miércoles, 10 de septiembre de 2014

EL GOLPE A SALVADOR ALLENDE CONTADO POR GARCÍA MARQUEZ

Chile, el golpe y los gringos. (Crónica de una tragedia organizada)

A un año mas del fatídico 11 de Septiembre de 1973, Puente cubano al mundo, quiere  recordarlo en las palabras de un grande, Gabriel García Marquez.
Todo el dolor de truncar un proyecto que podía haber cambiado el continente,  desnudado,  mostrando cuanto se jugaba, y cuanta muerte iban a sembrar para impedirlo.
Los convocamos a sumarse a nuestra evocación de Salvador Allende, y lo que quiso para su Chile y para nuestra América, a través de todo lo que puedan acercarnos,  para exorcizar tanto dolor con la memoria colectiva.

A fines de 1969, tres generales del Pentágono cenaron con cuatro militares chilenos en una casa de los suburbios de Washington. El anfitrión era el entonces coronel Gerardo López Angulo, agregado aéreo de la misión militar de Chile en los Estados Unidos, y los invitados chilenos eran sus colegas de las otras armas. La cena era en honor del Director de la escuela de Aviación de Chile, general Toro Mazote, quien había llegado el día anterior para una visita de estudio. Los siete militares comieron ensalada de frutas y asado de ternera con guisantes, bebieron los vinos de corazón tibio de la remota patria del sur donde había pájaros luminosos en las playas mientras Washington naufragaba en la nieve, y hablaron en inglés de lo único que parecía interesar a los chilenos en aquellos tiempo: las elecciones presidenciales del próximo septiembre. A los postres, uno de los generales del Pentágono preguntó qué haría el ejército de Chile si el candidato de la izquierda Salvador Allende ganaba las elecciones. El general Toro Mazote contestó: “Nos tomaremos el palacio de la Moneda en media hora, aunque tengamos que incendiarlo”
Uno de los invitados era el general Ernesto Baeza actual director de la Seguridad Nacional de Chile, que fue quien dirigió el asalto al palacio presidencial en el golpe reciente, y quien dio la orden de incendiarlo. Dos de sus subalternos de aquellos días se hicieron célebres en la misma jornada: el general Augusto Pinochet, presidente de la Junta Militar, y el general Javier Palacios, que participó en la refriega final contra Salvador Allende. También se encontraba en la mesa el general de brigada aérea Sergio Figueroa Gutiérrez, actual ministro de obras públicas, y amigo íntimo de otro miembro de la Junta Militar el general del aire Gustavo Leigh, que dio la orden de bombardear con cohetes el palacio presidencial. El último invitado era el actual almirante Arturo Troncoso, ahora gobernador naval de Valparaíso, que hizo la purga sangrienta de la oficialidad progresista de la marina de guerra, e inició el alzamiento militar en la madrugada del once de septiembre.
Aquella cena histórica fue el primer contacto del Pentágono con oficiales de las cuatro ramas chilenas. En otras reuniones sucesivas, tanto en Washington como en Santiago, se llegó al acuerdo final de que los militares chilenos más adictos al alma y a los intereses de los Estados Unidos se tomarían el poder en caso de que la Unidad Popular ganara las elecciones. Lo planearon en frío, como una simple operación de guerra, y sin tomar en cuenta las condiciones reales de Chile.
El plan estaba elaborado desde antes, y no sólo como consecuencia de las presiones de la International Telegraph & Telephone (I.T.T), sino por razones mucho más profundas de política mundial. Su nombre era “Contingency Plan”. El organismo que la puso en marcha fue la Defense Intelligence Agency del Pentágono, pero la encargada de su ejecución fue la Naval Intelligency Agency, que centralizó y procesó los datos de las otras agencias, inclusive la CIA, bajo la dirección política superior del Consejo Nacional de Seguridad. Era normal que el proyecto se encomendara a la marina, y no al ejército, porque el golpe de Chile debía coincidir con la Operación Unitas, que son las maniobras conjuntas de unidades norteamericanas y chilenas en el Pacífico. Estas maniobras se llevaban a cabo en septiembre, el mismo mes de las elecciones y resultaba natural que hubiera en la tierra y en el cielo chilenos toda clase de aparatos de guerra y de hombres adiestrados en las artes y las ciencias de la muerte.
Por esa época, Henry Kissinger dijo en privado a un grupo de chilenos: “No me interesa ni sé nada del Sur del Mundo, desde los Pirineos hacia abajo”. El Contingency Plan estaba entonces terminado hasta su último detalle, y es imposible pensar que Kissinger no estuviera al corriente de eso, y que no lo estuviera el propio presidente Nixon.
Ningún chileno cree que mañana es martes. Chile es un país angosto, con 4.270 kilómetros de largo y 190 de ancho, y con 10 millones de habitantes efusivos, dos de los cuales viven en Santiago, la capital. La grandeza del país no se funda en la cantidad de sus virtudes, sino el tamaño de sus excepciones. Lo único que produce con absoluta seriedad es mineral de cobre, pero es el mejor del mundo, y su volumen de producción es apenas inferior al de Estados Unidos y la Unión Soviética. También produce vinos tan buenos como los europeos, pero exportan poco porque casi todos se los beben los chilenos. Su ingreso per cápita, 600 dólares, es de los más elevados de América Latina, pero casi la mitad del producto nacional bruto se lo reparten solamente 300.000 personas. En 1932, Chile fue la primera república socialista del continente, y se intentó la nacionalización del cobre y el carbón con el apoyo entusiasta de los trabajadores, pero la experiencia sólo duró 13 días. Tiene un promedio de un temblor de tierra cada dos días y un terremoto devastador cada tres años. Los geólogos menos apocalípticos consideran que Chile no es un país de tierra firme sino una cornisa de los Andes en una océano de brumas, y que todo el territorio nacional, con sus praderas de salitre y sus mujeres tiernas, está condenado a desaparecer en un cataclismo.
Los chilenos, en cierto modo, se parecen mucho al país. Son la gente más simpática del continente, les gusta estar vivos y saben estarlo lo mejor posible, y hasta un poco más, pero tienen una peligrosa tendencia al escepticismo y a la especulación intelectual. “Ningún chileno cree que mañana es martes”, me dijo alguna vez otro chileno, y tampoco él lo creía. Sin embargo, aún con esa incredulidad de fondo, o tal vez gracias a ella, los chilenos han conseguido un grado de civilización natural, una madurez política y un nivel de cultura que son sus mejores excepciones. De tres premios Nobel de literatura que ha obtenido América Latina, dos fueron chilenos. Uno de ellos, Pablo Neruda, era el poeta más grande de este siglo.
Todo esto debía saberlo Kissinger cuando contestó que no sabía nada del sur del mundo, porque el gobierno de los Estados Unidos conocía entonces hasta los pensamientos más recónditos de los chilenos. Los había averiguado en 1965, sin permiso de Chile, en una inconcebible operación de espionaje social y político: el Plan Camelot. Fue una investigación subrepticia mediante cuestionarios muy precisos, sometidos a todos los niveles sociales, a todas las profesiones y oficios, hasta en los últimos rincones del país, para establecer de un modo científico el grado de desarrollo político y las tendencias sociales de los chilenos. En el cuestionario que se destinó a los cuarteles, figuraba la pregunta que cinco años después volvieron a oír los militares chilenos en la cena de Washington: “¿Cuál será la actitud en caso de que el comunismo llegue al poder? -La pregunta era capciosa. Después de la operación Camelot, los Estados Unidos sabían a cierta que Salvador Allende sería elegido presidente de la república.
Chile no fue escogido por casualidad para este escrutinio. La antigüedad y la fuerza de su movimiento popular, la tenacidad y la inteligencia de sus dirigentes, y las propias condiciones económicas y sociales del país permitían vislumbrar su destino. El análisis de la operación Camelot lo confirmó: Chile iba a ser la segunda república socialista del continente después de Cuba. De modo que el propósito de los Estados Unidos no era simplemente impedir el gobierno de Salvador Allende para preservar las inversiones norteamericanas. El propósito grande era repetir la experiencia más atroz y fructífera que ha hecho jamás el imperialismo en América Latina: Brasil.
Doña cacerolina se echa a la calle. El 4 de septiembre de 1970, como estaba previsto, el médico socialista y masón Salvador Allende fue elegido presidente de la república. Sin embargo, el Contingency Plan no se puso en práctica. La explicación más corrientes es también la más divertida: alguien se equivocó en el Pentágono, y solicitó 200 visas para un supuesto orfeón naval que en realidad estaba compuesto por especialistas en derrocar gobiernos, y entre ellos varios almirantes que ni siquiera sabían cantar. El gobierno chileno descubrió la maniobra y negó las visas. Este percance, se supone, determinó el aplazamiento de la aventura. Pero la verdad es que el proyecto había sido evaluado a fondo: otras agencias norteamericanas, en especial la CIA y el propio embajador de los Estados Unidos en Chile, Edward Korry, consideraron que el Contingency Plan era sólo una operación militar que no tomaba en cuenta las condiciones actuales de Chile.
En efecto, el triunfo de la Unidad Popular no ocasionó el pánico social que esperaba el Pentágono. Al contrario, la independencia del nuevo gobierno en política internacional, y su decisión en materia económica, crearon de inmediato un ambiente de fiesta social. En el curso del primer año se habían nacionalizado 47 empresas industriales, y más de la mitad del sistema de créditos. La reforma agraria expropió e incorporó a la propiedad social 2.400.000 hectáreas de tierras activas. El proceso inflacionario se moderó: se consiguió el pleno empleo y los salarios tuvieron un aumento efectivo de un 40 por ciento.
El gobierno anterior, presidido por el demócrata cristiano Eduardo Frei, había iniciado un proceso de chilenización del cobre. Lo único que hizo fue comprar el 51 por ciento de las minas, y sólo por la mina de El Teniente pagó una suma superior al precio total de la empresa. La Unidad Popular recuperó para la nación con un solo acto legal todos los yacimientos de cobre explotados por las filiales de compañías norteamericanas, la Anaconda y la Kennecott. Sin indemnización: el gobierno calculaba que las dos compañías habían hecho en 15 años una ganancia excesiva de 80.000 millones de dólares.
La pequeña burguesía y los estratos sociales intermedios, dos grandes fuerzas que hubieran podido respaldar un golpe militar en aquél momento, empezaban a disfrutar de ventajas imprevistas, y no a expensas del proletariado, como había ocurrido siempre, sino a expensas de la oligarquía financiera y el capital extranjero. Las fuerzas armadas, como grupo social, tienen la misma edad, el mismo origen y las mismas ambiciones de la clase media y no tenían motivo, ni siquiera una coartada, para respaldar a un grupo exiguo de oficiales golpistas. Consciente de esa realidad, la Democracia Cristiana no solo no patrocinó entonces la conspiración de cuartel, sino que se opuso resueltamente porque la sabía impopular dentro de su propia clientela.
Su objetivo era otro: perjudicar por cualquier medio la buena salud del gobierno para ganarse las dos terceras partes del Congreso en las elecciones de marzo de 1973. Con esa proporción podía decidir la destitución constitucional del presidente de la república.
La Democracia Cristiana era una grande formación inter-clasista, con una base popular auténtica en el proletariado de la industria moderna, en la pequeña y media industria moderna, en la pequeña y media propiedad campesina, y en la burguesía y la clase media de las ciudades. La Unidad Popular expresaba al proletariado obrero menos favorecido, al proletariado agrícola, a la baja clase media de las ciudades.
La Democracia Cristiana, aliada con el Partido Nacional de extrema derecha, controlaba el Congreso. La Unidad Popular controlaba el poder ejecutivo. La polarización de esas dos fuerzas iba a ser, de hecho, la polarización del país. Curiosamente, el católico Eduardo Frei, que no cree en el marxismo, fue quien aprovechó mejor la lucha de clases, quien la estimuló y exacerbó; con el propósito de sacar de quicio al gobierno y precipitar al país por la pendiente de la desmoralización y el desastre económico.
El bloqueo económico de los Estados Unidos por la expropiaciones sin indemnización y el sabotaje interno de la burguesía hicieron el resto. En Chile se produce todo, desde automóviles hasta pasta dentífrica, pero la industria tiene una identidad falsa: en las 160 empresas más importantes, el 60 por ciento era capital extranjero, y el 80 por ciento de sus elementos básicos importados. Además, el país necesitaba 300 millones de dólares anuales para importar artículos de consumo, y otros 450 millones para pagar los servicios de la deuda externa. Los créditos de los países socialistas no remediaban la carencia fundamental de repuestos, pues toda industria chilena, la agricultura y el transporte, estaban sustentados por equipo norteamericano. La Unión Soviética tuvo que comprar trigo de Australia para mandarlo a Chile, porque ella misma no tenía y a través del Banco de la Europa del Norte, de París, le hizo varios empréstitos sustanciosos en dólares efectivos. Cuba, en un gesto que fue más ejemplar que decisivo, mandó un barco cargado de azúcar regalada. Pero las urgencias de Chile eran descomunales. Las alegres señoras de la burguesía, con el pretexto del racionamiento y de las pretensiones excesivas de los pobres, salieron a la plaza pública haciendo sonar sus cacerolas vacías. No era casual, sino al contrario, muy significativo, que aquel espectáculo callejero de zorros plateados y sombreros de flores ocurriera la misma tarde que Fidel Castro terminaba una visita de treinta días que había sido un terremoto de agitación social.
La última cueca feliz de Salvador Allende. El Presidente Salvador Allende comprendió entonces, y lo dijo, que el pueblo tenía el gobierno pero no tenía el poder. La frase más alarmante, porque Allende llevaba dentro una almendra legalista que era el germen de su propia destrucción: un hombre que peleó hasta la muerte en defensa de la legalidad, hubiera sido capaz de salir por la puerta mayor de la Moneda, con la frente en alto, si lo hubiera destituido el congreso dentro del marco de la constitución.
