Hace cosa de un par de semanas
tuve la increíble oportunidad de asistir a un gran fotógrafo (Marco A. Pacheco)
en un trabajo para el Parque museo de La Venta, ubicado en Villahermosa,
Tabasco.
Este es el diario que escribí
durante el viaje.
He querido también rendir homenaje al poeta Carlos Pellicer, creador de
este magnífico parque.
9 de enero.
“Ser flor es un poco de colores con brisa;
la vida de una flor cabe en una sonrisa”
No me queda otro remedio que no
ser cobarde.
Así que tarde, pero ya inicio lo
que tendría que haber empezado ayer, el diario de viaje.
Bueno, vamos allá.
Ayer 9 de enero pasó Marco por mi
a casa de mi madre, sería a eso de las 9:00 o 9:30, de ahí pasamos por Toño,
hijo de Marco e iniciamos el viaje a Tabasco.
El viaje es largo, serán
normalmente unas diez horas si es de un tirón, por supuesto cada parada suma
tiempos, pero nada serio.
El problema vino cuando
equivocamos el camino, cosa que fue muy sencilla ya que la señalización es
bastante deficiente.
El caso fue que, en una de esas,
vi alguna desviación en la carretera que no tenía yo en la memoria, así que
consulté el mapa y vi con sorpresa que nos habíamos desviado bastante.
Corregimos el rumbo, pero el
costo en tiempos de viaje se nos fue de las manos.
Conocimos lugares que no están en
la ruta normal, pero pude tomar algunas fotos interesantes.
Llegamos a Villahermosa ya con la
noche cerrada, nos apersonamos en la casa de huéspedes y salimos a hacer las
compras con nulo éxito, ya que en Villahermosa cierran todo a las nueve de la
noche y llegamos media hora después.
Cenamos tacos y nos fuimos a
dormir.
Villahermosa es la ciudad natal de Carlos Pellicer, poeta, diplomático,
profesor y museógrafo entre otras muchas actividades que desarrolló durante su
vida.
Nació en 1899, estudió en la Escuela Nacional Preparatoria y fue un
entusiasta arqueólogo protector del acervo olmeca.
El Parque Museo de La Venta es su idea, un lugar donde poder proteger
no solo las piezas, sino también la flora y la fauna del lugar.
10 de enero.
“Hoy que he vuelto
los dos hemos callado”
Amanecimos con la noticia que en
el Parque Museo nos esperan hasta mañana lunes, así que las piezas no están
preparadas, colocadas y listas para ser fotografiadas, pero nos citaron a las
diez de la mañana para una visita previa.
Así lo hicimos y nos dieron una
visita extraordinaria, la actitud es muy buena y son tremendamente amables.
Mañana lunes iniciamos el trabajo
formal.
Salimos a eso de la una de la
tarde, Marco aprovechó para volar el dron, luego fuimos al centro de
Villahermosa, vimos por ahí al doble de Chico Che, pero no nos saludó.
Tomé una bebida llamada Pozol,
hecha a base de maíz y cacao, es muy refrescante y sabrosa.
Regresamos a la casa de
huéspedes, antes pasamos ahora sí a comprar la despensa.
Cenamos pizza.
Parque Museo La Venta |
Sería por el año 1974 que visité este lugar fantástico en compañía de
mis abuelos, la mirada sorprendida que me arrancó este lugar se repitió, sigue
siendo un lugar lleno de magia.
Mudo, reviví los lugares que hace tantos años caminé.
Carlos Pellicer fundó el parque el cuatro de marzo de 1958, su idea
original fue la que conocí entonces.
11 de enero.
“Era mi corazón piedra de rio
que sin saber por qué daba remanso,
era el niño del agua, era el descanso
de hojas y nubes y brillante frio”
Día de rudeza innecesaria.
Iniciamos temprano, desayunamos a
eso de las 6:00 am y muy poco después de las siete ya estábamos en el Parque.
Directo a las piezas.
La energía y velocidad con que
acometimos era asombrosa, en muy poco tiempo ya teníamos 4 piezas
fotografiadas, eso nos llenó de contento y ganas de seguir en el trabajo.
Y empezó el calor.
Tremendo, abrumador,
desquiciante.
Marco me pidió hacer una serie de
fotos para hacer una maqueta de 360 grados, esto es, en otras palabras, que
había que tomar unas 60 fotos desde distintos ángulos a la misma pieza.
Yo sudaba la gota gorda, no por
la responsabilidad de las tomas sino por el tremendo calor, o bueno, la humedad
que me traía de un ala.
Una de las arqueólogas que nos
acompañaba se apiadó de mí y me obsequió un pozol sin azúcar.
Delicioso, refrescante.
Ya luego el arqueólogo jefe, me
dijo que teníamos mucha suerte pues el clima estaba “fresquito”
Terminamos la sesión a eso de las
dos de la tarde, yo particularmente estoy fulminado, al final fueron 13 piezas
las fotografiadas.
No estoy seguro de qué vamos a cenar,
o si vamos a cenar, pero seguro me voy a dormir muy temprano.
