domingo, 16 de septiembre de 2001

BALADA PARA UN LOCO

Letra: Horacio Ferrer / Música: Astor Piazzolla

(Recitado)

Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, ¿viste? Salís de tu casa, por Arenales. Lo de siempre: en la calle y en vos. . . Cuando, de repente, de atrás de un árbol, me aparezco yo. Mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizón en el viaje a Venus: medio melón en la cabeza, las rayas de la camisa pintadas en la piel, dos medias suelas clavadas en los pies, y una banderita de taxi libre levantada en cada mano. ¡Te reís!... Pero sólo vos me ves: porque los maniquíes me guiñan; los semáforos me dan tres luces celestes, y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares. ¡Vení!, que así, medio bailando y medio volando, me saco el melón para saludarte, te regalo una banderita, y te digo...

(Cantado)

Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao...
No ves que va la luna rodando por Callao;
que un corso de astronautas y niños, con un vals,
me baila alrededor... ¡Bailá! ¡Vení! ¡Volá!

Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao...
Yo miro a Buenos Aires del nido de un gorrión;
y a vos te vi tan triste... ¡Vení! ¡Volá! ¡Sentí!...
el loco berretín que tengo para vos:

¡Loco! ¡Loco! ¡Loco!
Cuando anochezca en tu porteña soledad,
por la ribera de tu sábana vendré
con un poema y un trombón
a desvelarte el corazón.

¡Loco! ¡Loco! ¡Loco!
Como un acróbata demente saltaré,
sobre el abismo de tu escote hasta sentir
que enloquecí tu corazón de libertad...
¡Ya vas a ver!

(Recitado)

Salgamos a volar, querida mía;
subite a mi ilusión super-sport,
y vamos a correr por las cornisas
¡con una golondrina en el motor!

De Vieytes nos aplauden: "¡Viva! ¡Viva!",
los locos que inventaron el Amor;
y un ángel y un soldado y una niña
nos dan un valsecito bailador.

Nos sale a saludar la gente linda...
Y loco, pero tuyo, ¡qué sé yo!:
provoco campanarios con la risa,
y al fin, te miro, y canto a media voz:

(Cantado)

Quereme así, piantao, piantao, piantao...
Trepate a esta ternura de locos que hay en mí,
ponete esta peluca de alondras, ¡y volá!
¡Volá conmigo ya! ¡Vení, volá, vení!

Quereme así, piantao, piantao, piantao...
Abrite los amores que vamos a intentar
la mágica locura total de revivir...
¡Vení, volá, vení! ¡Trai-lai-la-larará!

(Gritado)

¡Viva! ¡Viva! ¡Viva!
Loca ella y loco yo...
¡Locos! ¡Locos! ¡Locos!
¡Loca ella y loco yo!


CHIQUILIN DE BACHIN

Por las noches, cara sucia
de angelito con bluyín,
vende rosas por las mesas
del boliche de Bachín.

Si la luna brilla
sobre la parrilla,
come luna y pan de hollín.

Cada día en su tristeza
que no quiere amanecer,
lo madruga un seis de enero
con la estrella del revés,
y tres reyes gatos
roban sus zapatos,
uno izquierdo y el otro ¡también!

Chiquilín,
dame un ramo de voz,
así salgo a vender
mis vergüenzas en flor.
Baleáme con tres rosas
que duelan a cuenta
del hambre que no te entendí,
Chiquilín.

Cuando el sol pone a los pibes
delantales de aprender,
él aprende cuánto cero
le quedaba por saber.
Y a su madre mira,
yira que te yira,
pero no la quiere ver.

Cada aurora, en la basura,
con un pan y un tallarín,
se fabrica un barrilete
para irse ¡y sigue aquí!
Es un hombre extraño,
niño de mil años,
que por dentro le enreda el piolín.

Chiquilín,
dame un ramo de voz,
así salgo a vender
mis vergüenzas en flor.
Baleáme con tres rosas
que duelan a cuenta
del hambre que no te entendí,
Chiquilín.

HISTORIA DE BALADA PARA UN LOCO

Ferrer y Baltar, por la misma Callao inmortalizada por la canción que cambió el destino del tango Foto:Gabriela Rojas

Baltar: -Me acuerdo del día que llegaste medio piantado a casa, decías que caminando por la avenida Santa Fe los maniquíes de las vidrieras te guiñaban el ojo...

Ferrer: -Eso fue lo primero que me apareció, la frase "ya sé que estoy piantao..." , entonces le expliqué a Astor la idea que yo tenía, porque tampoco sabía adónde iba a ir a

parar. Primero tiré esa frase con algún relleno, para la forma, ¿no?, después me dice "y cómo seguimos". Le digo "bueno, hacé vos una segunda que diga loco, loco, loco", e hizo esa hermosura. Y después dice "cómo seguimos", mirá, le digo, a mí me gustaría hacer un recitativo en el medio, y también uno al principio, porque yo ya le había escrito a Amelita "La última grela" y "Chiquilín de Bachín", porque ella es muy actriz, y además era una gran cosa tenerla a a ella ahí para probar...

Baltar: -... Sí, alguna vez Astor me dijo: "Qué hincha tener la cantante en casa".

