martes, 1 de marzo de 2016

Rodolfo Livingston, arquitecto de familia.

"El fin último de nuestra profesión es enaltecer la vida, hacerla más alegre y menos gris"





La arquitectura es el arte y la técnica de proyectar y construir edificios. El
concepto procede del latín architectura que a su vez tiene origen en el griego.
Puede decirse que la arquitectura se encarga de modificar y alterar 
el ambiente físico para satisfacer las necesidades del ser humano. Los arquitectos no sólo se encargan de desarrollar construcciones en función de su forma y utilidad, sino que también siguen preceptos estéticos. Por eso, la arquitectura suele ser considerada como una de las bellas artes.


El arquitecto es el profesional que se encarga de proyectar, diseñar, construir, y mantener edificios, ciudades y estructuras de diverso tipo. Su arte se basa en reflexionar sobre conceptos del habitar bajo necesidades sociales. 

Entre todos ellos, hoy hablaremos de un arquitecto argentino de fuertes lazos con Cuba.

Nacido en Buenos Aires el 22 de agosto de 1931, Rodolfo Livingston es uno de los arquitectos más conocidos de Argentina. Sin embargo, sus obras no “pesan” tanto como su nombre. Inspirador de la iniciativa cubana Arquitectos de la Comunidad, desde hace mas de cincuenta años desarrolla un método de arquitectura participativa: hacer “para” la gente y no “pese” a la gente.
Fue docente en la universidades del Noroeste, de La Plata y Buenos Aires. Es autor de diez libros, entre los que se destacan: Cirugía de Casas (1990), Arquitectura y Autoritarismo (1991), Arquitectos de la Comunidad El Método (2002), y el ingenioso Memorias de un Funcionario (1991) donde relata su experiencia como director del Centro Cultural Recoleta en 1989, de donde fue expulsado.





Tipo ameno, cordial, posee la virtud de inducir reflexiones a través del humor. Característica esta, que le ha dado satisfacciones en su desempeño docente y profesional. En 1960, cae en sus manos el libro de Sartre y Simone de Beauvoir El Huracán sobre el Azúcar y decide viajar a Cuba como voluntario. Lo designan a la ciudad de Baracoa, donde le encargan la urbanización de un barrio insalubre. Los recursos eran escasos, las comunicaciones inexistentes. La gente desconfiaba. Un día reunió a todos los vecinos para preguntarles cómo creían que debían hacerse sus viviendas aprovechado de la mejor manera los materiales del lugar. Entonces surgió el primer bosquejo, hecho con una varilla en la tierra, que se convirtió después en un barrio construido a la medida de sus habitantes. Lo habían diseñado entre todos y estaban contentos. Esta experiencia fue el puntapié para desarrollar su método de trabajo.


Subvirtiendo el mito de que el arquitecto sólo está para hacer grandes obras, Livingston se especializó en la remodelación y refacción de casas. Treinta años más tarde, tras la publicación de su primer libro Cirugías de Casas , lo invitan a dictar un seminario en Cuba. Allí “encanta” a los cubanos, y difunde su método en toda la isla. Se forma así: Arquitectos de Familia, un equipo de profesionales que asesoran a la gente a muy bajo costo. En 1994 el gobierno cubano impulsa el plan Arquitectos de la Comunidad, que consiste en un sistema participativo para pensar la vivienda.
El proyecto se basa en un método de diseño participativo para la modificación estructural de las viviendas basado en la relación entre el arquitecto y la familia-cliente mediante un detallado estudio del lugar e interroga a los miembros de la familia, utilizando técnicas psicológicas.

Entre 1991 y 1994, el arquitecto Rodolfo Livingston y la arquitecta Selma Díaz, que es su contraparte cubana, impartieron dos veces al año Seminarios-Talleres en varias provincias del país (Ciudad de la Habana, Camagüey, Holguín y Guantánamo).
En marzo de 1994, surgió en Holguín el primer Grupo de Arquitectos de la Comunidad de Cuba, posteriormente fueron surgiendo otros, totalizando 74 (hasta junio de 1996) de los cuales 14 dan servicio en capitales de provincia y 60 en otros centros de municipio.


"No hay pensamiento, hay gestiones que convienen electoralmente"
R.L es crítico de la forma en que se relacionan las grandes ciudades con sus habitantes.
 Al respecto dijo (hablando de la Buenos Aires de las últimas décadas): 
“La ciudad tiene tres enemigos principales: los autos, los jefes de gobierno que se asociación con el capital en contra de la gente, y los desarrolladores inmobiliarios. ¡Lo de los autos es extraordinario! Vos leés la página de economía, y la economía va bárbara porque se han producido 50.000 autos en un mes. Pasas a la página siguiente, y hay caos en el tránsito. ¿Cómo es posible que no se relacionen las dos cosas? Hay una carrera insensata entre el ensanchamiento de autopistas y la producción de automóviles. ¿Cómo es posible creer en un sistema cuyo éxito lleva al fracaso? El sistema te dice que lo ideal es que cada persona tenga un auto. ¡Si se cumpliera eso la atmósfera duraría una semana! Nadie se ha hecho la pregunta elemental que se formula cualquier persona que guarda zapatos en una caja: ¿cuántos caben?
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Hemos compartido parte del trabajo de este evolucionado arquitecto, y aprovecho esto para invitarlos a participar con aquellas curiosidades arquitectónicas que conozcan, del presente o del pasado. Seguro tendrán historias interesantes de locos arquitectos que dejaron su huella en las ciudades donde viven.
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"El arquitecto del futuro se basará en la imitación de la naturaleza, porque es la forma más racional, duradera y económica de todos los métodos." (Antoni Gaudí)