viernes, 20 de octubre de 2017

Encuentro lo cósmico 8 de octubre


   Un par de acotaciones antes de relatar la jornada:
1.- Nos tocó en (mala) suerte estar hospedados en el Hotel Teresita, donde fuimos objeto de malos tratos y peores atenciones, en el baño no había papel ni toallas, ante la pregunta la dueña nos dijo que era una tarifa baja y que no incluía estos artículos.
   Nos vendió caro el papel y de las toallas ni hablar, no había.
   Tampoco había agua para bañarse así que tener o no toallas estaba por demás.
  La lista de prohibiciones raya en lo ridículo y cierran temprano el acceso, así que si te quedabas fuera no había forma de ocupar tu cuarto.
   Tampoco hubo limpieza de habitaciones.
2.- Si por alguna razón van a Vallegrande, lugar muy bonito e interesante, hospédense en el hotel Juanita, es  muy céntrico y el trato es todo lo contrario.
   Bueno, el relato.


La Tropa Cósmica en el Monumento al Che.

   Por supuesto una gran parte del grupo salió a la noche y se apoderaron del bello kiosko del parque, donde cantaron y se la pasaron bien.
   Madrugadas sin ir a dormir.
   Por supuesto a la mañana siguiente salimos algo tarde rumbo a La Higuera.
   Desvelados y sonrientes íbamos subiendo a los camiones. En un momento subió un tropero español, vio el panorama y se bajó al notar la presencia de la tropa chilena, colombiana y guatemalteca.
   Tengo la impresión de que el pobre hombre quería descansar, no creo que lo lograra.
   El camino es absolutamente cuesta arriba, la terracería calcinada por el inclemente sol boliviano es polvo y piedra.
   Grandes desfiladeros se abrían sin solución de final, carretera de no cometer errores.
   Kilómetros de curvas interminables, sinuosos senderos, sol inclemente y gente caminando aquellas polvaredas.
   Llevaban banderas, mantas y la firme mirada puesta en llegar a La Higera.


Pucará.

   Tras una eternidad llegamos a Pucará, poblado último antes de llegar a nuestro destino.
   Es un poblado pequeño de casas frescas y agradables. En este sector hay una franja de zonas arboladas. Grandes pinos y oyameles dan frescura a este lugar.
   El gobierno ha dispuesto puestos de atención médica gratuita para todos aquellos que sientan el mal de montaña.
   También hay servicio de baño y agua potable para todo el que lo requiera.


Pucará.

  Tras el breve descanso salimos de nuevo, el ambiente dentro de los buses era de más calma, sabíamos que ya estábamos cerca de aquel lugar.
   Un rato después pudimos ver el pequeño poblado, muy pequeño, montado entre cañadas secas y multitud de espinos, La Higuera destaca por sus techos rojos y sus paredes limpias.


La Higuera.

   El camino está cerrado, los dos kilómetros que nos separan hay que hacerlos a pie.
   Polvo y piedra.
   Al llegar una profunda tristeza se nota en el aire.
   La nueva escuela está cerrada pues ahí se realiza el acto oficial con Evo Morales, las hijas y el hermano del Che.
   Sale Evo, la gente lo saluda, se entonan cantos y porras.
  En cuanto se retira mucha gente emprende su propio regreso.
   Nosotros nos quedamos.
   Ya más sereno el ambiente, la Tropa Cósmica organiza la entrega de obsequios que hemos llevado para los alumnos de la escuela de La Higuera, son once niños en total.





Los niños de La Higuera.




   Se les cuenta hermosas historias de las montañas cercanas, los niños nos obsequian un poema que recitan para nosotros.
   Con nosotros va un cantautor cubano de nombre Silvio Alejandro, ha compuesto una pieza que quiere compartir ahí en la Higuera.



   Lo llaman para que la interprete, él nos dice que le gustaría mucho, pero que prefiere que cantemos juntos una canción que todos sepamos. Sin más inicia y nosotros lo seguimos:

“Apareciste en la mitología de mi amor
de la mano de mi madre
con un acento raro y una boina tornasol.
Un día me contó que ya no estabas
y se le quebró la voz.

Aprendí tu diario y tus mañas de orador
como la Biblia moderna
y con "Che Comandante" y la "Suite de las Américas"
ya completé el rosario y el Ave María
de mi religión.

