, donde el llanto y la angustia dejaron un breve resquicio para la esperanza.


Salón de la Memoria, la fecha infausta.

En 1977 Alfredo Astiz, militar de la Escuela de Mecánica de la Armada se infiltró bajo el nombre de Gustavo Niño.
El 8 de diciembre de ese mismo año, las delaciones de Astiz dieron como resultado el secuestro de varias personas ahí mismo, en el jardín del Calvario de la iglesia.
Madres de desaparecidos, activistas de derechos humanos y monjas fueron secuestrados en total impunidad y opacidad.
Tras ser torturados fueron subidos a los vuelos de la muerte.
Un inesperado cambio en las corrientes marinas llevó algunos de los cuerpos a playas argentinas, los militares se hicieron cargo del problema y mandaron enterrar en lugares despoblados aquellos tristes despojos humanos y dieron por resuelto su asunto.


El Mar nos trajo La Verdad.

Pero la memoria persiste, los restos fueron recuperados e identificados, y estos huesos hablaron de una realidad sabida pero acallada, estas víctimas de la dictadura fueron torturados, vejados y asesinados.




Hay responsables, actualmente están bajo proceso y algunos de ellos ya han sido condenados.
Aun así, dentro de los muros de la Iglesia, en el marco de una conmemoración de las víctimas alguien grafiteó “Viva Videla” en una de las columnas.




Rosa nos conduce no solo por aquellos salones, sino también por la historia.




Hoy la iglesia De la Cruz está bajo la administración de un ala más conservadora que lucha por hacer de esta iglesia una común, que no tenga un carácter social y que únicamente lleve la palabra a la gente.
Es posible que en poco tiempo dejemos de ver los rostros de aquellas personas secuestradas por la junta militar, en una palabra, desaparecerlos.
Triste lugar de negra memoria y al mismo tiempo, lleno de luz y esperanza.

La tarde transcurrió en las calles y avenidas argentinas, cálida y hermosa.








Memoria negra pero memoria al fin. No podemos olvidar, no podemos dejar que esto ocurra jamás.

domingo, 24 de diciembre de 2017

Argentina sos

Un par de acotaciones.
Primero una disculpa por la terrible tardanza en la publicación de este diario de maravilloso viaje a Argentina.
Había un compromiso previo, el encuentro de Silviófilos de México, mismo que había sido casi pospuesto por los terribles sismos de septiembre de este año.
Entre sismos y encuentro el tiempo se nos fue volando y poco o ningún tiempo tuve para prender la compu y ordenar los recuerdos.
El otro asunto son las muy tristes noticias que nos llegan desde esta tierra asombrosa.
En los días de visita la crispación y polarización de la gente era evidente, pero había también tolerancia, al menos un poco.
En estos días la tolerancia se acabó, cientos de miles afectados por las crueles políticas económicas del actual gobierno salieron a las calles a reclamar sus derechos, la respuesta fue contundente y brutal, la represión directa.
He visto videos de policías amenazando unos días antes “Ya verán esos comunistas” decía el personaje.
He visto a un uniformado arrojar a un viandante al arroyo vehicular con la intención de que fuera atropellado.
He visto un grupo de la policía motorizada atropellar de manera intencional a un joven.
He visto golpear sin piedad a personas por el mero hecho de parecerles sospechosos.
He visto a un grupo de policías simular el fusilamiento a un anciano para después reírse abiertamente del adulto mayor.
He visto a una joven vestida de blanco que fue golpeada, vejada y arrestada por las fuerzas del orden, no sé cuántos policías eran, más de diez para arrestar a la joven que nada tenía que ver con la manifestación, ella regresaba del trabajo, pero a los representantes de la autoridad les pareció muy sospechoso que vistiera de blanco.
He visto a personas muy contentas que festinan y alientan a que no solo se arreste a los manifestantes, sino que sean eliminados físicamente.
Días tristes para Argentina y para el mundo.
Por las fechas en que fuimos de visita a este hermoso país dos noticias sacudían a la sociedad argentina, la identificación del cuerpo de Santiago Maldonado, desaparecido hasta ese momento y la desaparición del submarino Ara San Juan.




Vamos con el relato.


Argentina sos.
5 de noviembre.
El día ha llegado, nuestro viaje inicia con la compra de una maleta nueva, pues una de las que ya teníamos resultó dañada durante el  regreso de Bolivia.
Como de costumbre, antes de subir a bordo toco el fuselaje de la nave y le pido en secreto que nos lleve con bien a nuestro destino.
Es un gran avión, un 777 en estupendas condiciones.




Era un avión como este.



Despegamos hacia el mediodía, nos espera un viaje largo.
Durante el vuelo nos dieron un buen vino y algunos bocadillos. Yo vi una película infantil y Lupita se burló de mí.

Recreación

Horas después, justo a la altura de Lima el avión viró hacia la media noche.
Pasamos sobre los andes nocturnos sin apenas notarlo, la cordillera nos mandó un poco de turbulencia, una mínima sacudida aérea, como un tenue saludo de paso.


Imagen que no pudimos ver pues era de noche.

Entramos a territorio argentino. Desde el aire se ven los pequeños poblados como salpicaduras de luz, se notan pequeños y constantes. La planicie se extiende en la oscuridad.
Aterrizamos, el vuelo fue muy bueno. A veces extraño el tiempo en que después de aterrizar los pasajeros aplaudían a la tripulación. Estos vuelos se han convertido en un asunto demasiado comercial e impersonal. No lo digo por este vuelo en particular, ya he dicho que fue muy bueno, pero como que me acostumbre a tiempos pasados, donde la gente callaba cuando el cantor o el poeta hacían vibrar el aire, cuando la televisión era una pústula pero no tan grande… bueno, me estoy desviando.
Tras los trámites de rigor (bastante rápidos y eficientes) entramos a territorio desconocido, Argentina.
Ya desde antes había hecho algunas investigaciones sumamente superficiales vía google para tener algunos datos en torno a este enorme país y sus habitantes.
Así fue que me enteré que habían inventado el bolígrafo (allá tiene otro nombre, pero no me acuerdo) la jeringa, la Renault (bueno, el Torino) el colectivo, el sifón, el bypass cardíaco, el helicóptero, el pato (un juego que solo se juega allá), las huellas dactilares y el dulce de leche entre otras mil invenciones útiles y universales.
¡Cuanto les debemos!
Total, que entramos a la sala de arribos del aeropuerto, buscamos a nuestros amigos Gabita y Leandro quienes se habían ofrecido para recibirnos y darnos alojamiento en su apartamento.
Tras un momento nos encontramos, nos abrazaron y nos dieron la bienvenida.
La noche cerrada y fresca nos acompañó por el camino a Buenos Aires.
Tras el recorrido llegamos al edificio donde vive Leandro. Es un antiguo edificio estilo Art Decó que data de 1936, perfectamente conservado y con un ascensor maravilloso y muy pequeño.
Desde el balcón que da a la avenida una hermosa vista nos espera.


No, no es el edificio donde vive Leandro, pero está cerca.

Salimos a dar un pequeño paseo, por la misma avenida llegamos a una pizzería donde nos dimos el primer encuentro cultural.


Perdón por el comercial pero estuvo muy rica la cena, el lugar es muy recomendable.

Estas gentes comen pizza con cubiertos.
Y le ponen queso mozzarella, y comen a pasto.

Ya después de este encuentro culinario-cultural nos regresamos al departamento de Leandro, había que descansar del largo viaje y mañana nos espera un día de mucha caminata, un día con nuestra amiga  Rosa.


Gabita y Leandro, mil gracias.