domingo, 21 de octubre de 2018

Lo que nunca se había hecho en Puente.


Gente querida de Puente, hoy voy a hacer algo que nunca se había hecho aquí.
Voy a hablar de deportes.


Estadio Fray Nano.

Baseball, béisbol, juego de pelota, el Rey de los deportes…
¿Cómo entender este juego?
Guía básica para gente que, como yo, no entiende esta historia.
Bueno, resulta que en México es muy popular el juego de pelota, el basaball.
Sin duda no tiene la carga comercial que tiene el futbol, que ya de entrada es una ventaja.


Diablos Rojos del México.

Desde hace ya mucho tiempo que mi corazón está de lado de Los Diablos Rojos del México, sí, así se escribe, del México, sin embargo, nunca jamás había asistido a un partido, ni de los Diablos ni de ningún otro.
Así que fue una sorpresa que gente muy querida nos invitara a un partido de los Diablos aquí en la Ciudad de México que es casa de este equipo.
Por cierto, el estadio de los Diablos es el Fray Nano, no es broma, en fin, me puse a averiguar de qué se trataba este juego.
Entiendo el deporte en general como el enfrentamiento personal o de equipos, con o sin animales, y en situaciones equidad.
Mismo tipo de campo, mismo número de participantes, reglas claras, en fin, con el mínimo de variables posibles para que el encuentro fuese lo más parejo posible.
Con sorpresa veo que el baseball no es así.
¿Se imaginan que en una carrera de caballos un cadi saliera a la pista con tres o cuatro caballos?
¿Se imaginan que en un combate de box un peleador saliera con dos brazos izquierdos y tres derechos?



Bueno, pues eso mismo pasa con el Baseball, sale un solo participante de un equipo y se enfrenta a nueve del equipo contrario ¡Nueve contra uno!





Y si fuese poco esta desigual situación, un individuo estratégicamente parado en una lomita y con la ventaja de terreno superior, le tira tamaña pelota de cuero con velocidad y maña como para pasarle el bólido muy cerca del cuerpo y con eso apantallar y dejar parado al único representante del equipo contrario.
¡Bien harían en invitarle una tacita de té o un agua fresca!
Pero no, prefieren arrojar con fuerza la pelota y en ocasiones incluso pegarle al indefenso y único contrario.



No es raro por tanto que aquel solitario jugador, con tal de defenderse del otro equipo, salga al campo con un bonito palo en las manos y procure golpear la pelota, ya que parece estar prohibido golpear a cualquiera de los contrarios.


Golpes de la vida.

Si el solitario jugador golpea la pelota con fuerza y tino puede invitar amablemente a algunos de los suyos a entrar al campo de juego, pero en el mejor de los casos serán cuatro contra nueve, es decir, siempre en desventaja numérica.
En cualquier otro deporte de equipo cuenta la cantidad de puntos anotados por los equipos participantes, donde gana el que más anotaciones tiene.
No es así en este extraño deporte, donde el juego perfecto es aquel donde nadie anota, nadie conecta un hit y todos mienten pues aseguran que no hay errores.
¿Se imaginan un larguísimo partido de futbol, de tenis, de basquetbol o cualquier otro donde digan que fue perfecto porque nadie anotó nada?
Porque sí, además en estos encuentros el tiempo no cuenta, pueden pasar horas y horas y el partido sigue y sigue.
Por ejemplo, ahora que fuimos al estadio Fray Nano, la sexta entrada duró un suspiro, poco más de diez minutos, la séptima entrada duró más de una hora.
Pero la cosa no termina ahí ¡Faltaba más!
Hay repartidos en el campo cuatro individuos que todo ven y juzgan, y que ponen todo su empeño en entorpecer el juego, incluso son felices cuando les marcan errores a los jugadores de ambos equipos.
Terribles personajes a los que no se les puede tocar y menos hablarles fuerte porque se ofenden y expulsan a quien les parece sin dar cuentas a nadie.



Personalmente no me gusta la violencia y pretendo transitar por senderos más pacíficos, pero siempre es agradable ver que el pícher (el jugador instalado en la lomita), golpea al ampáyer, total, siempre van sobreprotegidos con caretas, hombreras, peto y otros artículos indumentarios que les dan un andar bastante curioso.




