viernes, 1 de enero de 2010

Barreras arquitectónicas



Vivencias en relación a las barreras arquitectónicas
-Ya recibida de contadora no podía hacer prácticamente trámites, pues DGI, ANSES, etc. tenían escaleras imposible de subir, BARRERAS INFRANQUEABLES…
-Algo realmente que si no estuvieran implicadas cuestiones muy serias, como LA EVALUACION PARA EL OTORGAMIENTO DEL CERTIFICADO DE DISCAPACIDAD, sería RISUEÑO, GROTESCO… La primera vez que solicité el certificado, voy al Hospital Zonal San José, construido después de la ley 22.431, por lo tanto DEBIA CUMPLIR CON LOS REQUISITOS DE NO TENER BARRERAS ARQUITECTÓNICAS… y me encuentro con que la revisación era en la planta alta. Por supuesto SIN ASCENSOR…Muy amablemente el Dr. Juan C. Ferreira me evaluó en una oficinita cualquiera, y me contó en alguna oportunidad tuvo que hacer la evaluación EN EL BAÑO…Sin palabras…
-Yo desde ya les confieso nunca me gustó demasiado la profesión, como ya dije, estudié ciencias económicas porque era lo único que se me ofrecía para poder ejercer en mi ciudad, pero creo que algo determinante para que la abandonara casi por completo, fue la NEGATIVA del Consejo Profesional de Ciencias Económicas a construir una RAMPA en el coqueto edificio que compraron y remodelaron, pero claro, no tuvieron en cuenta que una de las socias era discapacitada. Tampoco tuvieron en cuenta que la ley prohibía que se construyeran o remodelaran edificios de uso público  sin las correspondientes adaptaciones…Después de presentar notas a la Comisión Directiva y con el apoyo de los entonces Jóvenes Graduados, solo obtuve que pusieran un timbre para que vinieran a atenderme en la vereda. Si, así como lo leen. Era no solo caro sino una “pena “romper el mármol de la escalinata”. Y ni siquiera se les ocurrió una rampa móvil, o por lo menos barandas adecuadas…No pude asistir más a los cursos dictados en “mi” consejo. Y se incrementó mi rechazo por la profesión, y todo lo que tuviera que ver con los contadores. Salvo excepciones. Algunas de mis mejores amigas son contadoras.
-Otra barrera son los ómnibus de larga distancia. En una oportunidad con la sobrina de una amiga nos íbamos a Gessell. Por supuesto había sacado pasaje en una unidad de piso bajo. A último momento la cambiaron. Con Rosanita,  hoy psicóloga, que también es combativa y defensora de la justicia, impedimos que arrancara el colectivo, hasta que nos ubicaran en uno de piso bajo, como correspondía. Por supuesto, bajo amenaza de denuncia y juicio…
-Los bancos, un capítulo aparte. Hasta hace un tiempo cobraba una pensión en el Credicoop de mi ciudad. Estos bancos forman parte de una “cadena”, de bancos cooperativos, cuyo slogan es la solidaridad, que se evidencia en “ponerse en lugar del otro”. Esto lo expresaban en una tarjeta navideña…Pues nada más lejos de la realidad. La 1ra. Vez que voy a cobrar, me lleva un amigo, me deja y va a estacionar. Yo entro, y veo que para llegar a cualquiera de las cajas, había una escalinata enorme, imposible en mi estado, de subir. Empiezo a decirle a las personas que subían, le avisaran a alguien. Pues estuve media hora, ya casi llorando, hasta que llegó mí amigo. Y pedimos que viniera el Sr. Gerente. Yo a esta altura, y creo que comprensiblemente, estaba muy nerviosa. Le pregunté porque no ponían una rampa, o por lo menos alguien que atendiera a los viejitos y discapacitados. Me contestó no era cuestión de él. Y que ellos se habían mudado a este lugar que ya estaba en esas condiciones. Mi respuesta fue ¿Qué pasaría si él se discapacitaba o fuera su hijo discapacitado?...Creo es una pregunta lógica, que ahora le hago a TODO EL MUNDO ante situaciones de discriminación, pues creo que la sociedad está lejos de entender QUE EN CADA SER HUMANO HAY UN DISCAPACITADO EN POTENCIA: POR ENFERMEDAD, ACCIDENTE O VEJEZ…Pues bien, este buen hombre me dijo que gracias a Dios no tenia ningún familiar discapacitado, y que yo era una ¡¡¡MALA PERSONA POR ESTAR DESEANDOLE EL MAL!!!Doble reflexión: primero, solo quise que se pusiera en mi lugar, por un instante, no que realmente se discapacitara él ni su flia. Y en 2do. Lugar, vemos en pleno siglo XXI que la palabra discapacidad está asociada con EL MAL. Los discapacitados somos MALOS, por naturaleza… Un horror….
-Se confirma mi “sobrinita”, hija de una prima hermana, soy la madrina, por supuesto quiero asistir a la ceremonia, pero llego hasta la puerta de la Iglesia San Antonio de Padua , en Pergamino, pues … la entrada es una enorme ESCALERA… No precisamente al cielo. El sacerdote, y el enviado del obispo ni se dignaron a pedirme aunque sea disculpas. Me quedé en la puerta llorando, y luego le escribí al obispo Monseñor Castagna, que me comprendió y pidió perdón en nombre de la Iglesia Institución. Pero la escalera sigue estando
-Hace unos años decidí intentar cumplir el sueño de estudiar psicología, que fue la carrera que siempre me gustó. Empecé en la UCALP de Rosario, y me encontré con 2 escalones en la entrada, que el sr. Arquitecto que forma parte de la sociedad dueña de la facultad, me dijo a mí  y a un amigo que también me acompañaba en el reclamo, que no se podía romper ese mármol, era muy caro y antiestético. Terminaron colocando una rampa móvil, que de tan móvil, no era para nada segura…Y lo peor es que muchas charlas y clases especiales se daban en el subsuelo, por supuesto sin ascensor. Igual debo decir que salvo esos “detalles” tengo un buen recuerdo de mi paso por esa facultad. No pude recibirme por el deterioro en mi salud, pero me quedaron amigos entrañables entre los profesores y los alumnos, mis compañeros.
-Baños, otro tema. En una época me inscribí en Tribunales como perito contadora, y ya sea con mi auto, cuando lo tenía, o en remis, hacía pericias, muchas veces en capital. He llegado a estar 2 HORAS dando vueltas para encontrar un bar, una confitería, una estación de servicio con baño en la planta baja. Casi siempre terminé yendo al Alto Palermo o Patio Bulrich, donde, por una cuestión puramente comercial, pero INTELIGENTE, el discapacitado  (que ellos suponen el que va allí es de clase alta) debe poder sentirse cómodo para consumir sus productos y servicios… Lo mismo pasa con los Mc’Donals.
-Desde que tuve que aceptar la silla de ruedas, desde ese momento prácticamente se cerraron las “puertas de la vida social para mi”. Es casi imposible encontrar autos donde quepa la silla. Hay pocas estaciones de servicio y ningún ómnibus de larga distancia con baños adaptados. Solo unos pocos con piso bajo. Y poquísimas líneas de colectivos accesibles. Y ni hablemos si quiero ir a un restaurante, o espectáculo público. En Pergamino una excepción es el complejo La Opinión, en Rosario un barcito frente al río: Quillagua. Y en Buenos Aires casi nada salvo como dije antes, los shopings. Por supuesto si de hoteles se trata, salvo los de 4 y 5 estrellas, prácticamente los demás ni saben de que se trata cuando les pregunto por habitaciones accesibles.