La periodista y política Rossana Rossanda, que visitó a Allende por aquella época, lo encontró envejecido, tenso y lleno de premoniciones lúgubres, en el diván de cretona amarilla donde había de reposar el cadáver acribillado y con la cara destrozada por un culatazo de fusil. Hasta los sectores más comprensivos de la Democracia Cristiana estaban entonces contra él. “¿Inclusive Tomic?” -le preguntó Rossana.-”Todos”, contestó, Allende.
En vísperas de las elecciones de marzo de 1973, en las cuales se jugaba su destino, se hubiera conformado con que la Unidad Popular obtuviera el 36 por ciento. Sin embargo, a pesar de la inflación desbocada, del racionamiento feroz, del concierto de olla de las cacerolinas alborotadas, obtuvo el 44 por ciento. Era una victoria tan espectacular y decisiva, que cuando Allende se quedó en el despacho, sin más testigos que su amigo y confidente, Augusto Olivares, hizo cerrar la puerta y bailó solo una cueca.
Para la Democracia Cristiana, aquella era la prueba de que el proceso democrático promovido por la Unidad Popular no podía ser contrariado con recursos legales, pero careció de visión para medir las consecuencias de su aventura: es un caso imperdonable de irresponsabilidad histórica. Para los Estados Unidos era una advertencia mucho más importante que los intereses de las empresas expropiadas; era un precedente inadmisible en el progreso pacífico de los pueblos del mundo, pero en especial para los de Francia e Italia, cuyas condiciones actuales hacen posible la tentativa de experiencias semejantes a las de Chile: Todas las fuerzas de la reacción interna y externa se concentraron en un bloque compacto.
En cambio los Partidos de la Unidad Popular cuyas grietas internas era mucho más profundas de lo que se admite, no lograron ponerse de acuerdo con el análisis de la votación de marzo. El gobierno se encontró sin recursos, reclamado desde un extremo por los partidarios de aprovechar la evidente radicalización de las masas para dar un salto decisivo en el cambio social, y los más moderados que temían al espectro de la guerra civil y confiaban en llegar a un acuerdo regresivo con la Democracia Cristiana. Ahora se ve con mucha claridad que esos contactos, por parte de la oposición no eran más que un recurso de distracción para ganar tiempo.
La CIA y el paro patronal. La huelga de camioneros fue el detonante final. Por su geografía fragorosa, la economía chilena está a merced de su transporte rodado. Paralizarlo es paralizar el país. Para la oposición era muy fácil hacerlo, porque el gremio del transporte era de los más afectados por la escasez de repuestos, y se encontraba además amenazado por la disposición del gobierno de nacionalizar el transporte con equipos soviéticos. El paro se sostuvo hasta el final, sin un solo instante de desaliento, porque estaba financiado desde el exterior con dinero efectivo. La CIA inundó de dólares el país para apoyar el Paro Patronal, y esa divisa bajó en la bolsa negra, escribió Pablo Neruda a un amigo en Europa. Una semana antes del golpe se había acabado el aceite, la leche y el pan.
En los últimos días de la Unidad Popular, con la economía desquiciada y el país al borde de la guerra civil, las maniobras del gobierno y de la oposición se centraron en la esperanza de modificar, cada quien a su favor, el equilibrio de fuerzas dentro del ejército. La jugada final fue perfecta: cuarenta y ocho horas antes del golpe, la oposición había logrado descalificar a los mandos superiores que respaldaban a Salvador Allende, y habían ascendido en su lugar, uno por uno, en una serie de enroques y gambitos magistrales a todos los oficiales que habían asistido a la cena de Washington.
Sin embargo, en aquel momento el ajedrez político había escapado a la voluntad de sus protagonistas. Arrastrados por una dialéctica irreversible, ellos mismos terminaron convertidos en ficha de un ajedrez mayor, mucho más complejo y políticamente mucho más importante que una confabulación consciente entre el imperialismo y la reacción contra el gobierno del pueblo. Era una terrible confrontación de clases que la habían provocado, una encarnizada rebatiña de intereses contrapuestos cuya culminación final tenía que ser un cataclismo social sin precedentes en la historia de América.
El ejército más sanguinario del mundo. Un golpe militar, dentro de las condiciones chilenas, no podía ser incruento. Allende lo sabía. No se juega con fuego, le había dicho a la periodista italiana Rossana Rossanda. Si alguien cree que en Chile un golpe militar será como en otros países de América, como un simple cambio de guardia en la Moneda, se equivoca de plano. Aquí, si el ejército se sale de la legalidad. habrá un baño de sangre. Será Indonesia. Esa certidumbre tenía un fundamento histórico.
Las fuerzas armadas de Chile, el contrario de lo que se nos ha hecho creer, han intervenido en la política cada vez que se han visto amenazados sus intereses de clase y lo han hecho con un tremenda ferocidad represiva. Las dos constituciones que ha tenido el país en un siglo fueron impuestas por las armas y el reciente golpe militar era la sexta tentativa de los últimos cincuenta años.
El ímpetu sangriento del ejército chileno le viene de su nacimiento, en la terrible escuela de la guerra cuerpo a cuerpo contra los araucanos, que duró 300 años. Uno de los precursores se vanagloriaba, en 1620, de haber matado con su propia mano, en una sola acción, a más de 2.000 personas. Joaquín Edwards Bello cuenta en sus crónicas que durante una epidemia de tifo exantemático, el ejército sacaba a los enfermos de sus casas y los mataba con un baño de veneno para acabar con la peste. Durante una guerra civil de siete meses en 1891, hubo 10.000 muertos en una sola batalla. Los peruanos aseguran que durante la ocupación de Lima, en la guerra del Pacífico, los militares chilenos saquearon la biblioteca de don Ricardo Palma, pero que no usaban los libros para leerlos, sino para limpiarse el trasero.
Con mayor brutalidad han sido reprimidos los movimientos populares. Después del terremoto de Valparaíso, en 1906, las fuerzas navales liquidaron la organización de los trabajadores portuarios con una masacre de 8.000 obreros. En Iquique, a principios del siglo, una manifestación de huelguistas se refugió en la teatro municipal, huyendo de la tropa y fue ametrallada: hubo 2.000 muertos. El 2 de abril de 1957 el ejército reprimió una asonada civil en el centro de Santiago causando un número de víctimas que nunca se pudo establecer, porque el gobierno escamoteó los cuerpos en entierros clandestinos. Durante una huelga en la mina de El Salvador, bajo el gobierno de Eduardo Frei, una patrulla militar dispersó a bala una manifestación y mató a seis personas, entre ellas varios niños y una mujer encinta. El comandante de la plaza era un oscuro general de 52 años, padre de cinco niños, profesor de geografía y autor de varios libros sobre asuntos militares: Augusto Pinochet.
El mito del legalismo y la mansedumbre de aquel ejército carnicero había sido inventado en interés propio de la burguesía chilena. La Unidad Popular lo mantuvo con la esperanza de cambiar a su favor la composición de clase de los cuadros superiores. Pero Salvador Allende se sentía más seguro entre los carabineros, un cuerpo armado de origen popular y campesino que estaba bajo el mando directo del presidente de la república. En efecto, sólo los oficiales más antiguos de los Carabineros secundaron el golpe. Los oficiales jóvenes se atrincheraron en la escuela de Sub-oficiales de Santiago y resistieron durante cuatro días, hasta que fueron aniquilados desde el aire con bombas de guerra.
Esa fue la batalla más conocida de la contienda secreta que se libró en el interior de los cuarteles la víspera del golpe. Los golpistas asesinaron a los oficiales que se negaron a secundarlos y a los que no cumplieron las órdenes de represión. Hubo sublevaciones de regimientos enteros, tanto en Santiago como en la provincia que fueron reprimidas sin clemencia y sus promotores fueron fusilados para escarmiento de la tropa. El comandante de los coraceros de Viña del Mar, coronel Cantuarias, fue ametrallado por sus subalternos. El gobierno actual ha hecho creer que muchos de esos soldados leales fueron víctimas de la resistencia popular. Pasará tiempo antes de que se conozcan las proporciones reales de esa carnicería interna, porque los cadáveres eran sacados de los cuarteles en camiones de basura y sepultados en secreto. En definitiva, sólo medio centenar de oficiales de confianza, al frente de tropas depuradas de antemano, se hicieron cargo de la represión.
Numerosos agentes extranjeros tomaron parte en el drama. El bombardeo del palacio de la Moneda, cuya precisión técnica asombró a los expertos, fue hecho por un grupo de acróbatas aéreos norteamericanos que habían entrado con la pantalla de la operación Unitas, para ofrecer un espectáculos de circo volador el próximo 18 de septiembre, día de la independencia nacional. Numerosos policías secretos de los gobiernos vecinos, infiltrados por la frontera de Bolivia, permanecieron escondidos hasta el día del golpe y desataron una persecución encarnizada contra unos 7.000 refugiados políticos de otros países de América Latina.
Brasil, patria de los gorilas mayores, se había encargado de ese servicio. Había promovido, dos años antes, el golpe reaccionario en Bolivia que quitó a Chile un respaldo sustancial y facilitó la infiltración de toda clase de recursos para la subversión. Algunos de los empréstitos que han hecho los Estados Unidos al Brasil han sido transferidos en secreto a Bolivia para financiar la subversión en Chile. En 1972, el general William Westmoreland hizo un viaje secreto a La Paz, cuya finalidad no se ha revelado. No parece casual, sin embargo, que poco después de aquella visita sigilosa, se iniciaran movimientos de tropa y material de guerra en la frontera con Chile y esto dio a los militares chilenos una oportunidad más de afianzar su posición interna y de hacer desplazamientos de personal y promociones jerárquicas favorables al golpe inminente.
Por fin, el 11 de septiembre, mientras se adelantaba la operación Unitas, se llevó a cabo el plan original de la cena de Washington, con tres años de retraso, pero tal como se había concebido: no como un golpe de cuartel convencional, sino como una devastadora operación de guerra.
Tenía que ser así, porque no se trataba de tumbar a un gobierno, sino de implantar la tenebrosa simiente del Brasil, con sus terribles máquinas de terror, de tortura y de muerte, hasta que no quedara en Chile ningún rastro de las condiciones políticas y sociales que hicieron posible la Unidad Popular. Cuatro meses después del golpe, el balance era atroz: casi 20.000 personas asesinadas; 30.000 prisioneros políticos sometidos a torturas salvajes, 25.000 estudiantes expulsados y más 200.000 obreros licenciados. La etapa más dura, sin embargo; aún no había terminado.
La verdadera muerte de un presidente. A la hora de la batalla final, con el país a merced de las fuerzas desencadenadas de la subversión, Salvador Allende continuó aferrado a la legalidad. La contradicción más dramática de su vida fue ser al mismo tiempo, enemigo congénito de la violencia y revolucionario apasionado y él creía haberla resuelto con la hipótesis de que las condiciones de Chile permitían una evolución pacífica hacia el socialismo dentro de la legalidad burguesa. La experiencia le enseñó demasiado tarde que no se puede cambiar un sistema desde el gobierno sino desde el poder.
Esa comprobación tardía debió ser la fuerza que lo impulsó a resistir hasta la muerte en los escombros en llamas de una casa que ni siquiera era la suya, una mansión sombría que un arquitecto italiano construyó para fábrica de dinero y terminó convertida en le refugio de un presidente sin poder. Resistió durante seis horas, con una metralleta que le había regalado Fidel Castro y que fue la primera arma de fuego que Salvador Allende disparó jamás. El periodista Augusto Olivares, que resistió a su lado hasta el final, fue herido varias veces y murió desangrándose en la Asistencia Pública.
Hacia las cuatro de la tarde, el general de división Javier Palacios logró llegar al segundo piso, con su ayudante, el capitán Gallardo y un grupo de oficiales. Allí, entre las falsas poltronas Luis XV y los floreros de dragones chinos y los cuadros de Rugendas del salón rojo, Salvador Allende los estaba esperando, estaba en mangas de camisa, sin corbata, y con la ropa sucia de sangre. Tenía la metralleta en la mano.
Allende conocía bien al general Palacios. Pocos días antes, le había dicho a Augusto Olivares que aquel era un hombre peligroso que mantenía contactos estrechos con la Embajada de los Estados Unidos. Tan pronto como lo vio aparecer en la escalera, Allende le gritó: “Traidor” y lo hirió en una mano.
Allende murió en un intercambio de disparos con esta patrulla. Luego, todos los oficiales, en un rito de casta, dispararon sobre el cuerpo. Por último, un suboficial le destrozó la cara con la culata del fusil. La foto existe: la hizo el fotógrafo Juan Enrique Lira, del periódico El Mercurio, el único a quien se permitió retratar el cadáver. Estaba tan desfigurado, que a la señora Hortensia Allende, su esposa, le mostraron el cuerpo en el ataúd, pero no permitieron que le descubriera la cara.
Había cumplido 64 años en el julio anterior y era un Leo perfecto: tenaz, decidido e imprevisible. Lo que piensa Allende sólo lo sabe Allende, me había dicho uno de sus ministros. Amaba la vida, amaba las flores y los perros y era de una galantería un poco a la antigua, con esquelas perfumadas y encuentros furtivos. Su virtud mayor fue la consecuencia, pero el destino le deparó la rara y trágica grandeza de morir defendiendo a bala el mamarracho anacrónico del derecho burgués, defendiendo una Corte Suprema de Justicia que lo había repudiado y había de legitimar a sus asesinos, defendiendo un Congreso miserable que los había declarado ilegítimo pero que había de sucumbir complacido ante la voluntad de los usurpadores, defendiendo la libertad de los partidos de oposición que habían vendido su alma al fascismo, defendiendo toda la parafernalia apolillada de un sistema de mierda que él se había propuesto aniquilar sin disparar un tiro. El drama ocurrió en Chile, para mal de los chilenos, pero ha de pasar a la historia como algo que nos sucedió sin remedio a todos los hombres de este tiempo y que se quedó en nuestras vidas para siempre.