Bueno, con toda esta fidedigna información gratuitamente proporcionada por internet, asistimos al Fray Nano, casa de Los Diablos.
Me encontré con un ambiente festivo, donde aficionados de uno y otro equipo fuimos a pasar un buen rato.
Por supuesto no faltaron individuos que confunden el apoyo con el insulto, algunos fueron retirados del estadio, otros se cansaron de provocar y se retiraron solos.
Pero salvo estos muy esporádicos trogloditas, el resto de los asistentes fuimos a pasar una tarde llena de bien estar, cerveza muy fresca, cuanta botana pueda uno ingerir y por supuesto la magnífica compañía de gente a la que queremos mucho.




En el caso de la pelota cubana le voy a los Cocodrilos de Matanzas, ya que Barbarita, extraordinaria amiga, me regaló una estampa de éste equipo.
Tarde llena de magia, primera vez que asistí a un partido, que voy a un estadio y los Diablos, mis Diablos, ganaron.


Fray Nano lleno.



(Con un especial saludo al equipo de “Los Chemamecos”)

martes, 2 de octubre de 2018


Justo hoy conmemoramos la triste memoria de un hecho que llenó de luto a la sociedad mexicana y de sangre los centenarios pisos de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.
A la llegada de los españoles a la Gran Tenochtitlán Tlatelolco era el gran mercado donde los pobladores de la capital azteca realizaban su avituallamiento.
Consumada la conquista se erigió en el lugar el templo de Santiago Tlatelolco donde se estableció la escuela de oficios que atendiera a la población indígena.

Plaza de las Tres Culturas


Siglos después se construyeron modernos edificios de apartamentos, se rescataron las antiguas estructuras enterradas y al área principal se le dio el nombre “Plaza de las tres culturas” por las tres fases constructivas, la imperial azteca, la virreinal colonial y la independiente moderna.
En julio de 1968 estudiantes de diferentes instituciones se enfrentaron a golpes a partir de un encuentro de futbol americano. Las fuerzas del orden actuaron con exceso de fuerza y poca inteligencia, lejos de intervenir y detener a los rijosos, golpearon, allanaron sin orden ni concierto instalaciones educativas, detuvieron a propios y extraños, aun a personas que iban pasando por el lugar.
La respuesta de los jóvenes estudiantes no se hizo esperar, se organizaron y se manifestaron para pedir rendición de cuentas y justicia.
La reacción de las autoridades fue brutal y fuera de toda lógica, el cuerpo de granaderos, la policía secreta e incluso grupos fuera de toda legalidad cargaron en contra de los estudiantes.
A cada represión los estudiantes respondían con mayor unidad y organización, la espiral de violencia crecía cada momento.




El gobierno mexicano, entonces a cargo de Gustavo Días Ordaz vio en la organización estudiantil las trazas de un movimiento internacional con el fin de derrocar al gobierno e imponer un régimen comunista.
Los medios de comunicación de la época dan la voz a grupos pro gubernamentales y silencian a todo aquel crítico del sistema.
 “La FNET (Federación Nacional de Estudiantes Técnicos), mostrando su lealtad al régimen, manifiesta que el gobierno de México es víctima de una conspiración nacional e internacional «por parte de los provocadores tradicionales organizados en las corrientes del maoísmo, y del trotskismo», quienes, dice, desde hace tiempo estaban ya preparados para el estallido de violencia, «si no en estos días, sí en las épocas en las que México ofrecerá su corazón a la juventud del mundo en la XIX Olimpiada»”
Cabe mencionar que el inicio del conflicto estudiantil inicia unos días antes de la conmemoración del XV aniversario del asalto al cuartel Moncada en Cuba, esto fue más que suficiente para alimentar las neurosis del gobierno mexicano y decretar la infiltración de intereses de países de la órbita comunista.
Lo que sí se ha podido demostrar es la injerencia de agencias norteamericanas que alimentaron la distorsionada historia repetida hasta la náusea por autoridades mexicanas.
El Ejército Mexicano había tomado las instalaciones de la Universidad, para ello incluso fueron capaces de disparar con una bazuca contra la centenaria puerta de la preparatoria uno y no fue hasta el primero de octubre que desalojó este y otros espacios.
El dos de octubre, un día después de la salida del ejército y a diez días del inicio de las XIX olimpiadas, los estudiantes llaman a una reunión abierta en la Plaza de las Tres Culturas.