Carlos Pellicer tendría unos once años cuando estalló la Revolución
Mexicana, pocos años después era ya secretario particular de José Vasconcelos.
En 1929 Vasconcelos se postuló para la presidencia en unas elecciones
que –digamos- ganó Plutarco Elías Calles.
Calles nunca le perdonó a Pellicer haber apoyado a su enemigo político,
lo mandó arrestar y ordenó su fusilamiento, que resultó ser fingido, fue una
suerte de advertencia para que no se equivocara de nuevo al elegir a sus “amigos”.
12 de enero.
“La piedra que tocó la noche antigua
de las memorias inolvidables
está asaltada por la selva,
a los lados, adentro, por encima;
la impaciencia implacable que se pudre
pero retoña y sigue retoñando.
Lo que fue población de jeroglíficos,
pavorosamente vacío.
Muertos los constructores
recuperó la selva sus espacios,
izando su victoria sobre las ruinas”
Son las 5:30 de la tarde, ya
estamos en el lugar donde nos hospedamos.
Amaneció lloviendo, de hecho
llovió toda la noche, las piezas están mojadas y no para el agua.
No podemos ir al parque.
Tras algunas llamadas y arreglos
se consiguió el permiso para ir al Museo Carlos Pellicer para fotografiar in
situ algunas piezas que tienen ahí resguardadas.
El museo está cerrado al público,
así que fue para nosotros solos y nos pudimos mover a nuestras anchas entre
piezas milenarias, piezas llenas de magia, historia, misterio y origen, siempre
bajo la mirada atenta de los arqueólogos.
Son piezas hechas de música que
aún cantan la melodía del infinito.
¿Qué fue de sus risas y bromas,
de sus dolores y sus dioses?
¿Qué parte de mi sentir les debo?
Sus tumbas yacen vacías, unas
saqueadas, otras olvidadas y las más han entregado a la selva los elementos
primigenios de aquellas personas muertas hace ya tantos siglos.
Perdón, ya me fui por las ramas.
Regresamos al parque para ver en
qué estado están las piezas, la lluvia no ha sido lo suficientemente fuerte
como para mojarlas completas, se nota mucho la diferencia entre seco y mojado.
Pellicer llegó a ser parte del cuerpo diplomático mexicano, y en tal carácter
viajó a varios países, Colombia, Venezuela, Argentina y Brasil fueron algunos
de los destinos que visitó, además del continente europeo.
De sus viajes conoció y admiro para siempre la figura de Simón Bolívar
y sobre todo el sueño de tener una Latinoamérica unida.
“La patria es continentalizable.
El mundo es una pobre cosa
llena de gustos yanquis y consideraciones.
Más desde el aeroplano se medita en la gloria
de unir banderas y cantar canciones”
13 de enero
“La noche en lluvia y batracio
retiñe el nocturno verde
y al otro día se muerde
verde el verde espacio”
Despertamos algo más tarde, ha
llovido toda la noche y aun no para.
A eso de la ocho de la mañana
escampó, así que salimos con la loca esperanza que no lloviera de nuevo y que
hubiese sido suficiente para empapar por completo las piezas.
Vimos que en cámara se compensa
muy bien si la pieza está completamente seca o mojada, pero se nota mucho cuando
no es así.
No fue un mal día, al contrario,
ha sido la vez que más avanzamos.
Nos faltan 18 piezas, algunas de
ellas se tienen a resguardo en una bodega.
La lluvia, una brizna apenas, nos
alcanzó por la tarde, así que nos vimos obligados a parar.
Fuimos a comer a un restaurant
llamado “El Puchero” cerca del museo Carlos Pellicer, yo pedí un plato de Ropa
Vieja, no estaba nada mal, muy rico, pero no es el que más me ha gustado.
Dejó de llover y volamos el dron
hasta que nos alcanzó de nuevo la lluvia.
Regresamos a la casa de
huéspedes, a recargar baterías, preparar el equipo y descansar mucho.
Cenamos sándwiches y me fui a
dormir de inmediato.
Pellicer supo de la construcción de un nuevo museo que daría espacio al
acervo de piezas olmecas y mayas que se habían colectado con el tiempo, la
antigua sede no ofrecía el espacio ideal, la luz ni el lugar de estudio que
requería una colección tan importante.
El actual museo ofrece espacios muy generosos, muy buena museografía y
la exhibición de piezas muy hermosas e importantes, tanto de la cultura olmeca
como de la maya.
14 de enero.
“Estar árbol es a veces quedarse
mirando (sin dejar de crecer) el
agua humanidad y llenarse de
pájaros para poder, cantando,
reflejar en las ondas quietas y soledad”
Llovió toda la noche, esperamos
encontrar las piezas bien mojadas y parejas.
Al llegar al parque nos pidieron fotografiar
algo de la flora y fauna del lugar, así que la primera parte fue en ese
sentido.
Hoy tocó fotografiar las piezas
que están en la bodega, son piezas pequeñas y delicadas, de relativamente poco
peso y que es fácil dañar, de ahí que esté a buen resguardo.