56 comentarios:

Patricia Moda dijo...

Tucu, no tengo hoy el tiempo para leerlo, pero el lunes me embulliré.
Sabes? no leí nunca el relato del Gabo... gran deuda, que pagaré el lunes.
Gracias

la Tucu dijo...

Semblanzas de Allende:

Allende

Para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que congregar todos los odios
y además los aviones y los tanques
para batir al hombre de la paz
tuvieron que bombardearlo hacerlo llama
porque el hombre de la paz era una fortaleza

para matar al hombre de la paz
tuvieron que desatar la guerra turbia
para vencer al hombre de la paz
y acallar su voz modesta y taladrante
tuvieron que empujar el terror hasta el abismo
y matar más para seguir matando
para batir al hombre de la paz
tuvieron que asesinarlo muchas veces
porque el hombre de la paz era una fortaleza

para matar al hombre de la paz
tuvieron que imaginar que era una tropa
una armada una hueste una brigada
tuvieron que creer que era otro ejército
pero el hombre de la paz era tan sólo un pueblo
y tenía en sus manos un fusil y un mandato
y eran necesarios más tanques más rencores
más bombas más aviones más oprobios
porque el hombre del paz era una fortaleza

para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que afiliarse para siempre a la muerte
matar y matar más para seguir matando
y condenarse a la blindada soledad
para matar al hombre que era un pueblo
tuvieron que quedarse sin el pueblo.


Mario Benedetti

cubanerías dijo...

Patricia me alegra tu recuperación. Se te pasará el dolor.
Tucu, contenta de verte.
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Magnífica entrada de un hecho histórico que me impactó desde el primer día , cuando oía la noticia temprano en la mañana de aquel 11 de Sep. de 1973. Me disponía a viajar a una ciudad cercana. Me quedé con esa noticia dándome vueltas y luego me he tratado de documentar todo lo que he podido sobre el acontecimineto. Fue triste. Todavía arrastramos la tristeza.

He encontrado una página con relatos de personalidades chilenas sobre como vivieron ese día, entre ellas el de Gladys Marín una revolucionaria a toda prueba y que fue Presidenta del Partido Comunista Chileno.
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A continuación su relato de ese día:

La ex presidenta del Partido Comunista de Chile tenía 30 años en 1973, época en que ocupaba el cargo de Secretaria General de la Juventud Comunista.