Ferrer: -Entonces era muy lindo para que ella en el escenario hablara y creara un clima, y eso es lo que hicimos cuando pusimos lo de las tardecitas de Buenos Aires, que fue otro acierto, de eso vos no te das cuenta, de momento salió así, y después, cuando hicimos ese preludio, con el mismo motivo del medio y la segunda parte como vals, me dice "y ahora cómo seguimos". Yo le digo "mirá, vamos a hacer una primera bis donde él le diga a ella que lo quiera así como es": quereme, está bien, pero quereme así, piantao, es mucho más tierno, quereme como soy, que ésa es la verdad del amor. Cuando habíamos llegado al final, se le ocurrió a él estrenarlo en Michelangelo, que es donde actuaban ellos.

Baltar: -Goyeneche se quedó alucinado cuando la escuchó ese día, de hecho la grabó un mes después del festival. Fue el único que se le animó.

Ferrer: -Recuerdo cuando estábamos llegando el día del festival al Luna Park -y ya Astor venía diciendo que esta obra era una bomba, un misil-, me dice "por qué no te mandás hacer una tarjeta que diga "Horacio Ferrer. Autor de Balada para un loco "; te va a servir para toda la vida..." Sin embargo, hubo un momento en que los tres dudaron en presentarla en el concurso organizado por la entonces Municipalidad de Buenos Aires y que premiaba con 7500 dólares la canción ganadora.

Pero el tándem creativo pudo sobreponerse al primer temor. Volvieron a releer la pieza y se dejaron influir por una película anglo-francesa estrenada un par de años antes, "Rey por inconveniencia", dirigida por Philippe de Broca y protagonizada por Alan Bates. La historia, que trascurre en la Primera Guerra Mundial, narra lo que sucede cuando todos abandonan un pueblito francés amenazado por la llegada de las tropas alemanas, excepto los habitantes del manicomio cercano, y son ellos mismos los que reciben a los desconcertados invasores. En especial, tomaron de allí "esa idea de locura a través del vals", dice Ferrer: "Era una idea bastante conocida, pero que en el tango era novedosa; eso fue el acabóse, había una bronca muy grande con esa obra, porque decían que tomaba irrespetuosamente un tema delicado como la locura. Finalmente, llegó el día del concurso".

Todo un bardo

Ferrer: -Ese día fue terrorífico. Hubo un jurado internacional maravilloso: entre otros, Vinicius de Moraes, Chabuca Granda; Francisco García Jiménez... Era más importante el jurado que todos los que estaban sobre el escenario, salvo Piazzolla, claro. Y se habían quemado las pestañas eligiendo durante diez días entre centenares de temas. Cuando habían terminado, "Balada..." tenía doce puntos y el otro tema ("Hasta el último tren", de Julio Ahumada y Julio Camilloni, e interpretado por Jorge Sobral), ocho; pero ahí hubo una matufia que hicieron algunas personas en contra de "Balada para un loco", porque no la querían.

Baltar: -Esa noche rompí el cierre del vestido de la tensión que tenía, había muchos que chiflaban y me insultaban mientras cantaba, y la gente de la platea no entendía nada y aplaudía más fuerte porque pensaban que era euforia. Al final, el premio se lo dieron a la otra canción.

Ferrer: -En todo caso, lo único que nos sacaron fue la plata del premio, no nos sacaron nada más. Porque después fue un éxito acalambrante... el éxito es el peor castigo.

Al lunes siguiente de terminado el festival, el disco simple ya estaba en las bateas; en su cara B traía "Chiquilín de Bachín". Esa primera semana se vendieron más de 200.000 y la polémica se fue extendiendo.

Baltar y Piazzolla llegaron a interpretarla hasta en el Borda, y todavía se recuerda el gran revuelo que se armaba entre los internados al escucharla.

Tal vez muchos factores se sumaron para esta marca que aún perdura. Entre ellos, la historia de amor y el modo en que era narrada; versos poderosos, memorables; una idea moderna de sentir la ciudad y, sobre todo, que es casi un himno contra la cotidianidad, la rutina. "Antimufa -dirá Ferrer-; esta obra es una especie de exaltación, especialmente para mí es un himno a la libertad de amar, a la bohemia..."

Destino controvertido

Treinta versiones llegó a tener "Balada para un loco"; hasta hubo un verso, después eliminado, que decía: "Ayer he visto a un beatle mordiendo un bandoneón". Hay que imaginar si encima se le hubiera dejado el primer título propuesto -"La fiastrufia"-, la polémica hubiera sido sin duda mayor. Y eso que no fue menor.

Cuenta Ferrer que eran tantas las amenazas telefónicas que recibía que se tuvo que refugiar en la casa de una amiga, en Tigre.

Llegó a haber presentaciones ante la Secretaría de Cultura de la Municipalidad que sostenían que la "Balada..." era una obra que carecía de las "características de un tango por estar compuesta por 60 compases de vals, 34 de tango y varios de balada". Hasta hubo una enconada disputa epistolar en el correo de lectores de los diarios, con posturas que defendían y atacaban con igual ahínco la pieza.

Tampoco faltó una discusión político-ideológica: Pugliese, por ejemplo, se negó a grabarlo porque la letra hablaba de un "barrio oligarca".

Pero tal vez sea revelador el episodio que el mismo Ferrer vivió con Aníbal Troilo. Así lo cuenta: "Con Pichuco me pasó una cosa impresionante. El estaba medio celoso de mi colaboración con Astor; yo los conocía a los dos desde los años cincuenta. Me llamó por teléfono al día siguiente del festival y me dijo: "¿Por qué no se viene a tomar unos mates conmigo?" Cuando llego, él estaba con un pijama chino rojo y negro, abrió la puerta y se despachó con un "usted sabe que ustedes dos han escrito de nuevo La cumparsita ". Eso me dijo Troilo. ¡Impresionante! ¡Impresionante!"