También fotografiamos algunas
réplicas, así que dimos un gran avance.
Nos quedan pendientes ocho piezas,
solo ocho.
Quisimos avanzar con ellas, pero
están muy manchadas por el agua, así que vamos a esperar a mañana a ver si se
secan o llueve lo suficiente para tenerlas parejas.
Pronostican para mañana la
entrada de un “norte” a eso del mediodía, esto significa al menos tres días de
lluvia, así que el plan es llegar muy temprano y avanzar directo a las piezas
para poder dar fin a la aventura fotográfica.
Uno de las sorpresas que me asombraron de niño fueron las huellas en el
piso, con estas improntas se marca el sentido del sendero para no perder de
vista alguna de las piezas, es como si uno caminara por un antiguo códice.
Me he reencontrado con aquellas huellas y ahora sé que pertenecen al
pie de Pellicer, él mismo se hizo un molde y marco la ruta del museo.
Tenía un pie muy pequeño y muy grandes ideas.
15 de enero.
“¡Y bien! ¿Que nadie vive aquí?
Entonces ¿Quién riega las
macetas, quién lava los corredores,
¿Quién barre el patio?”
Se espera la llegada del “norte”
a eso de las doce, nuestra ventana de trabajo es muy reducida y hay que
aprovechar todo el tiempo disponible.
A las 7:30 am ya estábamos en el
parque.
Fuimos directo a las piezas, pero
siguen manchadas por el agua, la opción que tenemos es mojarlas completas, así
que con la ayuda del personal del parque y la mirada atenta de los arqueólogos
se han mojado completamente, dejamos que se secaran un poco para evitar brillos
y nos pusimos a trabajar como si no hubiese un mañana, y no lo había.
Teníamos encima tres días de
lluvia, tres días que no hubiésemos tenido ora actividad que mirarnos a la cara
el uno al otro.
A las diez de la mañana habíamos
concluido el trabajo en el parque.
Recogimos el equipo, guardamos
todo.
Nos despedimos del personal del
parque que nos ha acompañado y ayudado en todo momento, gente amable y
entusiasta a la que le debemos mucho.
En una carrera fui al monumento
77 llamado “El Gobernante”, me he despedido con él y le he dado las gracias.
El gobernante |
Nos queda pendiente parte de una
pieza del museo Carlos Pellicer, esta pieza está expuesta muy cerca de la pared
y no nos fue posible fotografiar la parte trasera, y ahora nos avisan que se ha
movido para poder terminarla.
Fuimos para allá, antes de
acometer la pieza faltante repetimos la toma de la ofrenda masiva pues a Marco
no le había convencido las primeras tomas, luego fuimos a las últimas tomas de
la pieza que habían movido.
Y de pronto, como una hoja que
cae de un árbol, como una gota de lluvia que termina su carrera en la fértil
tierra, habíamos terminado, la última foto se había tomado.
Regresamos a la casa de
huéspedes, guardamos todo y brindamos por el trabajo terminado y la amistad.
Dormí como un bendito.
El personal del parque museo fue fundamental para el trabajo realizado,
siempre atentos, siempre dispuestos al trabajo, así tuviesen que salir
corriendo por una extensión, detener una lámpara, hacer a un lado las ramas, en
fin, fueron parte fundamental del equipo y sin su valiosa cooperación
estaríamos allá atorados con el trabajo inconcluso.
Son orgullosos protectores de nuestra historia y yo les rindo tributo y
agradecimiento por eso.
16 de enero.
“En este bosque en que los árboles
tienen historia
Y se acompañan espaciosos
a tiempo luz, a tiempos sombra,
saqueo al aire los flautines
en que los pájaros devoran
la soledad húmeda y viva
de la raíz y la memoria”
Amaneció lloviendo, pero ya no
hay prisa, teníamos todo el tiempo para esperar que parara un poco la lluvia,
cargar la camioneta e iniciar el retorno.
En un momento que escampó,
montamos todo en tiempo record y salimos.
Nos ha llovido todo el camino.
Paramos algunas veces para
descansar y comer, y seguimos por un camino que a veces parecía interminable.
Salimos de Villahermosa a las
10:30 de la mañana, llegué a casa a la 1:30 de la madrugada del domingo.
Agotado, feliz.
En casa de nuevo.
Descansé todo el día.
Carlos Pellicer Cámara falleció el 16 de febrero de 1977, de los muchos
trabajos que realizó están las museografías del parque museo de La Venta, el museo
Frida Kahlo y el Anahuacalli.
El museo Frida Kahlo ha cambiado su museografía y nada queda del trabajo
de Pellicer, El Anahuacalli también ha tenido cambios, pero muchos menos.
El que casi se conserva igual es el Parque Museo de La Venta, que si
bien también ha tenido cambios, conserva la idea original del poeta, tener un lugar
digno donde Flora, fauna e historia convivan y brinden al visitante la
atmósfera primigenia que los antiguos olmecas vivían día a día.
“El sembrador sembró la aurora,
su brazo abarca el mar.
en su mirada las montañas
podrían entrar”
Carlos Pellicer Cámara (1899-1977)