Me acuerdo casi perfectamente lo que fue el 11 de septiembre de 1973. Un acontecimiento de ese tipo no se te puede borrar jamás en la vida, jamás, porque además durante estos 30 años se ha revivido constantemente.

Había llegado a Chile dos días antes del Golpe Militar. Estaba en el Festival Mundial de la Juventud en Berlín, que era la capital de la República Democrática Alemana al que fueron miles de jóvenes de todos los países del mundo. De aquí fue una gran delegación chilena, más de 200 jóvenes.

Llegamos a ese festival en Julio con un mensaje de Pablo Neruda, porque ya la situación en Chile estaba muy difícil, veíamos que había todo un intento para derrocar al Gobierno de Allende, todos los días sucedían atentados. Neruda mandó un mensaje a todos los jóvenes del mundo donde pedía solidaridad con el Gobierno de Allende. Después de eso recorrí muchos países, entre ellos Vietnam, Francia e Italia, planteando lo mismo.

Cuando regresé el sábado 8 en la tarde -el Golpe fue el día martes- alcancé a estar en mi casa, ordenar algunos papeles y el lunes salí a reunirme con la dirección del Partido Comunista.

Participé ese lunes en la tarde en una reunión del comité central del partido donde se informó que la situación estaba difícil, pero nadie dijo nada de un golpe, porque nadie sabía que iba a haber un golpe. Jamás que yo recuerde alguien habló de algún levantamiento que fuera a comprometer a todas las cúpulas de las Fuerzas Armadas y menos que iba a ser de la violencia con que se realizó. Eso revela que no es cierto que en Chile hubiera causas tan profundas que justificaran el golpe militar. Falso, en Chile había problemas, había provocación de problemas, pero no había un clima que justificara la violencia que hubo.

El 11 en la mañana nos levantamos con Jorge, mi compañero y esposo, y los niños se fueron a la escuela que estaba en la plaza Ñuñoa. Yo vivía cerca de Chile España, en la calle Cervantes. Empezamos a escuchar noticias de que algo estaba pasando en Valparaíso, de que la Armada se estaba moviendo.

Continuará...

cubanerías dijo...

Continuación...

Jorge me dijo: “me voy a lo mío”. Él era Secretario Regional Metropolitano del partido y yo era la Secretaria General de las juventudes comunistas.

A mí me vino a buscar una camioneta del partido y Jorge salió en auto.

Entonces lo primero que hago, con mi actitud clarísima de que había que defender a Allende, es ir temprano -llegué a eso de las 8:30 de la mañana- al local del Comité Central del Partido Comunista que estaba en Teatinos 416, en la esquina de Compañía. Ahí me encontré con que el local estaba con muy poca gente, por lo menos la dirección del partido no estaba. Yo pensaba que me iba a encontrar con la dirección política del partido, pero no. Me encontré con el compañero Américo Zorrilla, que había sido ministro de Hacienda, y no había más gente. Eso me demuestra que la dirección del partido sí preveía algo, pero no nos comunicaron a todos.

Llegué ahí y ya Allende había hablado por radio Magallanes, habló como tres veces. La primera vez fue temprano. Entonces a mí me dicen ahí que tengo que hablar a nombre del partido, ¡yo que venía llegando de fuera del país! Estaba convencida que tenía que defender a Allende con todo, con la vida, con lo que fuera, y después me doy cuenta que los partidos de la Unidad Popular se repliegan, aunque el pueblo resistió, luchó, las juventudes, los estudiantes.

Entonces llamo a defender al Gobierno de Allende por la radio Magallanes. Llamé a resistir. Con mis palabras de Secretaria de la Juventud del partido llamé a resistir, a defender a Allende, a salir a la calle, estaba convencida de eso. Creo que yo de ahí me habría ido a La Moneda, lo digo sinceramente porque esa era mi actitud.

Después de eso me comunicaron que la dirección del partido estaba en otra parte, en la calle Vergara, justamente en el regional donde Jorge Muñoz, mi compañero, era secretario político. La dirección había tomado la resolución, yo no la sabía, de reunirse en otra parte. Llegué cuando ya la reunión había terminado, y vi salir a Corvalán y a todos los dirigentes, y me dicen que la dirección del partido se había dividido en dos grupos para accionar y que yo pasaba a ser parte del grupo de Víctor Díaz y José Oyarce, entre otros compañeros, y que tenía tal dirección. De acuerdo a cómo ocurrieran las cosas, tenía que recurrir a esa dirección. Todo el mundo se fue.

Pasé las horas que siguieron en un local de la calle República, donde ahora está la universidad Andrés Bello, allí teníamos un local inmenso. Ahí me quedé y empezamos a saber, Allende hablaba y empezaban a bombardear La Moneda.

Continuará.....

cubanerías dijo...

Continuación....

Durante ese rato me empiezan a llamar por teléfono desde la Universidad Técnica, hoy día la USACH, donde estaban todos los estudiantes, estaba Víctor Jara, estaban todos nuestros dirigentes, estaban los profesores, porque ese día se recibía a Allende ahí. Él iba a anunciar el llamado a plebiscito, por eso se adelantaron los golpistas, porque Allende iba a llamar a plebiscito, y a mí me consta. A mí me llamó por teléfono mucha gente preguntándome qué hacían, si se iban o se quedaban allí. ¡Yo les dije que tenían que quedarse! De ahí se los llevaron presos a todos, entre ellos a Víctor. Asumo mi responsabilidad, ¡es que yo no tenía otro pensamiento que defender a Allende!, yo creo que era lo que correspondía, que no había otra forma.

Pasaba la hora y empiezan a decirme que de seguro iban a registrar el local, así que tenía que irme, pero ¿dónde me voy?, dije, y me resistía.

Empiezan a dictar los bandos de la junta militar. Creo que como a las dos de la tarde yo me retiré del local de la juventud y me llevan a una población de la zona sur, una población muy, muy modesta.

Primero pasé por la casa de la madre del director de Inti Illimani, de la mamá de Horacio Salinas, donde me prestan algo de ropa, me prestan un pañuelo para ponerme. Ya andaban registrando todas las casas y empieza la locura, eso que nosotros nunca imaginamos, empieza el terror fascista, y es como si un día el cielo se te cayera en la cabeza, se te destruyó todo. Yo creo que debo haber llamado en un minuto a mi casa, debo haber llamado y le digo a la nana (Ofelia Hernádez), que era como mi mamá, que vaya a buscar a los niños (Rodrigo y Álvaro) y se los lleve a la casa de mis suegros que vivían cerca, en calle Holanda.

Después de eso me llevaron a la población muy modesta en una casita muy pobre. La familia tenía una o dos camas, y niñitos chicos. Me prestaron un delantal y un pañuelo para el pelo. Esa noche dispararon como locos, mataron en esa población. La gente de esa población Clara Estrella me salvó a mí, me salvó. Porque después vino el mando militar, requerían a las 100 personas más buscadas y yo estaba en la lista.

¿Sintió temor?
Yo no creía, pensaba que esto iba a pasar, que era una pesadilla. Siempre pensé que al día siguiente algo iba a pasar, que el pueblo iba a resistir. Yo no creía, el terror fue fulminante, como que te cortan y empieza la matanza.

En varios días no tuve contacto con el resto de la dirigencia del partido, incluido mi esposo. El 18 de septiembre fui a la casa donde estaba Víctor Díaz y encontraron que era una imprudencia mía. Fui y andaba lo más disfrazada del mundo, parecía una mujer muy sencilla, con un delantal, un pañuelo en el pelo y unos lentes ópticos muy gruesos.

Llamé a una hermana para que fuera a mi casa y viera como estaban los niños donde mis suegros. Supe que habían allanado mi casa y que se habían llevado detenida a mi nana

Ellos instalaron el terror. Todos teníamos miedo, pero había que actuar. Yo estaba convencida, yo no paré en ningún minuto. Redacté de puño y letra manifiestos que sacaron al extranjero, hicimos volantes, y queríamos hacer actos contra las FF.AA. el 18 de septiembre.

continuará...

cubanerías dijo...

FINAL...

¿Pensó que la junta iba a perdurar en el poder?
Yo pensaba que el pueblo se iba a recuperar, y que íbamos a luchar y se iba a echar rápidamente abajo al Golpe, yo pensé así. Después cuando empezaba a escuchar y leer todos los días que mataban a amigos míos que allanaban las casas, y clausuraron todo...fue espantoso.

¿Qué pasó cuando se enteró de la muerte de Salvador Allende?
La vida se me partió en dos. Allende para mí significaba mucho. Yo ingresé a la política como comunista, pero allendista, yo soy allendista, yo tengo en mi ideario político las ideas de Allende, la actitud de Allende, él fue un hombre tremendamente leal con el pueblo. Además estuvo muy cerca de la juventud, a nosotros nos consideraba mucho, no para el halago, nosotros nunca estábamos en cosas oficiales de gobierno, nunca, pero estaba con la juventud. En las palabras finales de Allende él se dirige muy bien a la juventud, no se dirige a los partidos políticos.

Para mí la muerte de Allende fue una cosa muy fuerte, nos quedamos sin el Presidente, sin el compañero...su grandeza es tremenda, por eso nadie tiene derecho a desfigurar lo que fue Allende completo, a convertirlo sólo en un soñador o un idealista....Allende estuvo comprometido con el pueblo, cuántas campañas no le montaron, pero él resistió, él tuvo el cariño del pueblo.

Y después a empezar a girar por las casas, te aguantaban un día y tenías que salir porque había gente a la que le daba temor que uno estuviera en las casas, entonces andaba de casa en casa, pasaban muchas cosas, pasaban días enteros con mucha hambre. Después me dan la orden de asilarme, y yo digo “no, yo voy a vivir aquí, pelear y morir aquí”. Para mí era un ejemplo Allende, a mí me dio la capacidad para resistir los 17 años de dictadura, los durísimos cuatro años en el exilio, porque el exilio fue horrible para mí, fue una noche gris, yo no tenía vida en el exilio aunque volaba por el mundo.

