El Memorial del Che. |
17 de abril.
La salida ayer a Viñales fue otro
de esos cambios de programación que hicimos durante nuestra estancia en Cuba,
surgió la oportunidad y la tomamos, y no nos arrepentimos.
Lo que sí estaba previsto era la
visita a Santa Clara.
El problema vino con el cómo
llegar allá. Los sistemas de transporte en Cuba son bastante irregulares, ya
que la guagua, el tren y los omnibuses (así le dicen a los camiones) no siempre
pasan con la frecuencia y espacio suficientes.
Pero no podíamos faltar a Santa
Clara, así que se resolvió, el incansable Jóse nos llevaría a bordo del
unicornio, de regreso nos dejaría en Matanzas.
Nueve horas para el desastre.
Legó Jóse por nosotros a eso de
las 7 de la mañana, montamos nuestro equipaje y salimos con rumbo a Santa Clara.
Tomamos la “ocho vías”, una
autopista que recorre Cuba entera, linda, larga y recta, salvo tres curvas.
Llegamos a Santa Clara no me
acuerdo, a eso de las once de la mañana.
El memorial es asombroso, lleno
de historia, imágenes, recuerdos.
Memorial del Che. |
Los grandes murales nos cuentan
cómo se desarrolló la batalla, hay frases del Che y una estatua colosal en lo
alto del memorial.
Notamos que las rocas del lugar
tienen una coloración verde-azul, le llaman “marmolina” y es frecuentemente
utilizada para repellar las paredes de las casas.
Tomo dos de aquellas rocas, son
de un color verde oliva.
Doce del día, cuatro horas para
el desastre.
Lupita en el Memorial del Che. |
Fuimos al Tren blindado, lugar
que conserva los vagones de aquel convoy que atacara el Che con sus trecientos
efectivos, y que marcó el rumbo a la victoria del movimiento revolucionario
cubano.
El tren blindado. |
En el exterior de los vagones se
pueden notar los impactos de las balas de aquella batalla, y en el interior de
los mismos se puede notar el tipo de blindaje con el que contaba, el armamento
del ejército de Batista y sobre todo, el inmenso calor que hace ahí adentro.
El museo conserva algunos
vagones, armamento, pertrechos y parte de las vías levantadas por las fuerzas
rebeldes, así como el tractor utilizado el aquella tarea.
Tiene expuestos varias copias de
los documentos, panfletos y volantes que se generaron durante la batalla, así
como fotografías y artículos decomisados a los prisioneros.
La impresión que me da es que se
trata de pertrechos de la Segunda Guerra Mundial.
Santa Clara es un lugar asombroso
y lleno de historia.
Una de la tarde, tres horas para
el desastre.
Salimos de Santa Clara pero no
por donde entramos sino por otra carretera, extraña y verde.
En los caminos vecinales aflora
aquella marmolina, razón por la cual los caminos son verdes, es muy llamativo.
Al final encontramos la Ocho Vías
(que ahí tiene no más de tres vías, una de ida, una de regreso y una que toma
quien quiere usarla, independientemente del sentido que lleve) y tomamos rumbo
a Matanzas, donde Bárbara nos esperaría a eso de las siete.
Dos de la tarde, dos horas para
el desastre.
Paramos en un “ranchón”, nombre
dado a los restaurantes que se encuentran a la vera del camino, éste ranchón
está en el kilómetro 252 y no se encuentra a la vera del camino sino justo en
el camellón que ahí se ensancha.
Comimos rico, cervezas incluidas.
Dos de la tarde, dos horas para
el desastre.
Salimos del ranchón y continuamos
nuestro viaje a Matanzas.
El campo está algo seco, no ha
llovido en algún tiempo, por fortuna se aprecian algunas nubes en el horizonte,
son promesa de lluvia que tanta falta hace por estos lares.
Tres de la tarde, una hora para
el desastre.
Dejamos atrás la provincia de
Santa Clara y casi cruzamos Cienfuegos, llegamos muy cerca de la provincia de
Matanzas, las nubes están muy cargadas, se nota lluvia en el horizonte.
Tres y media de la tarde, media
hora para el desastre.
Avanzamos, los kilómetros corren,
se desata una fiera tormenta eléctrica, al parecer tendremos que cruzar el
aguacero.
Por cierto, es muy curioso, acá
en Cuba las medidas son extrañas, la distancia es medida en kilómetros, las
alturas en pies, el peso en libras y los líquidos en litros.
Bueno.
Tormenta. |
Se cayó el cielo, una verdadera cascada
torrencial se desató sobre nuestras cabezas, Jóse estuvo a punto de parar la
marcha pues no se veía ni la carretera, vimos varios automóviles detenidos,
esperando a que escampara.
