16 de abril.
Los Mogotes. |
Nos despertamos temprano, a las
seis ya estaba Jóse esperando para salir a la Villa Panamericana pues de ahí
salen los camiones de turismo a las provincias cercanas.
La salida estaba marcada a las
siete, pero el transporte llegó hasta a las ocho y diez, pidieron muchas disculpas, nos dieron
tres explicaciones y salimos al fin.
Pasamos por otros dos puntos para
que subieran otros pasajeros, ya con la gente arriba salimos rumbo a Pinar del
Río, a la región de Viñales.
Por el camino nos iban mostrando
las presas, los criaderos de pescado, los campos de cultivo, las casas de los
guajiros, el lugar donde maduran la hoja de tabaco, en fin, mucho campo.
El primer lugar donde paramos se
llama “las panzonas” así llaman a las palmeras que se ensanchan a media altura,
dando la impresión que están embarazadas.
Palmeras panzonas. |
Luego subimos por una carretera
que tiene algunas curvas, la gente de la Habana no está habituada a este tipo
de recorridos y estaban algo alterados por el continuo ir y venir de la
carretera.
Desde el camión vimos el valle de
Viñales, lugar hermoso.
Llegamos al mirador, desde donde
se ve en todo su esplendor “Los Mogotes”
que son cerros muy altos y escarpados, tupidos de vegetación, me recuerdan algo
a Malinalco, pero estos son de origen calcáreo, todo este territorio es
kárstico.
Los Mogotes. |
Tras un breve descanso, seguimos
el camino hasta La Cueva del Indio, enclavado en los propios mogotes,
almorzamos y procedimos a entrar.
Listos para entrar a la cueva. |
Se accede por una entrada de
regular tamaño, esta nos da acceso a algunas galerías estrechas pero altas,
hasta que se llega al “telescopio”, se trata de una restricción donde hay que
pasar agachado.
Me acordé de nuestro GRAN amigo
Fer Álvarez, seguro que no pasaba por aquí.
Lupita en La Cueva del Indio. |
Este paso nos lleva a otras
galerías más o menos grandes, hay que anotar que todo el trayecto está
trabajado para mayor comodidad del visitante, tiene perfectamente delimitado
los accesos, los lugares prohibidos y en todo el recorrido hay luz artificial y
piso firme.
Al final se llega a un río
subterráneo, nos montamos en una lancha e inició el recorrido.
Leti y Marco en la Cueva del Indio. |
Nos adentramos algo río arriba,
no mucho, esa parte fue rápida, de regreso el guía nos indicaba las principales
formaciones y su interpretación de las mismas, así vimos “El Pez”, “La
Culebra”, “El Caballito de Mar”, “Las Tres Carabelas”, “La Calavera”, “El
Perfil del Indio”, “El secadero de Tabaco”… en fin, muchas formaciones
naturales con imágenes que nos evocan aquellas figuras.
Salida de la cueva. |
Salimos a la boca del río, es muy
hermoso, descendimos de la lancha y seguimos nuestro recorrido.
El siguiente punto fue “El Mural
de la Prehistoria”, no sabía bien que pensar de lo que iba a ver ahí.
Encontramos que es un mural
gigantesco, uno de los más grandes del mundo, tiene imágenes que van desde los
trilobites, pasan por los grandes saurios, la mega fauna y el hombre moderno,
bueno la familia.
Mural de la Prehistoria. |
Está pintado directamente en la
roca, no me imagino el tremendo trabajo que pasaron para realizar este
monumental mural, me parece que fue hecho hacia 1957, luego reviso, por un
investigador-pintor de apellido Nuñes, que entre otras cosas, fue alumno de
Diego Rivera.
Detalle del mural |
Lupita en El Mural de la Prehistoria. |
Después de un rato abordamos el camión, regresamos un rato al mirador de Los Mogotes, tomamos unas piñas
coladas y emprendimos el viaje de regreso.
Lupita en el mirados de Los Mogotes. |
Tengo que contar que Leti padeció
durante todo el tiempo que estuvo en Cuba de una tremenda tos que no la dejó en
paz y también padeció a Marco en algunos momentos. Uno de esos momentos fue
durante el regreso de Viñales. Leti dormía un poco, pues aquella tos no la
dejaba ni siquiera descansar durante las noches, justo cuando descansaba Marco le cantó al oído no sé qué
espantosa versión de una espantosa canción.
La mirada de Leti fue épica, no
lo fulminó en ese instante porque no tenía energía suficiente para sacar rayos
por los ojos. Marco se salvó de milagro.
Ya para la tarde llegamos
cansados y contentos a La Habana, el viaje resultó una maravilla.
2 comentarios:
No imaginaba que existía eso tan cerca de La Habana... ¡Gracias por seguir llevándome con ustedes!!!! :)
👏🏻
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