En lo personal fueron 17 años de vida que me arrancaron, que ya no se recuperan más, y fueron los años en que era joven. Hay que tener un gran amor a la vida para seguir viviendo, para que no nos comiera ni la pena y tuviéramos confianza en el porvenir, por eso es que yo me río de aquellos que dicen que uno se quedó en el pasado, si me hubiera quedado en el pasado estaría muerta de pena enterrada en un hoyo. Yo siempre he pensado en Allende, en Jorge, mi compañero como una proyección de vida.

la Tucu dijo...

Cubanerías: son testimonios desgarradores, cuando dice son 17 años de vida que me arrancaron, que ya no se recuperan mas...
Otro testimonio valioso, con registro fotográfico, el de la hija de Allende

Isabel Allende Bussi: el día del golpe de estado

Yo veo anticipatoriamente la escuela de tantas cosas que después vimos: cuando Gabriel García Marquez cuenta como las mujeres burguesas salieron a batir sus cacerolas, están contando lo que sucedió en la caída del gobierno radical de De la Rúa acá en Argentina del 2001!!!
El bloqueo ya lo habían aprendido en Cuba, solo que no contaron jamás con la resitencia de Cuba de tantísimos años.

Pero el mensaje fue dado claramente por Kissinger al expresar aquella frase que quedó en la historia:

"No veo por qué tenemos que quedarnos acá y ver cómo un país se torna comunista por culpa de la irresponsabilidad de su propio pueblo".

Mucho por recordar, como me gustaría que nuestros amigos chilenos den una vuelta a contarnos su mirada...

Cida Meira dijo...

Venceremos!! ♥

Mariluz Morgan dijo...

Justo hoy, que estoy que vuelo, se me borra el mensaje… GRRRR!!!!

Trataré de repetirlo, escribiéndolo primero en Word, por si acaso.

Tucu, empezaba por agradecerte INIFINITAMENTE esta entrada… no te imaginas cuánto… o quizás sí.

Les contaba que estoy preparando, justamente, viaje a Santiago, donde espero participar en Bulnes intevenido

“Este viernes 26 de septiembre el Paseo Bulnes de Santiago será intervenido con punteros láser, los que iluminarán las huellas de bala que se encuentran en los muros de estos edificios como registros palpables de la dictadura, a partir de la realización de "Bulnes Intervenido", actividad artística que convoca a quienes deseen participar de esta experiencia de memoria y de denuncia.

Se convoca a todos los interesados a reunirse para a partir de esta experiencia artística no olvidar este hecho, para visibilizar estas huellas que con el estuco y la pintura intentan ser borradas.”

El sábado 13 habrá otra actividad (a la que no alcanzo a llegar) organizada por la Fundación Salvador Allende: la proyección itinerante “Salvador Allende camina por las grandes Alamedas”. Se proyectará a gran escala la figura del presidente Allende caminando sobre las fachadas de los edificios de la Alameda, haciendo un recorrido por sitios emblemáticos que finalizará en la Plaza de la Constitución, frente al Palacio de La Moneda.

“Esta iniciativa busca conmemorar la figura, vida y obra del Presidente Allende a 41 años de su muerte, a través de un recorrido junto a la ciudadanía. Se consideran diferentes detenciones donde, a partir de imágenes y audios de archivo, se proyectarán sus discursos más emblemáticos, los que se complementarán con fotografías y videos.
La idea es que quienes se vayan incorporando al recorrido, lo hagan portando un clavel rojo, el cual será depositado en el Monumento ubicado en la Plaza de la Constitución, una vez concluida la intervención.”

Les traía también este tierno y lindo homenaje: Todo mi amor está aquí

Y finalmente, algo que María B. me pidió que compartiera en Segunda Cita, pero que también corresponde a este Puente: Yo pisará las calles nuevamente

Espero, más tarde, leer todo con calma y traer algo más.

Termino con las palabras que mi querido compañero presidente pronunciara más o menos a esta hora, hacen ya 41 años:

"Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!".

Sergio dijo...

Gracias por la entrada Tucu. Uno aprende mucho de tantas cosas que desconocía en torno a lo que fue esa figura inmensa y altruista de Salvador Allende y del lamentable final que llevó a Chile a sus horas más oscuras.

Cubanerías: desgarrador el testimonio que trajiste. Me conmocioné al leerlo.

Mariluz: sí, Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile!

Abrazos a tod@s.

cubanerías dijo...

Mariluz, que hermoso será ese homenaje de los punteros laser y de la figura de Allende recorriendo los muros. Gracias por conpartir esas noticias que no conociamos. Quizás podamos verlo en Internet.
Y qué decirte de " Todo mi amor está aquí"
Sencillamente maravilloso.

Qué llegues a tiempo para que puedas participar de ese histórico homenaje. Mis pensammientos y sentimientos estarán acompañándote a ti y al pueblo de Chile.

la Tucu dijo...

Mariluz si yo siento emoción me imagino vos...Pablo cantando Yo pisaré las calles nuevamente. Como Cubanerías me imagino ese homenaje...

Se que este discurso también es para vos especial, no es el mejor audio, si conoces otro, traelo

El último discurso de Allende

9:10 A.M.

Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Postales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

Trabajadores de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.

Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la abuela que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos.

Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará.

Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.

El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.

Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!

Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.

la Tucu dijo...

Impresionante esto

Manifiesto- Victor Jara

Mariluz Morgan dijo...

Llorando con Allende

Ya voy a llegar... ya llego...

Mariluz Morgan dijo...

Entrevista a Ana González, dirigente de la Asociación de Familiares de Detenid@s Desaparecid@s.

Mimí dijo...

Cómo han trabajado hoy en este Puente!
Tengo que leer todo, pero fue un día muy intenso, y aún no ha terminado.

Yo tenía 13 años cuando el golpe de Chile. En Argentina vivíamos una euforia (hablo de lo que veía y escuchaba en mi casa paterna) con el regreso de una democracia débil, plagada de luchas violentas, con promesas de cambios, traiciones, y sectores enfrentados. Milicias amenazantes, guerrilla, la mano que preparaba un Plan Cóndor para caer sobre las esperanzas de todo un continente. No imaginábamos lo que vendría luego.

Recuerdo, el año pasado para esta fecha en que se cumplieron los 40 años del golpe, hicimos una entrada donde hablamos mucho de ese día. Pero seguro que hay mucho para seguir diciendo, para seguir recordando, para seguir entendiendo quién fue Allende, qué significó, qué sucedió luego no sólo en Chile sino en toda nuestra América que duele y seguirá doliendo.

Por aquí pude ver dos cosas que siempre me hacen temblar el alma: el Manifiesto de Víctor Jara, que es una canción a pecho abierto, y las últimas palabras de Allende (Mariluz, lo de las grandes alamedas...) que desnudan aún más el tamaño de ese hombre.

Gracias Tucu.

Me complace ver como siempre a nuestro Sergio Daniel, y a Cubanerías!

Patricia, te esperamos el lunes.

Un abrazo a todos.

Mariluz Morgan dijo...

Sólo alcancé a leer al Gabo... releer, más bien, porque no fue mi primera vez. Y me volvió a admirar su amplio y profundo conocimiento de lo sucedido... me llevó por el túnel del tiempo a ese período tan intenso.

Ya me tengo que ir por hoy... mañana intentaré leer los comentarios, hoy me limité a traer y traer cosas.

Les dejo muchos abrazos

Anónimo dijo...

Mis lindas pontífices todas, tremenda entrada.
Duele mucho en la memoria, y mas tristeza me da pues acá en México ocurrió lo mismo, allá por el lejano 1913, Francisco I. Madero era el presidente electo, uno de sus generales, Victoriano Huerta, apoyado de la manera mas grotesca y descarada por el embajador de EEUU, Henry Lane Wilson, se unió a una revuelta encabezada por el sobrino del antiguo dictador Porfirio Díaz, durante el ataque el sobrino resulto muerto y a su debido tiempo, Huerta traicionó a Madero, la ultima batalla se registró en el palacio de gobierno, Madero y Pino Suárez serian asesinados al día siguiente.
60 años después la historia se repetía, el traidor Pinochet apoyado por los mismos intereses que mataron la incipiente democracia en México , seguía paso a paso la antigua lección, reducir, silenciar y desaparecer, obedecer y callar.
Allende no debe desaparecer de la memoria, esos dos golpes en el tiempo son demasiado.
Desde el ombligo de la luna, un beso para tod@s

la Tucu dijo...

Bien dicho Armando!! Allende no debe desaparecer de la memoria...

Esto fue algo planeado, tal como García Marquez lo revela y es interesante leer para entenderlo un libro muy valioso, acá esta su versión digital, la parte que se refiere al golpe de Septiembre en Chile, está desarrollada desde la página 37, quienes puedan no se lo pierdan, relata a traves de documentos desclasificados, como se planeaba el boicot a todas las medidas del gobierno de la Unión popular...

Stella Calloni, Los años del Lobo, Operación Condor

Mariluz Morgan dijo...

Volví... no podía irme a dormir sin leer lo que ustedes han aportado. Y lo primero es agradecerles por acompañarme en este día, que siempre es para mí tan doloroso.

Cubanerías, Tucu... conmovedores los testimonios de Gladys Marín (¿sabían que su esposo es un detenido desaparecido?) y de Isabel Allende. La otra hija, Beatriz, no logró sobrevivir al golpe y se suicidó en Cuba.

Tucu, no hay audio de mejor calidad que ese, del último discurso de Allende... así igualito lo escuché hace 41 años y lo he seguido escuchando incontables veces.

Tengo algunos enlaces más que compartirles:

Más sobre la película de Miguel Littin: Allende camina por última vez en La Moneda

Fotos de la conmemoración de hoy

Mariluz Morgan dijo...

Para terminar por hoy, les copio un escrito que me gustó mucho:

NUESTRO 11 DE SETIEMBRE
Por José Merino del Rio
Ex diputado costarricense, fundador del Frente Amplio, fallecido en octubre 2012

Hace 38 años los militares dieron el golpe de Estado contra el gobierno de Salvador Allende.

A sangre y fuego acabaron con la vida de Allende y de miles de mujeres y hombres del pueblo chileno.