Tres cincuenta y cinco, cinco
minutos para el desastre.
Seguimos andando, la tormenta
amainó pero no paró, lluvia muy fuerte y rayos visibles.
Tres de la tarde cincuenta y
nueve minutos, a segundos del desastre.
Yo acompañaba a Jóse como
copiloto, Lupita Leti y Marco iban atrás dormidos, Marco despertó de un sueño
inquieto, algo decía pero no se entendía nada.
Diez… nueve… ocho…
Los murmullos se convierten en
voces, algo pasa… incertidumbre.
Siete… seis… cinco…
Lupita y Leti despiertan del
todo, discuten no se entiende nada.
Cuatro… tres… dos…
Se hace un absoluto silencio, ya
ni siquiera llueve.
Uno…
En medio del silencio y la
incertidumbre se levanta la voz de Lupita:
-Muchachos, Marco dejó su
teléfono en el ranchón-
Cero.
Pinche Marco.
Se propuso dejar el teléfono
donde estaba y darlo por perdido, pero resulta que todas las fotos que habían
tomado estaban ahí.
Ni modo.
Hicimos nuestra chilangada, dimos vuelta como pudimos, y regresamos
por su teléfono.
El Ranchón. |
Por supuesto pasamos de nuevo por
la tormenta, recuperamos el teléfono y re emprendimos el viaje y… pasamos por
tercera vez el multicitado aguacero.
Tres veces la misma tormenta.
Total, casi doscientos kilómetros
extras, y dos horas y media gratis, bueno ni tanto, hubo que pagar la gasolina.
Y todo para descubrir que Marco
–días antes- había perdido la tarjeta de memoria de su teléfono y con ella, las
famosas fotos.
De nuevo Marco se salvó de ser fulminado con
el poder de la mirada de Leti.
Esa fue la diferencia entre
llegar a Matanzas a las siete y llegar a
Matanzas a las nueve y media de la noche.
Bárbara Vasallo y
Victor nos esperaban desde hacía
más de dos horas, les había alcanzado el anochecer y la tormenta.
-Ven para acá Lupe, que te voy a
cortar la trenza.
Esas fueron las palabras de
bienvenida a Matanzas.
Le explicamos la Marco-razón de
la tardanza, todo aclarado, el que corre riesgos ahora es nuestro amiguito.
Vías del tren en Santa Clara. |
11 comentarios:
Jajaja, menudo peludo de regalo Marco, jajaja, y encima para no tener las fotos.
No cualquiera atraviesa 3 veces la misma tormenta...
Me debo Santa Clara.... Pero no sé si lograré.
Espero x el relato Barbarita's country.
Fata pato, si, Marco está muy peludo.
El relato de Matanzas ya viene, ya viene.
Caaaalma.
Es hermoso Santa Clara..fueron a conocer la escultura del Che con niño? está llena de simbolismos. El complejo del tren blindado está lleno de historia, yo tuve el privilegio de conocerla con el relato de Arístides Rondon Velazques un villaclareño histoirador genial, que nos contó muchas cosas. Me encanta el viaje que hicieron!! voy por Matanzas
Es hermoso Santa Clara..fueron a conocer la escultura del Che con niño? está llena de simbolismos. El complejo del tren blindado está lleno de historia, yo tuve el privilegio de conocerla con el relato de Arístides Rondon Velazques un villaclareño histoirador genial, que nos contó muchas cosas. Me encanta el viaje que hicieron!! voy por Matanzas
¡Hola fata Tucu!
No conocimos la estatua, nos queda pendiente para la próxima visita.
Eso sí, quizá iremos con Leti, pero lo que es Marco...
Lo vamos a pensar.
Y cuando vengan a Argentina, tienen q ir a Alta Gracia en Córdoba para conocer la casa de niño, hasta adolescente del Che.
Allí tienen q ver la estatua muy buena y simpática del Che niño sentado en la baranda del alero de su casa.
Después veo si la subo a la nube, para poder enlazarla aquí, la foto del Che niño
Gracias mi linda Pato.
Jajajaja... lo siento, pero aunque me encantó el relato de la visita a Santa Clara, debo confesar que me tenías colgada del techo con la expectativa del famoso desastre. No me aterré única y exclusivamente porque sé que volvieron enter@s de Cuba.
Sí que sabes asustar, tú.
Y sigo viajando con ustedes... me debo todo esto...
Mi linda Fata Mariluz, te mando un beso.
La verdad me divertí mucho al escribir esta parte del diario.
Te mando un beso.
No le llego al precio a IdM, pero dijo que pronto retornaría.
Eso sí es de temer.
👏🏻
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