Guevara, tú vuelves al camino con la adarga al brazo,
pintado en los pullóveres de los muchachos
o vigilante desde la pared.
Por eso te llevo en mi cartera como un buen resguardo
o como la casera, estampita de un santo,
para que me proteja y me hale las orejas
si algún día malo me olvido del Che.

Tus hijos comieron del mismo pan que comí yo,
fuimos al mismo colegio,
viviste con el pueblo en su misma condición,
por eso estás al lado de Camilo
y a la izquierda de Changó.

Y a los que te utilizan como tema del sermón
y hacen todo lo contrario
no les permitiremos más discursos en tu honor
ni que usen tu retrato si van a predicar
lo que no son.”

   Yo canté hasta donde pude, la emoción era demasiada. No fui el único.


La silla del Che.

   Después fuimos a la escuelita, aquel lugar donde justo cincuenta años atrás gobierno y ejército boliviano hicieron hasta lo imposible por desaparecer física y espiritualmente al Che y lograron todo lo contrario.
   Hay quien pretendió y pretende aun dejar su huella en el polvo, pero el viento pronto borra aquellas improntas superficiales, es la piedra viva, la roca madre la que prevalece.
Polvo y piedra.


Monumento al Che en La Higuera.




8 comentarios:

Unknown dijo...

Gracias Querido Compañero Armando!Ante las noticias de hoy q confirman q los restos encontrados son de Santiago Maldonado, este relato de lo vivido juntos en La Higuera y Vallegrande me emociona y me enlaza aun mas a la Tropa q me cobijó y consoló con bellos gestos de ternura. Necesito esos gestos ya k el dolor es inmenso. Vivimos nuevamente la noche larga de la injusticia. Duele mucho este pais! Los abraxo a vos y a tu incondicional Lupita, yo se q estan. Los llevo en mi corazon.

Mimí dijo...

Así es Ro. Tengo una sensación de profunda tristeza, aún sospechando desde el principio que el final no sería feliz.

Armando: gracias por todo este relato.

Es muy bello ver a "los niños de La Higuera".
Imagino que ese pequeño pueblo cambió su rumbo para siempre. Un lugar perdido en la sierra que no hubiese sido más que un puntito en el mapa, debe ser lugar de peregrinación permanente. Qué cosas tan raras hace la historia...
Me permito pasar un enlace, ya que yo misma no podría hubicarlo sin mirar esto: mapa de Bolivia.

Hasta mañana.

Mariluz Morgan dijo...

Emocionada... muy emocionada... Gracias, Armando, por transportarnos hasta allá.

Armando González dijo...

Mis lindas Fatas, nos enteramos de la triste noticia de Santiago Maldonado, es muy indignante todo esto.
En México la investigación de este tipo de asuntos suele ser turbia y parcial, a tal grado que no se encuentran responsables o incluso rastros de las víctimas.
De corazón espero que allá en nuestra adolorida y querida Argentina y en toda Indoamérica jamás se repitan estas atrocidades.
La Higuera fue desde un principio, un muy pequeño poblado de agricultores dedicados básicamente al autoconsumo.
Tras el asesinato del Che y sus compañeros el lugar fue tomado por las fuerzas armadas, la idea era fomentar el temor para que nadie hablara de lo que ahí había pasado.
Lo lograron a medias, pronto manos anónimas colocaron monumentos dedicados al Che que eran inmediatamente destruidos por las fuerzas castrenses. Al día siguiente, esas mismas manos anónimas habían reparado y repuesto los monumentos.
Lo que sí pasó fue que la población disminuyó drásticamente, para 1967 había poco más de 150 habitantes, la escuelita tendría como treinta alumnos.
Hoy La Higuera tiene alrededor de cincuenta habitantes y once niños en la escuela.
Es muy visitado en mayo y en octubre, el resto del año las visitas son muy esporádicas.
Gracias por el mapa, hacía falta.

Armando González dijo...

Hay nueva entrada.

Mimí dijo...

Gracias por los datos de La Higuera, Armando

Eduardo, el viejo escaramujo dijo...

Tengo entendido que en La Higuera se rinde culto a un santo muy milagroso, dicen. San Ernesto de La Higuera creo que le llaman...

Armando González dijo...

San Ernesto de la Sierra.
Incluso tiene una oración.