Asesinaron también un sueño, una esperanza latinoamericana con los ojos puestos en el proyecto chileno, que por primera vez abría el camino para construir el socialismo por la vía democrática. Un ejemplo que el imperialismo y las feroces oligarquías latinoamericanas no podían dejar prosperar, pues agrietaba la arquitectura de la guerra fría cimentada en una imagen criminal del enemigo a derrotar, labrada sobre el mito de la defensa de la libertad y de la democracia. Socialismo y democracia no podían marchar juntos, por el potencial subversivo que la misma idea encerraba.

Había que terminar con "ese hijo de puta de Allende", como le dijo el presidente Nixon a su entonces secretario de Estado, Henry Kissinger.

Lo sabíamos entonces, y hoy forma parte de una historia confirmada. El gobierno de los Estados Unidos orquestó el golpe de Estado y se convirtió en guía y soporte de la dictadura fascista de Augusto Pinochet. Seguramente nunca habrá Corte Penal Internacional para juzgar este crimen de lesa humanidad.

El golpe criminal en Chile no sólo significó muerte, cárcel, tortura y exilio para cientos de miles de chilenos y chilenas. Se erigió también en macabro experimento para aplicarlo en otros países de América y del mundo. Los llamados "estados de seguridad nacional" que declararon una cruenta guerra a nuestros pueblos latinoamericanos, que sembraron nuestra tierra de cadáveres, desaparecidos, miles y miles de vidas rotas para siempre.

Y sobre los muertos y los campos de internamiento, y sobre los gritos de los perseguidos y torturados, es que se levantó también la primera experiencia, dijeron que exitosa, del neoliberalismo en América Latina. Ilustres criminales académicos de la Universidad de Chicago, experimentaron con el pueblo de Chile las nuevas estrategias del despojo, de las privatizaciones, liberalizaciones, desregulaciones, del robo de derechos y de patrimonios nacionales.

Ese 11 de septiembre de 1973, seguramente ni siquiera será mencionado, menos evocado y lamentado, por las grandes cadenas de la dictadura mediática, con sus lentes exclusivamente enfocados en otro 11 de septiembre, también con sus muertos inocentes y su horror, que abrió el ciclo de la guerra infinita, como la llamó el ex presidente Bush.

Frente a la estrategia del olvido, nos toca a nosotros recordar nuestro 11 de septiembre.

Honrar la memoria de Salvador Allende y de todas las compañeras y compañeros caídos.

Desde La Moneda en llamas, a pocas horas de la muerte que sabía tan inevitable como cercana, las últimas palabras de Allende nos siguen llenando de emoción y nos dicen que no hay causa que se pierda, mientras haya hombres y mujeres que no la abandonen .


"Trabajadores de mi patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición."

Gracias, presidente Allende.

Mariluz Morgan dijo...

Casi me olvido: Armando, cuando estuve en México me impresionaron las similitudes entre lo que comentas y lo que pasó en Chile, tantos años después.

Me voy a dormir... gracias de nuevo por estar conmigo hoy.

la Tucu dijo...

Mariluz, como no estar...algún día si podés traenos algún recuerdo tuyo de ese día, como una postal...

Me gustaron las fotos, y Victoria de Chile contó de participar de una Velatón, capaz hoy podamos saber mas de eso. Claudia, dice que se le borró un mensaje que había escrito, ya saben a veces pasa eso por problemas de blogger.

Empiezo el día después con una frase de Galeano:

"son los arboles que dan frutos los que sufren las pedradas"

Los leo por la tarde

Esta orilla dijo...

No podía dejar de escaparme en esta y entrar en este entrada.. simplemente entrar, estar...
Cargo con lo del Gabo, tampoco lo había leído!!!!
Besos a tod@s!!!... en esta entrada uno muy especial para ti Mamiluz!!!!!!!!!

Sergio dijo...

En 1975 surge un álbum colectivo en homenaje a Salvador Allende. De ahí trataré aportar algunas letras de canciones. Por ejemplo:

A Salvador Allende en su combate por la vida

Pablo Milanés

Qué soledad tan sola te inundaba
en el momento en que tus personales
amigos de la vida y de la muerte
te rodeaban.

Qué manera de alzarse en un abrazo
el odio, la traición, la muerte, el lodo;
lo que constituyó tu pensamiento
ha muerto todo.

Qué vida quemada,
qué esperanza muerta,
qué vuelta a la nada,
qué fin.

Un cielo partido, una estrella rota,
rodaban por dentro de ti.
Llegó este momento, no hay más nada
te viste empuñando un fusil.

Volaba,
lejos tu pensamiento,
justo hacia el tiempo
de mensajes, de lealtades, de hacer.

Quedaba,
darse todo al ejemplo,
y en poco tiempo
una nueva estrella armada
hacer.

Qué manera de quedarse tan grabada
tu figura ordenando nacer,
los que te vieron u oyeron decir
ya no te olvidan.

Lindaste con Dos Ríos y Ayacucho,
como un libertador en Chacabuco,
los Andes que miraron crecerte
te simbolizan.

Partías el aire, saltaban las piedras,
surgías perfecto de allí.
Jamás un pensamiento de pluma y palabra
devino en tan fuerte adalid.
Cesó por un momento la existencia,
morías comenzando a vivir.

(1973)

He aquí la canción por Pablo Milanés

Buen fin de semana amig@s.

Mariluz Morgan dijo...

Sergio Daniel, ¡es hermosa esa canción!

Si no recuerdo mal, lo que se ve en la parte final del video corresponde a la primera vez que volvió a sonar el Venceremos en Santiago... no recuerdo qué año fue, pero esa banda pasó por una calle peatonal muy transitada, y la gente se quedaba pasmada. Lo vi hace tiempo.

Veré si encuentro noticias sobre la conmemoración de ayer. Estoy que vuelo, con mi viaje encima ya, pero algo haré.

¡Me encantó leerte, orilla querida!

la Tucu dijo...

Sergio Daniel me sorprediste con eso, qe no sabía era para Allende!!

Mariluz te imagino ya en Chile formando parte de la memoria y me emociona...

Hoy quiero traer algo mas de otra víctima de la dictadura

La muerte lenta de Victor Jara

Canción del soldado (o Soldado, no me dispares)

(Víctor Jara)
Soldado, no me dispares
soldado.
Yo sé que tu mano tiembla
soldado, no me dispares.

¿Quién te puso las medallas?
¿Cuántas vidas te han costado?
Dime si es justo soldado
con tanta sangre ¿Quién gana?
Si tan injusto es matar,
¿por qué matar a tu hermano?
(1966)

y sobre todo su

Manifiesto

(Víctor Jara)
Yo no canto por cantar
ni por tener buena voz,
canto porque la guitarra
tiene sentido y razón.

Tiene corazón de tierra
y alas de palomita,
es como el agua bendita
santigua glorias y penas.

Aquí se encajó mi canto
como dijera Violeta
guitarra trabajadora
con olor a primavera.

Que no es guitarra de ricos
ni cosa que se parezca
mi canto es de los andamios
para alcanzar las estrellas,
que el canto tiene sentido
cuando palpita en las venas
del que morirá cantando
las verdades verdaderas,
no las lisonjas fugaces
ni las famas extranjeras
sino el canto de una lonja
hasta el fondo de la tierra.

Ahí donde llega todo
y donde todo comienza
canto que ha sido valiente
siempre será canción nueva.
(1973)

la Tucu dijo...

Y estas bellezas

Manifiesto

(Víctor Jara)
Yo no canto por cantar
ni por tener buena voz,
canto porque la guitarra
tiene sentido y razón.

Tiene corazón de tierra
y alas de palomita,
es como el agua bendita
santigua glorias y penas.

Aquí se encajó mi canto
como dijera Violeta
guitarra trabajadora
con olor a primavera.

Que no es guitarra de ricos
ni cosa que se parezca
mi canto es de los andamios
para alcanzar las estrellas,
que el canto tiene sentido
cuando palpita en las venas
del que morirá cantando
las verdades verdaderas,
no las lisonjas fugaces
ni las famas extranjeras
sino el canto de una lonja
hasta el fondo de la tierra.

Ahí donde llega todo
y donde todo comienza
canto que ha sido valiente
siempre será canción nueva.
(1973)

Te recuerdo Amanda

Te recuerdo Amanda

(Víctor Jara)
Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha
la lluvia en el pelo
no importaba nada
ibas a encontrarte con él
con él, con él, con él
son cinco minutos
la vida es eterna
en cinco minutos
suena la sirena
de vuelta al trabajo
y tú caminando
lo iluminas todo
los cinco minutos
te hacen florecer.

Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha
la lluvia en el pelo
no importaba nada
ibas a encontrarte con él
con él, con él, con él
que partió a la sierra
que nunca hizo daño
que partió a la sierra
y en cinco minutos
quedó destrozado
suena la sirena
de vuelta al trabajo
muchos no volvieron
tampoco Manuel.

Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
(1968)

Mimí dijo...

Qué bueno está esto!

Estos temas siempre nos disparan relatos, canciones y poemas. Es muy bueno tener memoria...

Todo está guardado en la memoria,
sueño de la vida y de la historia.

La memoria despierta para herir
a los pueblos dormidos
que no la dejan vivir
libre como el viento.
(León Gieco).

Y luego de leer a Gabo y casi todos los comentarios (me faltan los últimos enlaces) quiero contarle a la Tucu que anoche "me devoré" Del amor y otros demonios siguiendo su consejo de hace unos meses. ¡qué libro!

Voy a terminar con la lectura de los aportes que me faltan.

Abrazote!

Mariluz Morgan dijo...

Tucu, como siempre, adelantándote... justo venía a recordar a Víctor, con esta intepretación de Isabel Parra de su última creación: Ay canto, que mal me sales

Aquí está completo:

Somos cinco mil
en esta pequeña parte de la ciudad
somos cinco mil
¿Cuántos seremos en total?

Tanta humanidad
con hambre, frío, panico y dolor
seis de los nuestros se perdieron
en el espacio de las estrellas.

Somos diez mil manos menos
que no producen
quién sabe cuántos seremos
en toda la patria.