El Batallón Olimpia, soldados vestidos de civil se infiltraron en la manifestación, incluso llegaron al pasillo del edificio Chihuahua desde donde los dirigentes estudiantiles hablaban a los manifestantes.
Cinco minutos antes de las seis de la tarde desde un edificio dispararon un par de bengalas rojas, un helicóptero respondió con una verde y otra roja.
Fue la señal, francotiradores apostados en las azoteas de edificios aledaños abrieron fuego contra la manifestación.










La multitud corrió a donde pudo, atrapados e infiltrados. Muchos fueron al templo de Santiago Tlatelolco para pedir auxilio, las puertas del templo no se abrieron, había sido tomado también por el ejército y fuerzas paramilitares, desde aquella centenaria azotea también se disparaba a los estudiantes.

Gustavo Días Ordaz


Gustavo Días Ordaz tomó la responsabilidad de los hechos, diciendo que se habían tomado aquellas medidas para evitar el derrocamiento de su gobierno, que el ejército solo había respondido a las agresiones de los manifestantes y desde un principio anunció que en la refriega solo se habían producido una veintena de muertos y unos pocos detenidos.
Elena Poniatowska escribió tres años después el desgarrador libro “La noche de Tlatelolco”, relata la entrevista de una madre que había perdido a su hijo en aquella trágica jornada y que había contado 65 cadáveres víctimas de la masacre solo en el primer donde buscó a su hijo.



Nunca se ha podido saber la cantidad de víctimas, según el parte oficial fueron veinte, el periodista ingles independiente John Rodda calculó 325 fallecidos, la BBC calculó en 2005 que las víctimas fatales fueron entre 200 y 300.
Cifras conservadoras calculan en unos 3000 detenidos, incluidos estudiantes, reporteros, población civil, e incluso visitantes extranjeros, testigos de aquellos días de memoria negra.
La prensa y los medios de comunicación fueron coptados y silenciados, la censura y sobre todo la auto censura fueron la voz mayoritaria. Se supo más en el extranjero que aquí mismo. Muy pocos periódicos en México tuvieron los tamaños para publicar y cuestionar el accionar de gobierno y ejército.


De los pocos periódicos que publicaron la noticia

Los gobiernos posteriores aseguraron que se había tratado de un movimiento contrarrevolucionario que había pretendido desestabilizar al país entero, es en muy oficialista Enciclopedia Gráfica de la Revolución Mexicana donde encontramos esta descripción.


ejemplo de prensa gubernamental


En años recientes se trató de llegar a una verdad jurídica, que el gobierno de Días Ordaz era culpable de la matanza. Las mismas instituciones encargadas de buscar justicia entorpecieron la investigación y dejaron que se perdiera aquella búsqueda
Los tiempos cambian, en 2012 durante su toma de posesión, Enrique Peña Nieto, apoyado por el mismo partido que perpetró la matanza, pidió un minuto de silencio por las víctimas de aquella noche, e incluso dijo que hacía suyas las banderas de aquel movimiento.
Es muy triste publicar que fue aquí en México, durante aquellas negras jornadas que se implementó la estrategia de lo que hoy conocemos como desapariciones forzadas, detenciones sin orden alguna de personas por el solo hecho de parecer sospechosos, de someterlos a tortura y de los que jamás se volvió a saber.
Fue también hace muy pocos años que se supo de vuelos de la muerte en esos tiempos, la noticia fue acallada rápidamente y no se volvió a hablar del asunto.
El peso de aquellos muertos han terminado por vencer las anquilosadas estructuras entonces hegemónicas e inamovibles, ciegas y sordas.
Cincuenta años después nuestros muertos, nuestros desaparecidos, nuestros torturados aun claman justicia.








Universidad, Nunca más un 68