La sangre del compañero Presidente
golpea más fuerte que bombas y metrallas
así golpeará nuestro puño nuevamente
así golpeará nuestro puño nuevamente

Ay! canto que mal me sales
cuando tengo que cantar espanto
espanto como el que vive
como el que muero, espanto
de verme entre tanto y tanto
momento del infinito
donde el silencio y el grito
son las penas de este canto

Lo que he visto nunca vi
lo que he sentido y lo que siento
harán brotar el momento
harán brotar el momento

Ay! canto que mal me sales
Ay! canto que mal me sales
Ay! canto que mal me sales

Ay! canto que mal me sales.

Mariluz Morgan dijo...

Para recordarlo vivo, con una de sus canciones que más me gusta:

Plegaria a un labrador

Levántate y mira la montaña
de donde viene el viento, el sol y el agua
tú que manejas el curso de los ríos
tú que sembraste el vuelo de tu alma.

Levántate y mírate las manos
para crecer, estréchala a tu hermano
juntos iremos unidos en la sangre
hoy es el tiempo que puede ser mañana.

Líbranos de aquel que nos domina en la miseria
tráenos tu reino de justicia e igualdad
sopla como el viento la flor de la quebrada
limpia como el fuego el cañón de mi fusil.

Hágase por fin la voluntad aquí en la tierra
danos tu fuerza y tu valor al combatir
sopla como el viento la flor de la quebrada
limpia como el fuego el cañón de mi fusil.

Levántate y mírate las manos
para crecer, estréchala a tu hermano
juntos iremos unidos en la sangre
ahora en la hora de nuestra muerte
amén.

Mariluz Morgan dijo...

Esto me gustó mucho: Hace 41 años nos despertamos de golpe. De golpe de estado

Lo copio, para quienes no puedan acceder al enlace:

Hace 41 años nos despertamos de golpe. De golpe de Estado. Un golpe a las costillas, al bajo vientre, a los testículos. Qué se yo: a los dientes. Un golpe de madrugada que nos dejó tendidos en el suelo, boca arriba nos dejó, sin entender lo que pasaba. Magullados de golpe de Estado despertamos y de golpe de Estado nos levantamos y de golpe en golpe nos asesinaron y de golpe en golpe nos torturaron y de golpe en golpe nos desaparecieron. Y nosotros aún sin comprender cómo era posible que sucediera en este país del fin del mundo donde nunca pasaba nada, o al menos así nos habían hecho creer. Pero vivíamos una ilusión de país porque nada más bastaba mirar el cristal de la historia para ver reflejado en sus retazos de vidrio las matanzas de indígenas o las masacres obreras. Y siempre la clase política y siempre los ricos y siempre los militares. Como hace 41 años cuando nos despertamos de golpe. De golpe de Estado. Y quedamos en tal estado que no lográbamos entender a los otros estados: al Estado con uniforme, al Estado de Sitio, al Estado de Excepción, al Estado de Emergencia. Estábamos como petrificados en el estado del miedo absoluto, en la angustia de lo desconocido, clavados en la arena con estalactitas de hielo ardiente que nos horadaban el alma.

En Valparaíso nos despertamos de golpe. De golpe de Estado, antes que nadie, porque la Armada se encargó de ello con artera diligencia y en conjunto con otros Estados: los Estados Unidos, cuyos barcos de guerra se encontraban en el puerto realizando ejercicios navales con la Marina chilena. Demasiados Estados juntos hacen un golpe de Estado y un golpe de Estado hace una dictadura y una dictadura hace el terror por 17 años, algo que nunca pensamos cuando nos despertamos de golpe, de golpe de Estado hace 41 años. Porque muchos sabíamos que la posibilidad de un golpe militar existía, sin embargo eran pocos los que podían imaginar la magnitud de lo que advendría. Porque ¿Quién puede trazar las brasas del infierno si apenas conoce las brisas del aleteo de un ángel? ¿Quién puede dibujar el horror de la sala de torturas, los gritos, los llantos, el pavor? ¿Quién puede sospechar las violaciones, las flagelaciones, las mutilaciones, la corriente, las amenazas, las ejecuciones, los secuestros, las desapariciones? ¿Quién puede delinear la cárcel, el exilio, los asesinatos? ¿Quién podría jamás haber imaginado que la dictadura militar y civil que se entronizó en Chile por casi dos décadas sería capaz de agenciar tanto horror? Nadie pienso yo. Quizás los militares chilenos y los civiles de derecha que disfrutaron o enriquecieron con el sufrimiento de millares de compatriotas. Tal vez no, pero lo que está claro es que si no lo imaginaron, nada hicieron para impedirlo, absolutamente nada, al contrario, perfeccionaron la maquinaria del terror.

(continúa)

Mariluz Morgan dijo...

Aquellos que creen en Dios, probablemente se preguntarán porqué éste no previó lo que iba a acaecer o, cuando nos despertaron de golpe de Estado, no utilizó su omnipotencia para detener la tragedia. A lo mejor lloró tanto que mientras el agua escurría por su rostro cayó fulminado por un rayo de fuego y no alcanzó a gritar ¡basta! Quién sabe, lo único cierto es que aquel golpe del martes once de septiembre nos dejó aturdidos y contundidos, pero de golpe en golpe nos levantamos de nuevo y de golpe en golpe resistimos y de golpe en golpe nos organizamos en las poblaciones, universidades, cerros, colegios, barrios, centros culturales, medios alternativos, entre muchos otros frentes de lucha. En las calles se movían los golpeados por el golpe, a tropezones primero, confundidos y furiosos, dolidos e indignados, porque nadie tiene derecho a despertarte de golpe de Estado y menos de madrugada. En realidad, nadie tiene el derecho a despertarte, porque uno puede soñar hasta más allá del horizonte si lo desea, como lo hizo el gobierno de Salvador Allende que intentó dibujar un futuro de justicia social en aquel presente de hace ya cuarenta años.

Hace 41 años nos despertamos de golpe. De golpe de Estado y hoy nuevamente algunos, tanto en la derecha como en el gobierno quieren sembrar el miedo atemorizando al pueblo con leyes anti-terroristas de la época de la dictadura. Otros más amenazando con revivir a grupos paramilitares de ultraderecha. Por eso hay que gritar fuerte y claro: ¡en este país no queremos despertarnos más de golpe de Estado!

– Dr. Tito Tricot, Sociólogo, es Director del Centro de Estudios de América Latina y el Caribe-CEALC

Mariluz Morgan dijo...

Memorial Víctor Jara

Copio también:

Un memorial en homenaje al cantautor Víctor Jara fue inaugurado este sábado en las afueras del Cementerio Metropolitano, en Santiago, el lugar donde su cuerpo fue hallado el 16 de septiembre de 1973 tras haber sido secuestrado y asesinado por militares golpistas.

Joan Jara, la viuda del cantautor, fue la encargada de presentar el mural en el que se puede leer “Por el derecho a vivir en paz”, en una ceremonia que tuvo el apoyo del Cementerio Metropolitano a la que también asistió la ministra de Cultura, Claudia Barattini.

El memorial se levanta en la intersección de las calles Eduardo Frei y La Feria, en el barrio popular de Lo Espejo, justo en el sitio donde los cadáveres de Víctor Jara y Littré Quiroga, que era director del Servicio de Prisiones, fueron hallados pocos días después del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.

En ese lugar, aledaño al Cementerio Metropolitano, se encontraron otros cuerpos sin vida que nunca pudieron ser identificados a los que el memorial también rinde homenaje.

Víctor Jara fue asesinado de 44 balazos después de ser torturado durante varios días en el Estadio Chile, donde permanecía detenido junto a centenares de partidarios del derrocado gobierno de Salvador Allende.

La justicia ha formalizado a once exmilitares como autores del secuestro y homicidio calificado del autor de “Te recuerdo Amanda”.

cubanerías dijo...

Tremendos aportes Mariluz. Tu como nadie, nos puedes documentar.
Qué crimen más horrendo el de Victor Jara, un poeta, un idealista!
Quedó en las páginas de la historia para siempre , como un héroe.


Nota. Los acentos que falten , no me los facilita el teléfono.

Patricia Moda dijo...

mañana me pongo al día, gracias por todo y por tanto.

Sergio dijo...

Del álbum colectivo que les mencioné, esta canción:


Andes lo que andes, Amaury Pérez



Andes Lo Que Andes

Si quieres sentir la pena
Vete, súbete a la loma
La pena es un ave rara
Que al ojo pobre se asoma
La pena de veinte siglos
Que a quién clavó su corona
Para poner velo oscuro
Donde hace nido la aurora
La pena que más que pena
Es rabia cruda indigente
La pena que más que pena
Es viejo canto de muerte

Andes lo que andes
Ándate por los Andes

Si quieres sentir el odio
Que alza dolido su cola
Súbete a los altos montes
Donde el frío hace maromas
Un odio de perro viejo
Que no vence al fin el hueso
El odio a la lluvia herida
Que pudre un poncho en los cerros
El odio que más que odio
Es animal bien despierto
El odio que más que odio
Es inmenso desconsuelo

Andes lo que andes
Ándate por los Andes

Si quieres ver la miseria
De polvo sucio empapada
Miseria de sol y cielo
Miseria de todo y nada
Recorre la cordillera
Ponle canción en las alas
Que el monte entero agoniza
Pues sufre herida de lanza
Miseria que no es miseria
Sino pasión enjaulada
Miseria que no es miseria
Sino una pronta batalla

Andes lo que andes
Ándate por los Andes

Caminante...

Amaury Pérez (1975)

Buen martes amig@s

Sergio dijo...

Una más:

Las noticias

(Amaury Pérez)

Qué noticias nos sorprenden riendo una tarde
Qué noticias de muerte nos llevan del talle
A donde la rabia tiene su guarida
Donde sobra el llanto y se esconde la risa

Noticias de gente apaleada en la calle
Noticias de pilas de libros que arden
Noticias de ríos de sangre que nacen
Y corren parejos del centro a to'as partes

Que no se sientan las piedras eternas
Que hasta las piedras pierden la dureza
Cuando el martillo golpea con fuerza
La piedra que no es bien pura se quiebra

Qué noticias de muertos y muertos y muertos
Y miles de muertos yaciendo en el suelo
Qué cruel odio oculto ha empañado los sueños
Pa' teñir de rojo los blancos pañuelos

Qué noticias me ponen triste a los amigos
Compañeros del canto que se les han ido
Pero sus fantasmas aún le hablan al pueblo
Y al final la historia cantará por ellos

También hay noticias bien crueles que llegan
Aunque es la esperanza que alza su bandera
De un rey que en palacio murió no muriendo
Levantó su mano para tocar lo eterno

Y buenas noticias llegarán de nuevo
Pues siempre el verano ha vencido al invierno
Aunque este sea un duro país sin fronteras
Después del invierno siempre hay primaveras

(1973)

Las noticias, Amaury Pérez

Abracitosss...

Patricia Moda dijo...

leí la entrada, me impresionan todos los detalles que da el Gabo. Solo que me queda una duda, que pueda ser de interpretación, mía, o lo q seguro un gran desconocimiento, ya q de verdad no sé nada sobre el golpe en Chile.
Salvo haber visto missing y saber lo de Víctor Jara del Estadio Nacional, pero nada más...

La pregunta q me queda leyendo, es el tema de la muerte de Allende, q tenía entendido se suicidó con esa misma metralla que dice el Gabo, pero pareciera que él dice como q murió en enfrentamiento.

Sé q estuvo en discusión hace poco el tema, pero no entiendo que pasó finalmente.

Ando medio medio hoy, pero luego quiero ver todos los enlaces esos que pusieron y el del discurso.

Ah, Cubanerías, leí la historia que pusiste, estremece.

Yo no tengo nada para aportar, así que solo leeré, y si me surge otra pregunta la haré.

Mariluz Morgan dijo...

¡Gracias Sergio Daniel!!!! No conocía ese álbum ni esas canciones, voy a escucharlas.

Les aviso que estoy viajando a Santiago hoy... tendré poco tiempo para participar, pero intentaré hacerlo, todo lo que pueda.

Millones de besos

Mariluz Morgan dijo...

Sergio Daniel, sí conocía Andes lo que andes!!! Recién al escucharlo, me di cuenta. Pero Las noticias sí me es nueva.

Pato, lo que cuenta Gabo es tremendamente certero.

La discusión sobre cómo murió realmente Allende sigue hasta el día de hoy y no sé si alguna vez lo sabremos con certeza.

En los primeros tiempos, tod@s queríamos creer que murió en combate, tal como lo dice el Gabo. Años después aparecieron testimonios de personas que estuvieron con él, en La Moneda, incluso un médico muy amigo de él, que corroboraban la versión de los militares, que se había suicidado con su propia arma: la metralleta que le regaló Fidel.

Últimamente ha vuelto a surgir la controversia... hace poco leí que, nuevos análisis de su cuerpo mostrarían que lo mataron.

Total... no sabemos.

Yo opino que, de cualquier manera que haya muerto, lo hizo luchando por sus ideas, heroicamente. Y que incluso si se suicidó, fue el golpe lo que lo mató. Como a Neruda, cuya muerte se conmemora dentro de poco (y con relación a la cual sigue la controversia): incluso si murió por el cáncer que lo aquejaba, su final fue acelerado por el enorme dolor de lo que estaba pasando.

Y ahora sí, me despido... Volveré tan pronto pueda.

la Tucu dijo...

Amigos recién puedo volver..

Que desgarrador la plegaria a un labrador.
El artículo de despertar de golpe del sociólogo me impresionó por los datos de la "casualidad de los ejercicios militares de la marina"...será que sabemos todo? quedarán cosas por saber?

Yo quería traer algo de una escritora cuya obra está profundamente ligada por sus raíces con Chile

Isabel Allende: el día que enterramos nuestra libertad

Uno de los libros justamente está basado en historias de sobrevivientes del golpe, De amor y de sombra, libro con el que se hizo una película, la vieron?

SErgio Daniel voy a escuchar tu propuesta!!

la Tucu dijo...

No se pierdan su relato del entierro de Neruda!! voy a ver si encuentro algo de eso

Mimí dijo...

Mariluz llegó bien a Chile! ya envió fotito junto a su supermami.

Besos!

la Tucu dijo...

Compartiendo testimonios, hoy otro gran chileno:

TEstimonio de Neruda contra el golpe

Armando González dijo...

Mis lindas pontífices, trato, trato de no salirme de tema, así que para ser congruente...
¿En un asunto tan trágico y condenable como el golpe militar cabe el humor? yo creo que si.
Para mal se ha utilizado el humor como vehículo de distracción y enajenamiento, para denostar y ridiculizar, tergiversar y hacer pasar por "tontos" a todos aquellos que los distintos regímenes fascistoides han querido callar o arrojar al olvido.
Este tipo de "humor" tiene gran difusión dentro de los canales de comunicación oficiales, así como en México tenemos a,Cantinflas, chespirito, la India María, Carlos Espejel y otros similares, en cada país tendrán su propia dotación de comicos.
Para bien hay otro humor, como el de Jesús Martinez "Palillo", que lo usaba justo para lo contrario, para crear conciencia, señalar corruptelas de políticos poco (o nada ) honestos.
En el feo asunto de el golpe militar de Chile, me gusta y me llama el mensaje de Quilapayún, que sin dejar de lado mensajes claros y letras de canto valiente ("Que el canto que ha sido valiente, siempre será canción nueva"), nos obsequia fiestas como

http://youtu.be/EWdeMgaJazA

y también

http://youtu.be/S5_Anj9oDvo

Si los gorilas traidores fascistas y malvados nos quitan el humor, habrán ganado una importante batalla.
Desde el ombligo de la Luna, un beso para tod@s.
(Jojojo, risa malembiana de IdM como diciendo "amigas, ya me enteré de que una pontífice anda preguntando que qué es eso de la productora "Como diga Mimí", bonita cosa, yo digo que Chupack chupack.
OOOOOtra cosa, también me enteré de que andan diciendo que el tal Armando es el mejor director, nanay, el solo sigue mis instrucciones y las del Partido Único Auténtico Solidario")

Patricia Moda dijo...

es cierto IdM (antes que empieces chupak ... chupak...ejem)

"Como diga IdM"

Sergio dijo...

Excelente idea la de fusionar a esos dos monstruos (Cerati y Spinetta) en el margen superior derecho de la entrada. Me gustó lo de aquí y de allá. Gracias a la mano que tendió el video y saludos a tod@s.

Patricia Moda dijo...

Tarde pero llegó un pequeño homenaje a Cerati, y vale con Spineta. Tan amigos ellos, es que siempre me conmovió mucho como Spineta iba a verlo a Gustavo con la guitarra, y le tocaba y cantaba... y es una de las cosas que me pregunté cuando murió el Flaco, ¿quien iba a ir a cantarle a Gustavo? sé q siguieron yendo otros a cantarle, lo leí el día de la muerte de Gustavo.

Mimí anda preparando entradita nueva, tamos complicadas!

Giovanina dijo...

Disculpen la molestia.
Queridos, recordados y apreciados amigos de Puente. Solicito vuestra autorización para poder cumplir con una tarea que me encomendo nuestra amiga Doris. Tratare de ser breve para no presumir. Mimi y Mariluz, conocen la historia. Bien empiezo, yo que hace 26 años escucho a Silvio, desde siempre soñe con viajar algun día a su país y pues bien hace un par de semanas cumpli ese anhelado sueño, y estuve junto a mi marido e hija disfrutando de las maravillosa experiencia de visitar Cuba. Estoy aún feliz y comentando a todo quien me pregunta lo hermoso que fue viajar, lo gratificante que fue recorrer La Habana con Doris, le doy publicamente las gracias, ya que sin conocerme, sin tener idea que clase de persona pude ser, me acogió y me brindó su compañia, gracias querida Doris, por tu inmensa disposión y cariño. Gracias miles, por el regalo sin precio de llevarme a Ojala, ese recuerdo en valiosisimo. El país y su gente son envidiables, la alegría, convición, educación, cultura, voluntad, y cariño que derrochan no se compara a nada. Poseedores de una gran riqueza humana, intelectual, y cultural. Todo lo que les puede faltar en cuanto a cosas materiales, no tiene precio, por la seguridad, disciplina, gratuidad de educación y salud, y otro bienes incomensurables que poseen. Mi familia y yo quedamos fascinados con el país, los tres concordamos en que volveremos apenas los recursos lo permitan, pero que vuelvo vuelvo. Recomiendo a quien pueda viajar, Cuba, no se va arrepentir. Un abrazo a todos y perdon por ocupar su espacio, pretendo volver muy pronto, el trabajo se estan relajando y eso me permitira estar mas cercana.

Sergio dijo...

Giovanina, qué bueno leerte nuevamente, estabas escondida.
Me alegro mucho que hayás podido visitar Cuba con tu familia y que hayan disfrutado de la hospitalidad de la gente cubana y en especial de Doris.
Un abrazo, amiga chilena.

Patricia Moda dijo...

bueno espero que esta vez no se me borra, me anda re mal la internet en casa ultimamente, tengo pequeños cortes.

Giovanina bienvenida, y esperamos te reintegres en nuestro puente, se te extraña.

Sí que Doris es buenísima anfitriona, ¿eh?

Y cuando fueron a Ojalá pudiste ver a Silvio?

Patricia Moda dijo...

chanflete, andamo en picada!!!!! veremos si subimos la apuesta...

cubanerías dijo...

Qué bueno que los puenteros están yendo a Cubita la Bella!

Me alegra esa visita de la amiga Giovanina, y que la cordial y entusiasta amiga Doris la guiara por la ciudad.
Doris, amiguísima, más temprano que tarde tendrás que ser mi anfitriona, ja ja ja... Está al caer la fruta madura.

Bueno sí Patricia, la entrada se agotó, parece. Como eres la suplente # 1, esperamos por ti. Los brazos mejorando.

Les mando muchos abrazos a tod@s.

cubanerías dijo...

Otra orilla, si lees aquí y puedes escribir, escríbeme por favor.

Abrazotes.

Patricia Moda dijo...

hay nueva entrada!

Cubanerías, la orillita intentará acercarse en la semana. Volverá, volverá.